Amante peligroso romance Capítulo 110

Un Bentley negro se detuvo no muy lejos, oculto en la noche y las sombras de los árboles no parecía muy llamativo.

En el asiento trasero, Ivana dijo respetuosamente, -Gracias por llevarme de regreso, señor Joaquín. Entonces, me voy.- Luego extendió la mano para coger la manija de la puerta.

Ivana apretó levemente la manija de la puerta del auto y estaba a punto de empujar la puerta. Pero una mano apareció de repente y cubrió firmemente el dorso de su mano. Ivana se sorprendió e inmediatamente volvió la cabeza asustada.

Junto a ella había un rostro muy hermoso que ahora estaba lleno de frialdad, un par de ojos, incomparablemente oscuros que estaban mirando fijamente... ¿por la ventana?

Ivana siguió inconscientemente su mirada y abrió sus bonitos ojos en grande porque la escena que le llegó era… ¿Denis? ¿Y… el señorito de la familia Martínez?

Al salir del trabajo, Denis levantó su mirada y vio a Norberto. Denis ya se había acostumbrado a que todas las noches que salía por la entrada de Emperador se encontraba con esa cara hermosa que sonreía como si estuviera tramando algo.

A veces, ella misma se sentía perdida... No sabía cuánto tiempo iba a gastar más ese señorito en ella.

-Date prisa, eres muy tardona.- Norberto estaba apoyado apuestamente en la puerta de su Maserati, pero inmediatamente se acercó a ella cuando la vio salir.

Todavía venía a Emperador para reservar una habitación de vez en cuando. También arrastraba ocasionalmente a Denis al mercado nocturno para ir a cenar y, de paso, paseaban por el Río Amarillo para disfrutar de la vista nocturna de la Ciudad S.

Era como si realmente estuvieran saliendo juntos.

Norberto se acercó, extendió su mano grande para abrazar felizmente a la mujer tardona, y con esa postura la llevó a su asiento de copiloto.

En el auto, el frío inundaba el ambiente. El hombre estaba mirando fríamente la mano de Norberto con su par de ojos de rasgados, estrechos y largos... Esa maldita mujer, simplemente no se negó, ¡dejó que ese tal Norberto la abrazara! Sentía el impulso querer quitar su asquerosa mano del hombro de la mujer. Joaquín estaba rodeado de un aura fría.

Ivana se estremeció y miró cuidadosamente a su jefe que estaba a su lado. Le entró ganas de llorar... ¿Quién podía relajarse con alguien tan frío a su lado?

Al mismo tiempo, empezó a preocuparse por Denis.

Era obvio que el jefe altivo de su costado estaba observando a Denis con una mirada hostil en ese momento, no solo era hostil, sino también... aterradora.

En el asiento trasero del auto, el hombre estaba con su aura de frialdad, y sus ojos oscuros miraban fijamente la figura que estaba no muy lejos de la ventana.

Nadie sabía lo que estaba pensando en ese momento.

-¿Señor Joaquín?- Ivana miró al hombre que estaba a su lado con susto y desconcierto, la mano grande le quitó la mano de la manija y su propia mano agarró firmemente la manija de la puerta.

Al ver eso, Ivana sintió una sensación de miedo... ¡No iba con buenas intenciones!

Una idea pasó por su mente, entonces Ivana hizo como si de casualidad vio a Denis que estaba fuera del auto y dijo.

-¿Esa no es Denis? Pero casi no la reconocí. Lleva tanto tiempo trabajando en Emperador, y nunca la había visto sonreír tan alegremente.

Había pensado que no sabía reír. Pero está bien, finalmente sabe cómo sonreír, no está tan mal.-

Ivana se armó de valor y miró a Joaquín, -Señor Joaquín, es que no sabe que Denis antes era como un robot de inteligencia artificial.-

Parecía que esas palabras consiguieron algo de efecto, porque el hombre soltó el dedo que había tirado de la manija de la puerta del auto, su mano aún estaba sobre la manija, pero obviamente no planeaba abrir la puerta para salir del auto ahora.

-Que Denis pueda sonreír de nuevo no es nada malo. Al menos se parecerá más a una persona viva. No como una medio muerta que solo sabe respirar.-

Ivana dijo eso intencionadamente para que lo escuchara el jefe que estaba a su lado.

Su espalda ya estaba mojada de sudor frío en ese momento... También temía que el omnipotente jefe a su lado pudiera ver sus intenciones. Pero era bueno poder detener a ese jefe, o de lo contrario, a saber lo que podría sufrir esa tonta otra vez.

El hombre entrecerró sus ojos rasgados y miró al hombre y la mujer que estaban no muy lejos de forma complicada. Naturalmente, su mirada se posó en el rostro de la mujer, y estaba un poco aturdido... ¿Cuánto tiempo no había visto a Denis sonreír con sinceridad?

Esa sonrisa no era forzada ni estaba fingida. ¡Era... tan atractiva! ¡Y… tan deslumbrante!

