Amante peligroso romance Capítulo 173

Con el pie izquierdo estirado y suspendido en medio de las escaleras. Por su lado, Patricio estaba de pie abajo, mirando fijamente a la mujer en lo alto de las escaleras del segundo piso. Aunque estaba asombrado de por qué no llevaba un vestido blanco, no le dio mucha importancia, solo le bastaba con que esa mujer se llevara un disgusto.

Ahora, esa mujer debía estar muy disgustada, ¿verdad? Con la postura que tenía, ¿tenía intención de saltar por las escaleras?

“¡Salta, salta, salta!

Maldita sea. Ya debería haber muerto hace mucho tiempo.

Maldita sea. Si esta mujer hubiera pasado por todo lo que había pasado Jimena hace tres años, entonces... Jimena no hubiera muerto”.

Los ojos de Patricio estaban llenos de malicia, mirando fijamente a Denis que estaba en lo alto de las escaleras del segundo piso... “¡Salta! ¡Salta ya!”.

Denis captó los ojos siniestros de Patricio que esperaba abajo junto a las escaleras.

Sus labios rojos, que habían sido deliberadamente pintados con el rojo vivo por la maquilladora, mostraron levemente una sonrisa. Luego pisó con firmeza la siguiente escalera con el pie izquierdo, entonces vio claramente una decepción enorme en los ojos de Patricio.

“Patricio, no salté para suicidarme, ¿si estás muy decepcionado?”.

Ella se rio, pero sintió una angustia en su interior.

Cuando era una niña, el anciano de la planta baja también le acariciaba la cabeza con cariño y cuidaba de ella y Jimena para que no se fueran muy lejos jugando en el patio.

Paso a paso, bajó las escaleras con paso firme. Su vestido negro resaltaba ella aún más su delgadez. Al pasar junto a Patricio, ni siquiera le dedicó una mirada al anciano.

Tal como dijo hacía tres años... No, ahora debería ser hacía cuatro años.

-No puedo soportar tu odio.-

Hacía cuatro años fue así, y actualmente seguía siendo así.

Joaquín se acercó desde la esquina. Cuando vio a Denis, arqueó sus largas cejas.

-El color de los labios es demasiado llamativo.- Extendió su mano y le acarició los labios, le rozó unas cuantas veces con el pulgar para quitarle una capa de rojo vivo, -Así está bien.- Era suficiente con que él viera lo hermosa que era ella, ¿cómo iba a dejar que los demás hombres vieran eso?

Volvió a arquear las cejas, -Te han puesto demasiado maquillaje.- Se enfadó mientras lo decía, luego llamó a la maquilladora, -¿Este es el resultado de tu trabajo? ¿Pintarla como una puerta?-

Ya en el dormitorio de arriba, la maquilladora tuvo un conflicto con Denis. Había sido sobornada por Patricio, por lo que le había maquillado de esa forma intencionalmente.

En ese momento, estaba temblando de miedo en cuclillas, -Se-señor Joaquín, ahora mismo voy... voy a volver a maquillar a la señorita Denis.-

-Señora, señora García.-

-¿Qué?-

-Ella es mi futura esposa.- Joaquín miró a la maquilladora con frialdad, -¿Cómo debes llamar a mi futura esposa?-

¡De repente!

El rostro de la maquilladora estaba más que pálido, una capa de sudor apareció inmediatamente en su frente y su delicado maquillaje se corrió un poco.

Detrás de la multitud, estaba otra persona que de repente levantó la cabeza, miró embobado al hombre y la mujer que no estaban muy lejos de él, ¡e inmediatamente agachó la cabeza en el siguiente segundo!

El odio y la tristeza en sus ojos eran tan obvios que no necesitaban palabras para describirlo.

Antes de salir, Joaquín se dio la vuelta y le dijo a Patricio, -Patricio, lo que te comenté en el estudio la última vez.-

Mientras hablaba, a Patricio le temblaban los hombros.

-El candidato ya ha sido seleccionado. Pero, al fin y al cabo, tú eres un trabajador veterano de la familia García. El abuelo no está dispuesto a dejarte ir así, porque el mayordomo de la familia García siempre ha trabajado para nosotros toda su vida hasta la edad de jubilación, de esta manera también puedes ser considerado que has llegado la edad de jubilación.

Mi abuelo dijo que al menos tengo que considerar la relación que hemos tenido. Después de medio año, llegarás a la edad de jubilación según las reglas de la generación anterior.-

Dicho eso, cambió de tono.

-Está claro que voy a tener en cuenta la opinión del abuelo. También apreciaré mucho la relación de amo sirviente que hemos tenido durante décadas.

Ya que por mi parte he considerado la relación que hemos tenido, tú también deberías tener claro lo que puedes hacer y no.-

A Patricio le temblaron los párpados... El hombre que tenía enfrente le estaba advirtiendo: Considerando el tiempo que llevas trabajando para mí, te voy a dejar que sigas aquí hasta el día que te jubiles, pero tú tienes que tener claro lo que puedes hacer y no.

¡Obviamente, le estaba advirtiendo de que no apuntara a la perra de Denis!

Sentía un odio a muerte en su interior, pero Patricio no se atrevía a mostrarlo en absoluto. Sabía muy bien que, en ese momento, mientras hubiera una pequeña expresión o acción que revelara el odio que sentía, entonces ya daba igual la opinión de su viejo amo Alejandro, porque hoy, ese joven que lideraba la familia García lo reemplazaría de inmediato.

-Señor, lo entiendo.- dijo Patricio con voz profunda, -No importa lo que pasó en el pasado, el pasado ya pasó.-

Joaquín asintió, se dio la vuelta y condujo a Denis al auto.

Había señalado de que su abuelo se había involucrado en lo que sucedió en ese entonces. Su abuelo quiso demostrarle con esas pruebas impecables que él no había hecho nada malo en ese entonces y que Denis era una criminal.

Pero lo que su abuelo no sabía era que Joaquín entendía sus tácticas y su temperamento por tantos años de relación abuelo y nieto que habían tenido. Las “evidencias” impecables no consiguieron demostrarle la culpabilidad de Denis, pero le permitieron ver la implicación de su abuelo en el caso.

Si Denis era realmente culpable, ¿por qué su abuelo tendría que molestarse tanto para crear “pruebas”?

Como él se había equivocado en ese entonces, usará toda su vida para recompensarla. Pero Denis no tenía que soportar el odio y el resentimiento de Patricio.

Y hoy, la estilista no había mostrado su profesionalidad pintando a Denis como una puerta. A Joaquín no se le ocurrió pensar en nadie más que Patricio, porque tales trucos solo podrían ser obra suya.

Si Denis no era culpable, no debería soportar el odio y los daños de Patricio. Igual que... no debería haber soportado esas cosas bastardas que hizo.

Las luces brillaban. El auto se detuvo en la puerta, Manrique y Andrés estaban sentados en los asientos delanteros. Como Manrique estaba conduciendo, Andrés se bajó primero para abrirle la puerta del asiento trasero a Joaquín. Cuando dio la vuelta para abrirle la puerta a Denis, un brazo bonito le detuvo, -Ya lo hago yo.-

Andrés se sorprendió por un segundo y se hizo a un lado.

Joaquín caminó hacia el otro lado del auto, abrió la puerta y le tendió la mano hacia la mujer que estaba en el auto.

Denis había tenido un caos mental en todo el camino.

Preferiría vivir aturdida. ¿Por qué molestarse en darse cuenta del dolor que sentía debido a que le importaba?

Esa mano se colocó frente a ella, la miró por un buen rato, luego la apartó y salió del auto por su cuenta.

La mano se le acercó de nuevo, -Cógeme de la mano.- Una voz profunda sonó en sus oídos.

Denis se quedó pasmada por un segundo, instintivamente se sentía disgustada, pero aun así contuvo el disgusto que sentía, respiró hondo, extendió la mano y lo sostuvo... como él deseaba.

En ese entonces, ella había ido detrás de él descaradamente. Cuando trataba de tomar su mano, él siempre fue rechazada por él sin piedad. Pero enseguida se animaba de nuevo e iba detrás suyo para tomar otra mano suya con una sonrisa. En ese momento, aunque fue rechazada por él una y otra vez, aunque él no estaba dispuesto a que ella le cogiera de la mano, ella sintió que la distancia entre los dos era extremadamente cercana.

