En la mesa redonda, la gente se veía extraña.
Joaquín no había cambiado.
La gente notó su tez pálida, por mucho que lo escondiera.
Algunos lo vieron claro que los últimos diez días habían sido difíciles para Joaquín.
Pues sí, el mundo se puso patas arriba en esos días.
Por un lado, había la crisis del Grupo García.
Por el otro, le acusaban de que abandonó a su esposa y persiguió a la inocente hija de Alonso.
Él, Joaquín García, un hombre que era como el rey, pero luego cayó a los infiernos.
-Te lo pregunto una última vez.- dijo Alejandro.
Antes de que continuara este.
-No hace falta.- interrumpió el hombre a su lado con una voz calma y decidida, -Sé lo qué quiere preguntarme.-
Sus ojos oscuros pasaron débilmente por los ojos de Alejandro con un poco de enfado,
-Mi respuesta, como siempre.-
¡Como siempre!
¡Dijo que, como, siempre!
¡El señor apretó los dientes con fuerza! Clavó a su nieto a su lado indignado.
Golpeó el bastón en su mano fuertemente al suelo, y se rio, -¡Vale! ¡Como desees!-
Al saludar a todos, -Creo que ustedes saben por qué se convoca la Junta General de Accionistas. Pues voy a ir directamente al grano.-
Señaló a Joaquín con su dedo viejo, -¡Hoy hablamos de mi nieto!-
La gente en la mesa exhaló de alivio, finalmente comenzó la limpieza.
Hizo una señal Alejandro, se adelantó Carlos y le entregó a este anciano un sobre. Lo puso sobre la mesa y contó los tres pecados de su nieto.
-Eres cruel al arruinar la reputación del Grupo García.
Eres desleal al destruir la dignidad que la familia García ha mantenido durante generaciones.
Eres incompetente haber hecho que el Grupo García se encuentre ahora en crisis.
¡De ninguna manera, se puede entregar el Grupo García a manos de una persona como tú!-
-Aún tienes la oportunidad de renunciar.- lo regañó, Alejandro. Así, puso muy clara su postura.
Todos se centraron en el hombre, frío y arrogante, que ponía cara de póquer y se mantenía silencioso.
Mario no era un estúpido, no iba a recordar a todos su existencia en este momento.
Ahora, se sentó como un forastero, miraba al abuelo y al nieto con un placer indescriptible en sus miradas.
La guerra entre el abuelo y el nieto, cuanto más duro pelearan, mejor.
Notó que había una figura sospechosa con una cámara en la mano fuera de la sala. Mario bajó los párpados sin recordárselo.
Suponía que los asuntos internos de la reunión de la familia García y la guerra entre el abuelo y el nieto, serían los titulares de las primeras paginas de mañana.
Todos todavía fijaban los ojos en el hombre.
Cuando el hombre silencioso chasqueó los dedos, y su asistente, detrás le dio un sobre.
Pasaron sus ojos por todos en la mesa sin emoción antes de decir con indiferencia,
-El tiempo es oro, por lo tanto, no voy a perder el tiempo hablando tonterías.
Dado que es una junta general de accionistas y se trata de una destitución y el nombramiento de los directores del Grupo García.-
Se llevaba las manos a la barbilla, miraba hacia adelante y dijo con calma,
-Recomiendo que vayamos a votar directamente.-
¡Alejandro se rio enfadado!
En esta situación,
-¿Votamos?-
Se burló, -Vale.-
Sabía que su nieto era arrogante, pero no sabía que tuviese tanta confianza en sí mismo en tal situación.
Ya que dijeron que votaron los dos.
El resto no lo iba a refutar obviamente.
Como era de esperar, Joaquín perdió después de una ronda de votaciones.
La sonrisa de Mario se hizo más evidente, y la mirada que cayó en Joaquín se volvió más irónica.
-Perdiste la votación.- dijo Alejandro, -¿Y ahora qué más quieres decir?-
Durante los tres años de expansión, Joaquín no rectificó el territorio recién incorporado a tiempo, además Alejandro estuvo manipulando entre bastidores. Su capital, que había sido dominante, se diluyo a solo dos tercios en los últimos tres años.
Ganaron otros accionistas, con sus votos y acciones.
En la mesa, muchas personas parecieron aliviadas tras anunciar el valor accionario final, porque temieron que les matara la víctima si no la mataban primero.
Tan pronto como se anunció el resultado, muchos miraban al hombre arrogante como un ridículo. Él, que una vez fue inalcanzable, en este momento, vieron como su tez se volvía cada vez más pálida.
-Dado que el resultado de la votación está claro, entonces, Joaquín, por favor retírese de la posición del Director Ejectivo del Grupo García.- después de que se anunció el resultado, alguno quiso rematarlo, poniéndose de pie emocionado y gritando a Joaquín,
-Coja sus pertenencias personales, abandone la empresa de inmediato. Por favor, colabore, de lo contrario, le pediremos a los vigilantes de seguridad que le acompañen.-
-¿Perdónenme?-
Una voz sonó de repente en la sala en pleno entusiasmo por ‘el triunfo’,
-Yo, no he votado todavía.-
Carlos caminó hacia la puerta de la sala, de repente se volvió, apretó los dientes y le recriminó,
-¡Es tu abuelo! ¿Cómo puedes quedarte así?-
Después de reñir, alcanzó a Mario rápidamente.
En la sala, la gente se dispersó gradualmente.
Andrés llamó a Joaquín quien aún estaba sentado en la silla, sin movimiento, -Jefe, todos se han ido.-
Pero el hombre sentado se quedaba inmóvil como si no lo oyera.
-Andrés, vete primero.- ordenó con calma.
Todos pensaron que Joaquín era despiadado y desleal, pero nadie vio las manos de Joaquín sobre sus rodillas temblando levemente.
Ni siquiera se lo explicó a Carlos, justo cuando estaba a punto de levantarse y llevar a su abuelo al hospital, perdió su visión por un momento.
Sonó el móvil en el momento oportuno.
Lo recogió y se conectó.
Al otro lado del móvil, Lázaro preguntó, -¿Se acabó?-
El hombre respondió indiferentemente, -Sí.-
-¿Y qué vas a hacer luego?-
El tremendo lío del Grupo García no terminó con la junta general de accionistas, aunque convirtió la derrota en victoria.
Todavía quedaba mucho por hacer.
El precio de las acciones del Grupo García seguía desplomándose.
Todavía se estaba intensificando la infamia de Joaquín.
Todos estos requerían un líder capaz para resolver, uno por uno.
-Voy a dormir.-
-Dormir...- Lázaro repitió la palabra sin pensar. De pronto, sintió que algo extraño, -¿Qué dices? ¿Dormir? ¿En este momento?-
-Sí, dormir, quiero descansar.- en este lado, el hombre estaba extremadamente indiferente y firme, -Estoy demasiado cansado y debería descansar por mi salud.-
Lázaro se rio suavemente cuando oyó las palabras,
-Qué raro, Joaquín García, admite que tiene que descansar.-
-Sí, estoy exhausto.- en este momento, sus ojos recuperaron la visión, -Tengo que admitir que estoy viejo.- Agotó el cuerpo por no descansar. Perdió la visión por un minuto esta vez, ¿Y la próxima vez?
Solo sabía que si su cuerpo se hubiera derrumbado ante sus pensamientos, ya no podría acompañar a esa mujer.
Quería peinar el cabello gris de la mujer al atardecer. Era su sueño de la vida
Lázaro escuchó lo que estaba diciendo con seriedad, y respondió con una sonrisa, -Vale, descansa, te arreglaré el resto.-
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