A poca distancia, Norberto metió a Denis en el asiento del copiloto, caminó hacia el asiento del conductor y el Maserati salió lentamente.

Los ojos de Joaquín se llenaron de frialdad y le dio una orden al conductor de delante, -Síguelos.-

Manrique dijo, -Sí.- Y encendió el motor para seguir al Maserati que tenía delante, persiguió el auto de Norberto hasta la comunidad donde se encontraba el dormitorio de Denis.

Norberto estacionó el auto en la entrada del dormitorio de Denis, entonces Manrique se giró para preguntarle al hombre del asiento trasero, -Jefe, ¿hace falta que baje del auto?-

-No hace falta, aparca aquí.- El rostro del hombre seguía lleno de frialdad, -Esperamos.-

En no muy lejos, Norberto se bajó del auto, se dirigió al asiento del copiloto para abrir la puerta. Cuando Denis se bajó del auto, él de repente volvió la cabeza, miró en dirección a Joaquín, e hizo un gesto provocativo con una sonrisa de burla.

Bajo el farol de la entrada del edificio, la sonrisa de Norberto se reveló completamente... ¡Era una provocación a propósito!

-Jefe, lo ha hecho deliberadamente, bajo ahora para darle una lección.-

Dijo Manrique.

-No hace falta.-

Al otro lado, Denis se bajó del auto, -¿Qué estás mirando, señor Norberto?-

Levantó la cabeza y quiso mirar detrás de Norberto, pero él dio medio paso sin hacerse notar para bloquearle la vista, -Estaba viendo la vista hermosa de la luna.-

Cuando dijo eso, Denis miró hacia la luna.

Los delgados labios de Norberto se curvaron y miró su perfil, -¿No es así? Es hermosa, ¿no?-

-…Sí.- En realidad, no era para tanto. No era una luna llena, sino solo una luna creciente, o era que sus ojos estaban acostumbrados a ver el lado feo, y ¿por eso no podía encontrar nada bonito en la vida?

Por un momento, esa pregunta surgió en la mente de Denis.

Una ráfaga de viento sopló y el cabello de Denis se despeinó. Norberto extendió la mano para arreglar el cabello desordenado con naturalidad, -No te muevas, estás despeinada.- Enganchó el cabello de Denis con los dedos y puso su cabello desordenado detrás de las orejas, -Descansa temprano.-

Como Norberto había estado manoseándola durante todo ese tiempo, Denis ya no era tan sensible... De todos modos, aunque le dijera no lo hiciera, tampoco iba a obedecer.

Con, -Buenas noches.- Norberto vio que Denis subía las escaleras.

Tampoco se apresuró a irse. Encendió un cigarrillo para dar una calada. Calculando el tiempo, levantó la cabeza y miró hacia el piso que estaba el dormitorio de Denis. Cuando vio que la luz del salón se encendió, Norberto apagó su cigarrillo para ir hasta su coche. Volvió a mirar en dirección de Joaquín, luego abrió la puerta y se subió al coche, puso en marcha el motor, dio media vuelta, pisó el acelerador y el coche salió lentamente.

El Maserati no se detuvo al pasar por el Bentley negro que estaba bajo la sombra del árbol.

-¿Qué hacemos, jefe?- preguntó Manrique.

En el asiento trasero del auto, la voz fría del hombre dio una orden a la ligera, -Síguelo y detenlo.-

Esa noche, dos autos de lujo entraron uno tras otro y salieron uno tras otro en una comunidad normal y corriente, haciendo que el guardia de seguridad se sintiera un poco perplejo.

En la tranquila carretera nocturna, sonó un freno repentino.

Cuando el Maserati de Norberto y el Bentley de Joaquín se detuvieron, solo había cinco centímetros entre los dos coches.

En el asiento trasero del Bentley, las ventanillas se bajaron lentamente, revelando un rostro hermoso sin ninguna expresión, y un par de ojos rasgados miraba con indiferencia a Norberto que estaba en el asiento del conductor del auto de enfrente.

Norberto también bajó su ventanilla del auto, y separados por una línea imaginaria, los dos hombres se enfrentaron con las miradas.

-Oh, ¿no es este el señor Joaquín?- Norberto rompió primero el silencio y le dijo frívolamente a Joaquín que estaba en el coche de enfrente, -¿Qué hace el señor Joaquín persiguiéndome en medio de la noche en vez de estar durmiendo? Si la gente de la Ciudad S supiera que el señor Joaquín es un acosador, ¿qué pensarán del señor Joaquín?-

El rostro de Joaquín estaba inexpresivo y sus finos labios se abrieron, -¿Qué tiene que ver conmigo las opiniones ajenas? No necesito preocuparme por las opiniones ajenas.- Sus ojos brillaron con intención asesina, -Pero tú has tocado algo que no deberías tocar. ¿Estás seguro de que aún quieres conservar tu manos?-

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