Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró romance Capítulo 58

La mujer de piel oscura, cabello rizado, ojos verdes y sonrisa sensual se centró en Andrés, para Tanok eso fue gracioso, acostumbra a que las mujeres lo noten a él por lo varonil que es. Andrés es un hombre promedio, pelo castaño, piel blanca y no tan atractivo, pero sin duda su personalidad lo es todo.

―Voy al baño, no tardo. ―Le guiñó sabiendo que esa sería una oportunidad para él.

Andrés, poca atención le puso, la mujer que tiene frente a él es una belleza que jamás había visto en todo lo que lleva de vida, ¿Cómo es que Kenia podía tener a mujeres tan hermosas con ese color de piel exótico? ¡Es el cielo para él!

Tanok por su parte se miró al espejo, le resulta difícil estar lejos de su mujer, sabe que ella fingirá lo mejor que pueda y teme a que se esfuerce de más, sin poder quedarse quieto, sacó el móvil del bolsillo de su pantalón y lo miró con el ceño fruncido. ¿Desde cuándo él recurre a ese aparato? Negó con una sonrisa, desde luego se ha acostumbrado más de lo que debería a las cosas humanas.

―Es mejor que me llames para decirme que tardarás más de lo programado. ―Atacó Enola al responder la llamada. ―Amor, estoy bien, los niños se están divirtiendo y… ―La tos la cortó como siempre.

―Aquí está el agua, mami. ―La voz de Huilén se escuchó al fondo.

―Toma el pañuelo. ―Dijo Tahiel más atrás.

―Recuéstate madre. ―También se escuchó a Aluhe.

―Deberíamos apagar el aire. ―Sugirió Valentina un poco más al fondo.

―¿Lo ves? ―Dijo Enola tras recuperar el aire. ―Los chicos lo tienen todo controlado, amor, deberías divertirte, hace mucho que no lo haces. ―Tanok cerró los ojos.

―Bien, llegaré una hora tarde. ―Enola sonrió, ese hombre realmente es testarudo. ―Por favor, no te quedes tan tarde en el sofá, convence a los niños de hacer algo en la habitación, si es posible yo dormiré en una de las habitaciones de invitados, ¿Vale?

―De acuerdo, cielo, por favor… no busques problemas, ¿Estamos? ―Tanok ladeó la sonrisa, con el único que no puede estar sin pelear es Kato y ese hijo de perr4 está muy lejos.

―Te amo. ―Dijo antes de cortar la llamada, ahora debe mentalizarse que quedará solo, no cree a Andrés tan tonto como para desaprovechar una oportunidad como la que se le acaba de presentar.

Tanok vació la vejiga y después se reunió con su amigo y la chica, ambos parecían reír mucho y pasársela bien. Al sentarse, ni siquiera los miró, pero sabiendo que eso era grosero, como dice su mujer, sacó el aire por la boca.

―Amigo. ―Andrés lo cortó antes de que pudiera decir palabra. ―Ella es Kioni, vive cerca. ―Tanok le mostró la copa e hizo un asentimiento, no debe ni quiere tocar a otra mujer.

―Es un placer, Kioni, soy Tanok. ―La chica sonrió con amabilidad.

―El placer es mío. ―Correspondió la presentación. ―¿Y son nuevos por aquí? ―Se interesó.

―Bueno, mi amigo se mudó hace dos meses y yo llegué hoy de visita. ―Respondió Andrés, fascinado por la mujer, tiene una voz melodiosa. ―Los niños tienen vacaciones, así que… ―Se encogió de hombros.

―Es hermoso cuando se viaja con la familia, no hay nada mejor. ―Lo alabó. ―Yo he vivido toda mi vida aquí y creo que jamás conoceré otro sitio que no sea mi hogar. ―Bromeó. ―No es fácil dejarlo todo atrás, ¿Cómo lo hiciste? ―Mostró curiosidad en Tanok.

―Bueno, digamos que me vi un poco forzado, pero me enamoré totalmente del lugar y a mi esposa le fascinó, así que no fue tan difícil. ―Kioni agrandó la sonrisa.

―Espero algún día poder conocer su hogar. ―Se centró esta vez en Andrés. ―Me gustaría quedarme un poco más, pero ya he bebido diez copas y ya debo volver a casa.

―Por favor, deja que nosotros te acerquemos. ―Andrés se puso en pie. ―No es bueno que una chica salga de un bar y tome cualquier taxi, ¿No crees? ―Kioni se mostró algo desconfianza. ―Tranquila, no somos unos secuestradores. ―La calmó. ―Solo soy un buen hombre haciendo lo que me gustaría que hicieran con mi hija, que la cuidaran y más si ha bebido alcohol. ―Kioni mordió sus labios, sin duda esa sería buena idea.

―Se los agradeceré mucho. ―Aceptó. ―Espero no sea un problema, de todas maneras, vivo cerca. ―Tanok le tendió las llaves a Andrés, no le molestará ir de pasajero por una vez.