Ahora, estaban cogidos de las manos, pero solo quedaba un dolor inolvidable entre ellos.

Sentía un ardor tan grande en las manos cogidas que quiso soltarlo sin más.

No paraba de recordar las escenas de su juventud, cuando ella iba detrás de él, pero al mismo tiempo también recordaba la insoportable prisión durante tres años.

Entonces esa mano se convirtió en algo que quería rechazar.

La mansión García.

Una alarma sonó...

El tono de llamada se escuchó con vibraciones en el ambiente silencioso.

Una palma vieja tomó el móvil e inmediatamente presionó el botón para coger la llamada.

-¡Mario! ¿Finalmente has salido de dudas? ¿Estás dispuesto a ayudarme? ¡Mario! ¡Ya te dije que saldrías ganando! No querrás que lo de tu madre...-

-¡Cállate!- Al otro lado del teléfono, hubo un grito frío, la mirada de Mario era gélida, -Patricio, si te atreves a decir una palabra más, te prometo que no vivirás para ver el sol de mañana, ¿vale?-

-¡Mario! ¡No tienes que amenazarme! Nuestro propósito es el mismo.- Patricio ya se había irritado con la frase “Ella es mi futura esposa” de Joaquín.

-Ja, ja, no dije que te ayudaré.- Se burló Mario. Claro que no se sentía culpable ni iba a lamentar por haber causado la miseria de esa mujer. Pero nunca volvería a dañarla más para que perdiera la última esperanza de vivir.

-Escúchame bien, esas personas han aparecido en la Ciudad S.-

Los viejos ojos de Patricio se abrieron en grande y de pronto sintió mucho miedo, -¿Qué has dicho?-

-Mi gente ha visto a esos gánsteres de ese entonces en la entrada de un pequeño callejón en la Calle Construcción. Pero no los vieron con claridad porque era de noche. Por eso tampoco me lo han dicho con seguridad. He chequeado el sistema de vigilancia del alrededor... Patricio, luego no me eches la culpa por no habértelo advertido. Si dejas que tu amo encuentre a esa gente primero, la verdad de ese entonces será revelada. Ya puedes ir pensando en las consecuencias de eso.-

-No soy el único que teme que se revele la verdad, Mario, tú también...-

-Ja, ja, a mí no me importa. Alejandro no permitirá que sucedieran luchas internas.-

-No puedes quedarte al margen, en ese entonces...-

El otro colgó.

Patricio abrió los ojos en grande y miró la llamada colgada con incredulidad.... ¿Cómo podía Mario hacer eso?

¡Repentinamente!

Patricio rompió enojado un jarrón de cloisonné, -¡Mario! ¡Si no fuera por tu intervención en el pasado! ¡Mi hija Jimena no se habría muerto así!-

¿Ahora Mario quería quedarse al margen de ese asunto?

¡No se lo permitiría de ninguna manera!

Además, si esas personas realmente reaparecieron en la Ciudad S, entonces... tarde o temprano el señor las encontrará.

Si, si se revelaba poco a poco la verdad de ese entonces... ¿Jimena? ¡¿Qué será de Jimena?!

Apretó fuertemente el teléfono que tenía en la mano y la ira estaba provocando su temblor.

Patricio respiró hondo para llamar a Alejandro y contarle el asunto nerviosamente.

Al otro lado de la línea, Alejandro reflexionó un momento y luego dijo, -Yo buscaré a esa gente. Pero quiero que hagas una cosa más por mí.-

-Deme la orden.-

En el teléfono, después de que Alejandro le dio la orden a Patricio brevemente, su vieja voz pronunció, -¿Has entendido?-

Por su lado, Patricio apretó repentinamente su puño, -No se preocupe. Definitivamente completaré su orden.- Eso también era... ¡por el bien de Jimena!

En cuanto a esa perra, tampoco era inocente, si ella... ¡Jimena no habría muerto!

Pensándolo así, colgó la llamada. Los ojos oscuros de Patricio brillaron con saña.

