Obviamente, Denis también se dio cuenta de que había gente del alrededor que estaban prestando atención a ellos.
-Voy al baño.- Levantó el pie y salió apresuradamente.
¿Cómo podía Venancio dejarla ir fácilmente?
Al ver que Denis se quería marchar, su rostro atractivo cambió de inmediato y quiso alcanzarla, pero aún tenía a Joaquín que estaba firmemente frente a él.
-¡Quítate del camino!- Extendió la mano para empujar a Joaquín, los ojos de este último brillaron con frialdad, -No hay nadie que se atreva a causar problemas aquí. ¿Quieres probar las consecuencias de hacerlo?-
Una voz baja y fría sonó débilmente.
Denis aceleró el paso, pero los tacones altos que llevaba realmente la impedían darse prisa.
-Espera un minuto. ¡Denis! ¡Contéstame a una pregunta!-
Venancio estaba ansioso, ¿cómo podría perder esa oportunidad de hablar con ella?
Si no se hubiera encontrado de nuevo con esa mujer hoy, podría haber dejado pasar ese asunto.
Denis se detuvo.
Dándole la espalda a Venancio, tardó casi medio minuto en decir lentamente, -Está bien.- La voz ronca era profunda, pero sin rastro de emoción.
-Tú... Excepto por mi dinero, ¿alguna vez… me has tratado con sinceridad?-
Cuando Venancio pronunció esa frase, las expresiones de todos cambiaron.
Los ojos negros de Joaquín instantáneamente se pusieron agudos para mirar a Denis.
Lázaro y Telmo se quedaron atónitos al mismo tiempo... Ese... Ese hermoso extranjero, ¿no-no se habrá enamorado de Denis?
Después de todo, habían sido amigos durante muchos años, los dos casi pensaron en eso al mismo tiempo. Luego se miraron el uno al otro con asombro, y ambos vieron la misma duda asombrosa en los ojos del otro.
Por su lado, Denis se sorprendió por un momento cuando Venancio le preguntó eso. Por un momento sospechó que lo había escuchado mal y su rostro se quedó atónito.
Y Venancio, en el momento en que hizo esa pregunta, fue el primero en sorprenderse... En los ojos arrogantes apareció asombro, ¿por qué había hecho esa pregunta?
Pero en ese momento, fue esa pregunta la que salió de su boca sin pensarlo. Incluso si no quería admitirlo, ¡tenía que admitirlo!
Algunas cosas aunque quería negarse, pero el cuerpo y el corazón de una persona eran los más honestos. Las palabras que salían de su boca sin pensarlo solo podían ser una mentira que había pensado innumerables veces en su mente, o una verdad más sincera del mundo.
Sin duda... Sus palabras se clasificaban para el último.
Venancio era un hombre inteligente, parecía haber aceptado todo en un momento.
Enderezó su cuerpo y volvió a preguntarle a Denis, -Las cenas que me cocinabas todas las noches... A parte de por el dinero, ¿lo hiciste por algo más?-
Esa vez, no lo preguntó tan apresuradamente como la primera vez. En su hermosa cara se pudo ver una seriedad, miraba a Denis directamente.
Joaquín se sintió muy angustiado en su interior. Miraba a Denis como si estuviera mirando a una esposa que le había puesto los cuernos.
Sin embargo, Lázaro y Telmo miraban a Joaquín.
-Ves.- Lázaro extendió las manos, -Hace tiempo que dije que no debería haber vuelto a la Ciudad S-.
El estado de ánimo de Telmo era un poco complicado, -Después de dar tantas vueltas en la vida, al final los dos se volvieron enemigos, pero Joaquín se ha enamorado de verdad...- dijo Telmo con una pizca de “absurdo” escrito en sus ojos, además de una pizca de preocupación, -Ellos...- ¿Todavía podían estar juntos?
-Tú y yo solo somos espectadores. Si no estamos a tiempo de corregir los errores, entonces... cuidemos bien de ese idiota que no entiende de amor.-
¿Esa fiesta era alguna especie de obstáculo que tenía que pasar la asesina Denis?
Uno tras otro... Será porque había salido sin mirar el horóscopo del día.
-Veo que el señor Norberto se aburre mucho. Afuera hay muchas chicas jóvenes. Yo ya soy vieja y no puedo darme el lujo de jugar más contigo. Por favor, señor Norberto, déjame en paz. Ya soy muy vieja para tus juegos.-
Quizás porque ya había pasado por lo de Venancio... Denis solo sintió que estaba extremadamente cansada cuando venía Norberto a molestarla.
-¡Denis, márchate conmigo! ¡Seré bueno contigo!- Norberto ignoró lo que dijo Denis y quería agarrarla.
-¡Suéltame! ¡Señor Norberto! ¡Suéltame!-
-Denis, Denis, no te muevas, no te muevas. Sé que he sido un cabrón... No me importa si eres una asesina o lo que digan los demás. Denis, yo, yo...-
-¡Cállate!- Denis detuvo repentinamente las palabras de Norberto ferozmente. No importaba lo que Norberto quería decir, ¡ella no quería escucharlo!
-Está bien, me callaré, pero tú vendrás conmigo. Los dos buscaremos un pequeño pueblo y viviremos una vida normal en paz. Denis, lo digo con toda mi sinceridad.-
Los ojos de Norberto estaban rojos.
Denis apartó la mirada porque no quería ver eso. Cerró los ojos, y cuando volvió a abrirlos, apareció una determinación en su mirada.
-Señor Norberto, escúchame bien, ¿quieres que me vaya contigo? Ja, frente a Joaquín, solo eres un don nadie. ¿Por qué iba a dejar a alguien tan poderoso como él para irme contigo? No estoy mal de la cabeza, sé qué elegir para mí.-
Sus labios rojos se movían para hablar.
Los pies de Norberto se balancearon levemente, y miró a la mujer de cerca que movía sus labios rojos rápidamente para decir palabras despiadadas, -Tú...-
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amante peligroso