―No será un problema, lo prometo. ―Los tres salieron del local, nadie estaba más feliz que Tanok, llegará a casa temprano y es justo lo que él deseaba, estar ahí con su mujer e hijos y recuperar un poco del tiempo que estuvieron separados.

Andrés siguió la dirección que Kioni le dio al pie de la letra, lo que para Tanok fue extraño, es la dirección del barrio donde él vive. Al llegar a la casa justo al lado de la suya alzó las cejas, jamás había sentido el olor de esa mujer ¿Y resulta que vive justo al lado de su casa?

―Gracias. ―Respiró hondo. ―Había estado fuera por cinco meses, hoy apenas vengo llegando. ―Tanok lo comprendió todo. ―El trabajo muchas veces es tan demandante que me estresa. ―Bajó del auto.

―¿Sabes tú que seremos vecinos por algunos meses? ―Andrés señaló la casa de Tanok. ―Este mundo es tan pequeño, no puedo creerlo. ―Kioni se mostró sorprendida.

―Vaya, qué coincidencia. ―Andrés agrandó la sonrisa.

―Creo que se podrán conocer más después de todo. ―Tanok le dio una palmada a Andrés. ―Nosotros cuidaremos de Valentina. ―Miró a Kioni. ―Por favor, cuida de él. ―Tras despedirse de ambos, se marchó felizmente a su casa listo para pasar tiempo con su familia.

―¿Es en serio? ―Enola miró a su esposo con gesto duro. ―Se suponía que llegarías más tarde, no más temprano. ―Le reclamó.

―Su lugar está en la manada, junto a tu hermano, quien es el que gobierna ahora. ―Enola negó, su marido es un amargado.

―Hora de irte a la cama, amor. ―Besó a su hija. ―Vamos, ve. ―Huilén se despidió de sus padres y obedeció la orden de su madre. ―¿Por qué te pones tan mal cuando ella te habla de Nahil? Tanok, tú no puedes evitar las cosas…

―¿Por qué ese imbécil? ―Gruñó furioso. ―¿Por qué le diste a mi hija como destinada? ―La miró a los ojos. ―¿No pudiste dejarla sin pareja? ―Enola sonrió.

―Amor, que yo sea la Diosa Luna, no significa que pueda intervenir en el destino de dos personas. ―Se sentó para poder hablar mejor. ―Cuando dos personas están destinadas, es porque se complementan, eres un lobo, lo sabes perfectamente.

―No quiero que mi hija tenga pareja y menos que sea ese verg4 alegre. ―La carcajada de Enola le provocó una tos infernal y malhumor en su alfa. ―No es broma, he visto a ese muchacho romper más corazones que cualquiera, ¿Por qué lo querría yo con mi hija?

―¿No fuiste tú así mismo? ―Lo miró con una ceja enarcada. ―No puedes interferir en el destino, ni tampoco podrás evitar lo que está destinado a ser. ―Tanok ladeó la sonrisa.

―Mi hija no será marcada hasta que cumpla los mil años, justo como su padre. ―Enola entrecerró los ojos.

―Desde que cumple sus dieciocho puede ser marcada sin problemas. ―Le recordó.

―Si ese indecente quiere mi bendición para tirarse a mi hija, debe esperar el tiempo que yo ponga, no está en discusión y no serás tú quien lo ayude a ganarme. ―Enola rodó los ojos.

―No sé si estaré viva para entonces, pero sabes que un lobo cambia totalmente cuando encuentra a su destinada. ―Acarició la mejilla de su amor. ―Por ahora debes estar tranquilo, él no sabe que nuestra hija es su pareja. ―Se acurrucó. ―Gracias por traer a mis bebés… soy muy feliz, cielo, realmente feliz. ―Tanok besó su cabeza.

―¿Pensaste que dejaría a nuestros hijos fueras de esto? ―La miró indignado. ―Dije que mientras esté la búsqueda te haré muy feliz y disfrutaremos todo lo que podamos, eso no podría ser sin nuestros bebés.

―También falta Kunak, no solo los niños lo extrañan. ―Tanok suspiró, él también extraña a su hijo y nieto.

―Cuando estés sana, iremos a visitarlos, lo prometo. ―Enola lo miró.

―Si llego a salvarme, ¿Podríamos vivir para siempre aquí en el mundo humano? ―Tanok no la comprendió. ―Todos nuestros problemas iniciaron cuando me llevaste al mundo sobrenatural, ¿No crees que de habernos quedado en el mundo humano hubiera sido distinto? ―Tanok no lo había considerado.

―Bien, estoy dispuesto a vivir entre humanos el resto de mi vida, quiero que seas realmente feliz. ―Besó sus labios. ―Tan feliz que no recuerdes cuanto has llorado. ―Enola se sintió en paz, algo en ella se siente bien y de morir lo haría sin arrepentimientos ni reproches.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró