Un hombre fértil
Hope se dejó caer sobre la cama, estaba cansada, un poco fastidiada por la actitud de David Gutiérrez, pero en el fondo esperaba que a la mañana siguiente él firmara con ellos. Ella necesitaba tener ese contrato en sus manos para demostrarle a Blake que era igual o más capaz que él de dirigir H&B, la empresa que había sido de su familia desde hace varios años y que le costó sudor y sangre a su abuelo levantar desde sus cimientos.
Hope dejó escapar un ligero suspiro.
Cuando se casó con Blake nunca pensó que ellos terminarían siendo enemigos, jamás imaginó que Blake la traicionaría haciéndose una vasectomía antes de la boda. ¿En qué había estado pensando en ese entonces el tipo? Si la amaba tanto como decía ¿Por qué no fue sincero con ella? Y lo peor de todo fue no darle el beneficio de la duda, fue haberla culpado de traición, de haber despreciado a su hijo sin siquiera miramiento.
La muchacha cubrió su rostro con las manos, volver a vivir en la misma ciudad que Blake no era fácil, tener que verle la cara y pensar en todo lo que perdió por amarlo.
—No, no perdiste nada, Hope, no perdiste lo que evidentemente nunca tuviste. Si Blake te hubiese amado, aunque fuese un poquito, jamás te hubiese engañado —se dijo.
No tenía caso pensar en lo que fue y pudo ser su vida al lado de Blake y Matthew, ahora eran solamente madre e hijo contra el mundo.
Tenía que salir adelante por Matthew y no para demostrarle nada a Blake, él se había convertido en un cero a la izquierda.
«Repítelo hasta que te lo creas, Hope, el lazo que les une es inquebrantable. No se puede cortar con tijeras, por mucho que él reniegue de su paternidad, por mucho que desees que no sea el padre de Matt, siguen unidos en él», le susurró su conciencia.
Hope cerró los ojos y dejó de pensar en su ex, era mejor descansar y prepararse para la llegada de un nuevo día, de una nueva oportunidad…
A la mañana siguiente, Hope se reunió con David Gutiérrez en su oficina, la mujer esperaba que él continuara con sus intenciones de conquista, se había preparado para eso, sin embargo, el hombre la sorprendió al mostrarse muy serio y formal.
—¿Todo bien, señor Gutiérrez? —preguntó sin poder evitarlo.
—Todo bien, señora Cameron.
Hope asintió no muy convencida, pero sí el hombre decía que todo iba bien, ¿Por qué iba a contradecirlo?
—¿Firmamos? —preguntó esperanzada.
—Tengo que ser un tonto para no hacerlo, su propuesta ha sido completa, no hay margen de error ni huecos vacíos. Me gusta —dijo el hombre.
Hope sonrió con discreción, aunque en el fondo estaba más que complacida por lograr aquella firma, su lugar en la presidencia de H&B no sería cuestionada por ningún miembro de la empresa y menos por Blake Cameron, ella podría dirigir el negocio como mejor se le diera.
—Es un honor hacer negocios con usted, señor Gutiérrez —dijo Hope mientras extendía su mano para cerrar el pacto.
Minutos más tarde los abogados se reunieron, James se reunió con ella mientras David los miraba con sumo interés.
El hombre se despidió de ellos media hora más tarde.
—Vaya que es un hueso duro de roer —soltó James sentándose delante de Hope.
—Ni tanto, ayer estaba renuente a aceptar el contrato, creo que hasta arrepentido de no haber firmado con mi padre.
—El presupuesto que tu padre presentó era más que favorable para Gutiérrez, me sorprende que, aun así, lo considerara una mala opción y ahora decide firmar contigo, ¿siendo que los costos son más elevados que con tu padre?
—No lo sé.
—¿Debería meter mis narices en el departamento financiero? —preguntó James con tono serio.
Hope lo miró.
—¿Qué pasa?
—Me parece que hay algo que no me cuadra, ¿Por qué harían un presupuesto favorable al cliente y no a la empresa? Pero me parece más interesante saber por qué Gutiérrez aceptó ahora y no antes.
Hope lo pensó por un momento, sin embargo, no podía darle una explicación a James.
—¿Puedes enviarme al área financiera? —preguntó James.
