Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró romance Capítulo 55

―¿Sabes tú que nuestros padres pueden castigarnos aún estando a miles de kilómetros? ―Lo miró furioso. ―Mamá dijo que debías controlarte, Tahiel, ¿Golpear a un chico más grande que tú solo por qué hizo algo que a Valentina no le gustó? ¡Ella te ha dicho que puede defenderse sola! ¡No olvides tu edad, son nueve años! ―Lo empujó con fuerza. ―¿Acaso piensas en la posición de nuestros padres? ¿Desde cuándo eres tú el que pierde los estribos? ¡Me has hecho hablar demasiado! ―Tahiel apretó la mandíbula con fuerza, sabe que cometió un grave error, pero eso no dependió de él, ver a su destinada siendo acosada por otro niño, lo hizo actuar.

―Lo siento. ―Susurró sabiendo que su hermano tenía toda la razón.

―Eso no basta, Tahiel. ―Lo miró a los ojos. ―¿Con qué cara mirarás a mamá cuando el señor Andrés la llame? ¿Crees que es justo para nuestros padres estar preocupándose por nosotros cuando tienen tanto en que pensar?

―Vale, está bien, lo he arruinado, ¿Puedes dejar de gritarme?

―¡Por supuesto que no! ―Lo miró con severidad. ―Tres semanas, Tahiel, tres semanas en las que nuestro padre ha intentado mantener a mamá animada para continuar la búsqueda, ¿Qué crees lo que deseará mamá cuando la llamen y le digan que estás fuera de control? ―Lo miró a los ojos. ―Debes alejarte de Valentina, hablaremos con nuestros padres y haremos que nuestro hermano mayor venga por ti. Es lo mejor.

―¿Te golpeaste la cabeza al separar la pelea? ―Lo miró con burla. ―Yo no me iré de aquí, estás loco.

―Lo harás, no necesito que pierdas el control siempre que se te da la gana, ¿Qué sigue? ¿Usar tu poder porque no puedes dominarte? Está fuera de discusión. ―Al escuchar la puerta del director abrirse, ambos callaron.

―Niños. ―Andrés los miró con los labios apretados, no sabe si reír o llorar. ―Su padre me arrancará la cabeza de un puñetazo. ―Recordó lo enorme e intimidante que es. ―¿Qué sucedió? ―Se sentó en medio de los dos. ―Vamos, pueden confiar en mí. ―Tahiel resopló.

―Un chico estaba molestando a Valentina y no me gustó. ―Andrés alzó la ceja. ―No le dije nada al principal para que ella no estuviera en problemas, pero ahora resulta que está enojada conmigo por darle su merecido a ese chico. ―Andrés sonrió, siempre deseó a alguien para que cuidara siempre de su Valentina y sin más ahora tiene un defensor de su niña.

―Vale, no todo lo podemos resolver a los golpes. ―Resopló poniéndose en pie. ―No me gustaría hacerlo, sé que sus padres tienen mucho en la cabeza, pero debo llamarlos y ponerlos al corriente, ¿Vale? ―Los trillizos lo aceptaron, por supuesto que sus padres debían estar al tanto de todo.

―Hola. ―Huilén sonrió. ―¿Ya podemos irnos? Valentina y yo tendremos noche de chicas. ―Valentina sonrió, pero evitó mirar a Tahiel.

―Bien, ha casa para el viernes de deportes. ―Les guiñó a los trillizos, desde que Huilén vive con ellos, su hija no pasa demasiado tiempo con él y la verdad tener a dos varones en casa es fabuloso, Tanok tiene mucha suerte.

Enola respiró profundamente después de toser hasta el alma, Tanok pacientemente sostuvo el pañuelo cerca de su boca para limpiar la sangre que ella escupía. Al terminar, la ayudó a acostarse para que descansara un poco más.

―Si lo deseas, podemos descansar hoy. ―Enola negó.

―Quiero conocer más Kenia. ―Le sonrió. ―Aquí todo es hermoso y la naturaleza del lugar me refresca el alma. ―Tanok sonrió, ama cuando decide seguir luchando.

―Oh, los niños. ―Corrió para atender la llamada. ―¿Quién diría que estos aparatos infernales y que tanto odio sería lo único que nos mantendrían cerca de nuestros hijos? ―Enola se sentó de inmediato, es su parte favorita del día.

―Mis amores. ―Agrandó la sonrisa, frente a sus hijos aparenta no estar tan mal. ―Oh Dios… solo han sido semanas y ya están mucho más grandes de lo que recuerdo.

―Oh, mamá, nos ves todos los días. ―Tahiel sonrió. ―¿Cómo te sientes? ―Preguntó preocupado.

―Estoy bien, cielo, tu padre lo hace posible. ―Le guiñó. ―¿Cómo están ustedes? ¿Todo bien en el colegio? ¿No le están dando problemas a Andrés? ―Los niños sonrieron, cada día son las mismas preguntas y la misma preocupación.

―Cálmate, mamá. ―Aluhe resopló. ―Todo está bien, lo prometemos. ―Evitó mirar a su hermano, convenció a Andrés para que no le contara nada y ahora sabe que hizo lo correcto, su madre no se ve nada bien. ―¿Todavía no han dado con la Hechicera suprema?

―No. ―Tanok negó. ―Es mucho más difícil de lo que creímos, pero tenemos ayuda de todo el continente africano, así que… ―Se encogió de hombros. ―Es cuestión de tiempo.

―Los extraño tantísimo. ―Enola limpió sus lágrimas. ―Realmente deseo estar junto a ustedes…

―Cuál sea la manera, disfrutaré este viaje contigo, ¿Lo comprendes? No importa que estemos en medio de un rastreo infernal, yo disfrutaré todo a tu lado, sin importarme lo demás. ―Besó sus labios esta vez. ―Por favor, respira, es todo lo que te pido. ―Enola inició a toser justo cuando le diría lo mucho que lo ama y eso la enojó más, ni siquiera puede sostener una conversación larga porque la tos la interrumpe siempre que quiere.

―Gracias. ―Susurró tomando el vaso con agua. ―Jessica ha dicho que el brebaje ya no me puede ayudar más. ―Cerró los ojos por el dolor insoportable en su cuerpo. ―Ella solo puede ayudarme para que el dolor sea más soportable. ―Tanok besó su cabeza, se siente un inútil al no poder encontrar a esa bruja de una buena vez.

―Lo sé, cachorrita. ―Se sentó a su lado. ―Pero ahora hasta ella se ha unido a la búsqueda y estoy seguro de que pronto encontraremos a esa mujer y haremos lo imposible para que te ayude. ―Enola asintió, muere porque llegue ese día y sus problemas se acaben de una vez por todas.

―¿Podemos ir a la piscina? ―Tanok se puso en pie.

―Por supuesto que sí, nena, lo que tú pidas tu hombre lo cumplirá. ―Le guiñó muerto de la risa al verla sonreír de esa manera que tanto le gusta. ―¿Te pondrás el vestido de baño blanco? ―Enola rodó los ojos.

―Cielo, estamos en Kenia… quiero el rojo…

―¡¿El de la tanguita?! ―Gritó escandalizado. ―No, no vas a mostrar lo que es mío, ¿No te das cuenta como esos hombres te miran siempre?

―Tú eres el que sientes que me ven, la verdad te ven a ti y tu grandiosa personalidad de badboy. ―Le guiñó divertida. ―Amor, llamas demasiado la atención, solo mírate; alto, cabellera larga y ese peinado con trenzas, esos músculos bien trabajados, esa cicatriz que te hace ver hermoso y esos ojazos celestes y brillantes… Mmmm. ―Negó con una sonrisa provocativa en sus labios. ―Eres morboso amor, los hombres te miran por envidia y las mujeres por lujuria. ¿No sería yo la que debería estar enojada? ―Tanok mordió sus labios.

―Te hice el amor ayer y debo contenerme porque no estás bien, pero cada vez que me miras de esa manera pierdo el control sin posibilidad a recuperarlo. ―Se echó sobre su mujer. ―¿Aguantarías una follada más?

―Ok… ―Jessica les dio la espalda. ―No debí aparecer tan cerca de ustedes, los veo afuera, tengo noticias. ―Enola se echó a reír, Tanok poco la soporta y ahora con la interrupción lo hará menos.

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