El arreglo de Alejandro coincidió con lo que pensaba, así que todo iba de maravillas.

De esa forma, la familia García no tendría una lucha interna. Todo se volvería a como solía ser.

En la fiesta.

-¿Quién es esa?-

-¿Por qué está con el señor Joaquín?-

-¿Quién es ella?-

-¿Ni siquiera la conoces? Ah, no es de extrañar, como se ha convertido en esta pinta, si no eres de su generación es muy difícil que la reconozcas.-

Joaquín condujo a Denis al salón de fiestas. De repente hubo un silencio, pero después de un rato, hubo susurros de críticas.

Lázaro y Telmo se miraron y se acercaron.

-Señorita Denis, hace muchos días que no te veo, eres más delgada.- A Lázaro no le caía bien Denis. También él se había esforzado en hacer que Joaquín se relacionara con Denis lo menos posible.

Se sentía molesto cuando pensaba en Denis, así que intentaba evitar pensar en ella en cuanto podía.

Pero cuando vio a Denis, había una pizca de provocación en su actitud.

Telmo no estaba tan disgustado con Denis como Lázaro.

-Denis, antes no estabas tan flaca. ¿Joaquín no te da de comer o qué?- Telmo se rio y bromeó.

Lázaro frunció los labios y bebió por su cuenta.

Denis miró a Lázaro levemente. Hubo un estallido de críticas a su alrededor, pero intervino una voz, -Señorita Denis, cuánto tiempo sin verte.-

La voz era muy familiar, por eso se sorprendió.

Y levantó la cabeza.

-Hola, señor Venancio.-

Venancio seguía siendo el Venancio de siempre. Era un hombre muy atractivo, su rostro era más bello que el de una mujer, pero no poseía ninguna belleza femenina.

De lejos, Venancio vio cómo la mujer, tomado de la mano por otro hombre, entró al salón de fiestas. En ese momento sintió un poco de amargura.

Antes de que pudiera confirmar qué significaba esa amargura, sintió que las dos manos entrelazadas le provocaban disgusto.

Involuntariamente, se acercó.

Denis se mostró reacio a quedarse más tiempo y solo dijo, -Voy a ir al baño.-

Venancio miró a la mujer frente a él. Ella seguía siendo tan flaca, seguía cargando tanto peso encima, y seguía... ¡dándole ganas de conquistar!

¡En realidad era una mujer que ya había conquistado!

Una sensación de resentimiento y un rastro de incomprensión se apoderaron de su interior.

Mientras Denis estaba diciendo, sacó su mano y estaba a punto de irse. De pronto, alguien la agarró otra vez de las manos. Ella levantó la cabeza y se encontró con los ojos oscuros de Joaquín, -Voy al baño.- Frunció las cejas.

-Vale, regresa pronto.- dijo, acercándose a ella, pero instintivamente, Denis se echó hacia atrás, -No te muevas.- La voz baja dio una orden. Los dedos delgados colocaron los cabellos dispersos en su sien suavemente hasta detrás de la oreja, entonces una voz suave se pronunció de su garganta, -Tu cabello estaba desordenado.-

¡Todos los cambios ocurrieron cuando Joaquín levantó la mano para ordenarle el cabello!

Los ojos de Venancio se movieron y surgió una violenta ira de allí.

-¿Cuánto te paga?- ¿Arreglarle el cabello no había sido siempre algo que solo él podía hacer?

Los pies de Denis temblaron y su respiración repentinamente se volvió caótica.

Al mismo tiempo, alguien actuó más rápido que ella.

Sin hacerlo notar, bloqueó el camino de Venancio, -¿Tus mayores no te han enseñado a que tienes que mantener el respeto a la señorita?- Los ojos fríos se volvieron más fríos de inmediato, y por esos ojos agudos se pudo captar un rastro de cabreo, estaba mirando a Venancio fijamente.

-Pues deberías preguntárselo a mis mayores, no a mí.-

Venancio replicó con la misma actitud, sin darse por vencido.

Lázaro y Telmo sintieron que las cosas no andaban por el buen camino... Luego echaron un vistazo a los alrededores.

La tensión del lugar había atraído la atención de algunas personas.

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