Nick
Conduzco a casa de Malibu donde vive mi madre, hoy es su cumpleaños y sin importar la relación que tenemos, creo que debo pasar tiempo con ella, cambió desde que perdimos a mi padre cuando dejamos de ser la familia que éramos.
—Hijo, por fin llegas —mi madre está en la entrada esperándonos, le entrego mi llave al mayordomo para que se encargue de llevar mi auto al garaje, después de que abre la puerta para que Barbara salga del vehículo.
—Puedes traer los paquetes cuando guardes el auto, gracias —le dice Barbie señalando los paquetes que ha traído para mi madre.
—Sí, señora —asiente y se aleja.
—Hola, mamá —me acerco y ella me abraza.
—Barbie, cariño, pero que bella estas, me encanta tu vestido —hace que de una vuelta en el lugar.
—Es Balenciaga, lo compré esta semana en Italia, te traje regalos —justo el mayordomo regresa con las bolsas.
—Linda, no debiste molestarte —mi madre toma los paquetes y se lo entrega a una de las chicas que trabaja en la casa.
—No es molestia, Grace, sé cuánto te gusta la moda, tanto como a mí, ahora vamos, debes prepararte para esta noche, estarás bellísima —juntas caminan para entrar a la casa.
—Qué bueno que llegaste, no iba a soportar tanto tiempo a estas gallinas —Caitlyn, mi hermana, besa mi mejilla.
—¿Cómo va todo? —cuestiono y ella hace una mueca—, he estado mejor —solo quiero salir de a aquí a buscar el próximo vuelo de regreso a mis vacaciones, tomar fotos, vivir, antes de tener que decidir qué haré con mi futuro, por Dios, ¿no solo puedo viajar por lo que me queda de vida? —Cuestiona mirándome.
—Podrías, solo que mi madre no estaría feliz —digo recordando que mi madre quiere que estudie algo que tenga que ver con medicina; sin embargo, mi hermana se niega y ha decidido ser libre por un tiempo, como ella misma lo dice.
—Mi madre nunca está feliz con nada, o bueno cuando ve a sus amigas las cacatúas —pone los ojos en blanco y logra hacerme sonreír, Caty es muy expresiva.
—¿Dónde está el fuck boy? —Mira a todos lados—, creí que te acompañaría, siempre está a tu lado —afirma buscando a Will.
—Logró librarse de esto, mintió diciéndole a mi madre que estaba enfermo —digo y ella entrecierra los ojos.
—Maldición, qué suerte tiene —dice llevando una bebida rosa a sus labios, el cual arrebato de su mano antes de que llegue a su boca.
Percibo el aroma y me doy cuenta de que tiene alcohol.
—No vas a tomar —digo bebiendo el contenido —, aún no tienes la edad suficiente, pequeña parlanchina.
—¿Qué m****a Nick?, estás más malhumorado que de costumbre, pronto te convertirás en mi abuelo, te lo juro, además quiero tomar un poco para pasar este mal rato —expone su labio inferior—, te juro que me agradabas más hace años, cuando eras aquel chico rebelde que conducía motos, escapaba de casa, si ese mismo que se hizo esos tatuajes—los señala—, que ahora escondes detrás de esa ropa cara, pareces un kingsman y no uno de los cool —dice haciéndome recordar esos días.
La observo fijamente mientras su cara refleja enojo, busco uno de los meseros y le hago una señal, le pido que traiga un nuevo trago color rosa, lo tomo, la observo por un segundo y su rostro cambia a un gesto menos amenazante.
—Solo uno —digo levantando mi dedo, ella asiente animadamente y deja un beso en mi mejilla, toma el vaso y camina para alejarse.
—Iré con Amelie, la he obligado a venir —camina hacia ella y volteo a ver a una chica de cabello negro de la misma edad de Caty, quien me saluda de lejos, asiento con la cabeza en respuesta.
“Tu conciencia te está traicionando” suena una voz en mi mente, sacudo los pensamientos y bajo a la fiesta y para mi disgusto, la primera persona que encuentro es a mi abuelo.
—Hijo —se eriza la piel de mi espalda, apenas escucho esa palabra en sus labios.
—Abuelo —mi voz suena fuerte.
—Me pregunto si ya estás tomando acciones para sacar a los Russell del medio —palmea mi hombro dando una imagen familiar ante todos.
—No, aún no, estamos examinando el terreno —le miento, no haré nada en contra de Los Russell, siento que es una pésima idea y ya hice suficiente hace dos años, solo le haré creer que lo hago para que él no tome acciones por su cuenta, sé que lo haría.
—Perfecto, esta semana, ellos nos visitarán —dice y me vuelvo para verlo, pensando en que invito a Alaia.
—Invité a Darius y a Patrick Russell será una reunión “amigable”, servirá para conocerlos —aclara palmeando mi hombro —. Podríamos obtener información valiosa que nos ayude.
—Bien, lo haremos —digo con ánimo de cortar esta conversación, él ríe satisfecho y se aleja para ir a dónde está mi madre.
La noche transcurre, observo desde la mesa como todos disfrutan de la noche, mientras que bebo un trago tras otro, en un impulso y cansado de todo esto, salgo de la casa, y camino con rumbo a la casa en la que vi a una silueta de mujer muy parecida a la de Alaia, cuando me doy cuenta estoy ahí, de pie observando la casa desde el mirador, una de las luces del segundo piso está encendida, me quedo un momento ahí mirando hacia esa ventana en silencio.
—Esto es una locura —me digo a mí mismo y bajo las escaleras para volver a la casa de mi madre.
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