Amante peligroso romance Capítulo 247

Joaquín durmió todo el día y la noche en este sueño.

Lázaro llamó por tercera vez a la Mansión García, Guillermo, el mayordomo que atendió el teléfono, se lo dijo una y otra vez con una voz de robot, el señor aún no se había levantado.

Esto fue algo raro.

Lázaro no podía creérselo.

Este tipo de cosas que eran imposibles que le pudieran pasar a Joaquín, estaba sucediendo ante sus ojos.

Lázaro se sintió un poco ansioso.

Sin tener tiempo para ocuparse de lo que tenía entre manos, dejó todo atrás. En el garaje subterráneo estaba aparcado el cupé Mustang que acababa de comprar, el Mustang salió disparado entre los ruidos del coche.

Respecto a este Mustang, el precio en realidad no era muy alto. A los ojos de personas del estatus social de Lázaro, un coche de treinta a cincuenta mil euros, no podía considerarse un coche de alta gama. Pero quienes realmente sabían de coches lo entendían. La sensación que daba al conducir era increíble, especialmente la emoción que sentía al pasar a toda carrera por las calles.

Pero en este momento, el nuevo favorito de Lázaro no pudo llamar su atención ni lo más mínimo.

Lo trataba como si fuera un simple Passat, y condujo hasta la Mansión García.

Él conocía bien la Mansión García, se arremangó y levantó los puños, ignoró el impedimento por parte de Guillermo, el nuevo mayordomo contratado por la familia García. Corrió hasta el final del segundo piso, y de cara a la puerta, golpeó bruscamente.

Guillermo dijo ansiosamente desde atrás, -El señor está muy cansado, así que ordenó que no le molestaran...-

Antes de que pudiera terminar, Lázaro replicó,

-Ya llevas unos cuántos años trabajando en la familia García, ¿cuándo has visto Joaquín dormir un día y una noche enteros?-

Al ver que no podía abrir la puerta, giró el pomo de la puerta, -¡Encima está cerrada con llave!- Giró la cabeza, y gritó enojado a Guillermo que estaba detrás,

-¿Hay llaves de repuesto? ¡Tráelas!-

Seguía mirando a Guillermo, y de repente sintió un escalofrío,

-Aún no he muerto.-

El tono de voz era tan siniestro que podía hacer que la gente se pusiera la piel de gallina.

Los ojos de Lázaro se llenó de alegría, -¡Amigo mío!- Levantó la mano y le dio una palmada fuerte en el hombro al hombre que estaba de pie en la puerta con una cara alargada.

-No has muerto. ¡Qué susto me diste!-

Obviamente, el hombre que fue despertado no tenía una buena cara, -¿Qué pasa? Habla.-

Lázaro le miró sorprendido, -Temía que no te despertaras nunca. Vine a ver si estabas muerto, y así poder recoger tu cadáver.-

Joaquín le miró perverso y dijo, -No te preocupes, no me moriré.- Como si se hubiera acordado de algo, añadió, -Solo estoy muy cansado.-

Sí, solo estaba demasiado cansado.

-Descansa un poco y te recuperarás el vigor.-

Sí, solo con descansar bastaba.

-Pero Lázaro, todos nos hemos envejecidos, y debemos prestar más atención a nuestra salud. También deberías ir menos a los clubs. Es dañino para el cuerpo.-

Al escuchar esto, Lázaro casi pensó de que se trataba de una alucinación, pero al ver al hombre que lo hablaba con un tono de voz tan normal, fue como si hubiera visto un fantasma.

-Vete a la mierda, tú sí estás envejeciendo, yo aún estoy en la mejor época de un hombre. Tantas chicas que están esperando a ligar conmigo. Sin mí, es su pérdida.-

Los dos empezaron una charla ociosa.

Entonces tocaron el tema del Grupo García.

Al hablar de asuntos serios, Lázaro adoptó una actitud más serena.

-En el tiempo que estuviste durmiendo, solo tuve tiempo de ayudarte a tranquilizar a los individuos del Grupo García. Pero al fin y al cabo, esto no es lo que realmente hay que resolver.- dijo mirando seriamente a Joaquín, -¿Qué vas a hacer?-

Al ver que no respondía, Lázaro dudó un instante y dijo, -Si financiamos...-

-No ha llegado a ese punto todavía.- Joaquín dio unos golpecitos con el dedo en la mesa una vez y otra vez, y contó su plan,

-Inyección masiva de capital.-

Pero, ¿financiación?

En estos momentos, Joaquín no permitía que otros capitalistas se aprovechasen de la situación.

-¿Quieres hacerlo tú solo? ¿Invertirte tu propio capital?- Lázaro le hizo una pregunta muy realista, -¿De dónde sacarás el dinero?-

-¿Conoces el Grupo AG de los Estados Unidos?-

Lázaro asintió con la cabeza, -Al parecer apareció en los últimos años. Aunque es un recién llegado de la Calle H, es una de las más rentables de la Calle H.-

-Acaso el Grupo García, ¿no es mío?-

¡Qué... arrogante!

¿Qué presidente, fuera de una sociedad anónima, o fuera de una sociedad cotizada, se atrevería a decir que la empresa era suya?

-También está el asunto de Denis en Internet, Joaquín, ya eres el nuevo representante de cabrón en la actualidad. Enhorabuena, prepárate para que tú mala fama perdure en la historia.-

Después de regocijarse Lázaro, vio cómo ese hombre confiado, se calló. En ese momento le parecía inexplicablemente vulnerable.

¿Vulnerable?

¡Al diablo con vulnerabilidad!

Lázaro negó con la cabeza, debía estar loco para pensar que Lázaro era frágil y vulnerable.

-Me temo que tu mala reputación también afectará a la reforma del Grupo García. Ahora es la era del Internet, es muy posible que se resistan los internautas.-

-Bajo el capitalismo, el resto deja de importar.- Joaquín terminó de hablar, se puso de pie y realizó un gesto de despedida.

Él quería descansar, tener una buena salud y poder envejecer junto a esa mujer.

Lázaro se fue de la Mansión García y Joaquín se dirigió hacia el estudio. Tenía cuenta de Facebook. Se había registrado antes, se conectó hoy y se inundó de insultos y críticas.

Le echó una ojeada sin darle mucha importancia y no volvió a mirarlo.

19:31

En el Facebook de Joaquín, solo había un post,

-Yo Joaquín García, solo tengo una esposa en mi vida, y su nombre es Denis Alonso.-

Una simple frase, sin más decoraciones o esmeros.

No había versos románticos de amor, o una apasionante declaración, ni una conmovedora disculpa.

Incluso, no había la palabra “amor”.

Sin embargo, quienes entendían esta frase dijeron, -Esta oración contiene demasiado. Este hombre amaba con toda su alma a una mujer llamada Denis Alonso.-

En el estudio, el hombre estaba fatigado y somnoliento, no pudo esperar hasta llegar al dormitorio. Sus párpados le pesaban tanto que se apoyó en la tumbona y se quedó dormido.

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