—Claro que puedo hacerlo —dijo Hope.
—Perfecto, veremos qué es lo que hay ahí, que no termina de convencerme.
Hope asintió, confiaba en el sexto sentido de James, si él pensaba que había algo que tenía que ser descubierto, le ayudaría a hacerlo de manera discreta.
Mientras tanto, en el estacionamiento de H&B, Chelsea miró con el ceño fruncido el auto estacionado a pocos metros del suyo.
La mujer caminó con decisión, ella podía jurar que lo había visto antes, aunque no recordaba exactamente donde…
—Buenas tardes —dijo con sequedad.
El hombre la miró por unos breves segundos antes de apartar la mirada.
—¿Me estás siguiendo? —preguntó.
El hombre dejó escapar una carcajada de burla.
—Eso quisieras, muñeca, pero lamento romper tu corazón, no estoy siguiéndote —respondió con un poco de presunción.
—Si no es a mí, quizá sea a ¿Hope Morgan? —cuestionó.
Larry tragó en seco.
—Debes estar equivocada, muñeca.
—Soy Chelsea, la mujer amiga de Hope, y no soy tu muñeca, cariño —espetó molesta.
Larry maldijo.
—Lo que sea, no estoy siguiendo a nadie —refutó para salir librado.
—Te vi ayer en el restaurante donde Hope estuvo reuniéndose con un cliente y por tu facha debes pertenecer a la familia Cameron —soltó.
Larry la miró con ojos desorbitados.
¿Su facha?
—¿Perdón?
—Ningún otro Cameron tiene cabida en la vida de Hope, excepto Matthew, porque la sangre no se puede drenar.
Larry miró a Chelsea.
—Será mejor que te marches y no molestes a Hope, si eres un espía de del miserable de Blake, será mejor que corras mientras puedas, porque te aseguro que Hope y Matthew no están solos —le advirtió antes de girar sobre sus pies y marcharse tal como llegó.
—Ni siquiera la has visto —se quejó.
No, Blake no había visto a su madre y no porque no le interesaba, sino porque su madre estaba furiosa con él por la ruptura con Hope. Tessa lo responsabilizó siempre por la terminación del matrimonio y él se defendió contra viento y marea, ahora no tenía cara para decirle a su madre que existía la posibilidad de haberse equivocado y que Ella y Hope tenían razón.
Blake se fijó con discreción en la hora de su reloj, cerró los ojos.
«No hay plazo que no se cumpla», pensó.
—Tengo que irme —dijo.
—Iré contigo, Blake —se ofreció Diego al notar la palidez en el rostro de su amigo.
—Pero mi madre.
—Has hecho la transferencia del pago, he enviado a Kelly el comprobante, ella se hará cargo de todo lo demás.
Blake asintió, subió al lado del copiloto y dejó que Diego lo llevara de vuelta a la clínica. El hombre no sabía que sentir con cada kilómetro recorrido, sentía una fuerte opresión en el pecho y cuando caminó por el pasillo de la clínica empezó a sentir que el aire le faltaba.
—¿Estás bien? —preguntó Diego.
—Lo estoy —mintió.
—Te estaré esperando aquí —indicó Diego.
Blake asintió y entró a la clínica del urólogo.
—Señor Cameron, tengo sus resultados —dijo el hombre abriendo el sobre.
Blake espero y fueron los segundo más largos de toda su vida…
—¿Doctor? —preguntó ante el silencio del galeno.
—No sé si esto sea bueno o malo para usted, señor Cameron —hizo una pausa que Blake no deseaba.
—¿Cuál es el resultado? —urgió.
—El recuento de espermas debería estar en cero, sin embargo, el seminograma muestra todo lo contrario, hay una movilidad tipo A.
—Eso qué significa.
—Que hay espermatozoides con movilidad rápida y rectilínea, en pocas palabras es usted un hombre fértil, muy capaz de embarazar a una mujer.
«Muy capaz de embarazar a una mujer»
Aquellas palabras golpearon a Blake con la fuerza de un tanque de guerra que lo envió directo al infierno, el magnate ya no fue capaz de escuchar la explicación del urólogo.
«Muy capaz de embarazar a una mujer»
«En pocas palabras es usted un hombre fértil» …
«Un hombre fértil» …
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