-Déjame salir, tengo muchos trabajos pendientes en la empresa.-
Mario conducía por su cuenta, el coche apenas se detuvo un minuto en la carretera, porque lucían todos los semáforos verdes en el camino, parecía que incluso las condiciones de la carretera le hacían el favor.
-Sígueme y podrás ver la verdad.-
Mario dijo, -¿O simplemente quieres vivir en el engaño?-
Denis apretó los dientes.
El coche entró sin problemas en el edificio del Grupo García.
-Bájate.- Mario abrió la puerta con elegancia. Bajó del coche, caminó hacia el otro lado y abrió la puerta de Denis, -Claro, también te puedo bajar del coche en mis abrazos.-
Al ver que Denis no salía del coche durante mucho tiempo, Mario bromeó.
Denis miró a Mario abruptamente. Por esa mirada, Mario tuvo un impulso de no continuar con el caso, pero rápidamente detuvo los pensamientos en su mente, y decoró una sonrisa de broma en su hermoso rostro, -Como le plazca.-
Ella se bajó del coche con indiferencia.
-Ahora, no huyas.-
Mario andaba delante y bromeaba de la mujer que tenía detrás.
-Si has hecho todo el esfuerzo para detenerme en la planta baja del Grupo Alonso, ¿cómo me dejarás actuar con libertad?- Denis dijo tranquilamente, siguiendo los pasos de Mario.
Los dos subieron al ascensor directo. En el ascensor, Mario miró a la mujer seriamente. ¿Cuándo fue la última vez que la miró tan seriamente?
Parecía que había pasado mucho tiempo.
Las puertas del ascensor se abrieron silenciosamente y Mario todavía estaba inmerso en sus pensamientos.
-¿Cuánto tiempo va estar mirando, señor Mario?- Denis levantó las cejas y preguntó en voz baja.
Mario se sorprendió al darse cuenta de que la puerta del ascensor ya se había abierto.
Denis quería salir del ascensor.
De repente, Mario la tomó de la mano diciendo, -¿No tienes curiosidad sobre qué te voy a mostrar?-
-Independientemente de la intención del señor Mario, ¿me puedo escapar bajo su control?- Denis dio una mirada con desprecio.
Ese desprecio hizo que el corazón de Mario impulsara inexplicablemente y sus pupilas se encogieron, -Entonces, adelante, por favor.- Mario tenía una sensación de que no quería continuar.
No, el momento que estaba esperando se acercaba, ¿cómo podía darse por vencido en ese momento crítico?
Denis había estado muchas veces en el Grupo García, tantas veces que incluso no recordaba ni ella misma.
Ese día, el pasillo hacia la sala de reuniones del Grupo García parecía larguísimo.
-¿No entras?- Mario se paró detrás de Denis, quien se detuvo en la puerta de la sala de reuniones.
Parecía estar dudando.
Realmente estaba dudando.
-¿Te ayudo?- Mario dijo con una sonrisa y se acercó a la puerta que tenía enfrente.
Cuando Mario tocó la puerta y la puerta se abrió.
En ese momento, el tiempo se congeló.
Separadas por una puerta, las dos personas estaban mirando mutuamente en silencio.
Denis se quedó mirando a la persona que tenía enfrente, cuyas pupilas de ese rostro familiar se encogieron de repente, y este hombre se puso pálido y desvió la mirada.
Los latidos del corazón de Mario eran atronadores.
¡Finalmente había llegado el momento!
-¡Joaquín te engañó!-
Equivocada, ella seguía equivocada.
-Entonces, todo esto es tu plan, ¿verdad?- Denis levantó la cabeza tranquilamente y preguntó, -Entonces, es una mentira desde el principio. La lesión en Italia, la pérdida de memoria, el deterioro mental, esas fueron todas las mentiras que planeasteis con el médico, ¿verdad? Todos sois actores y yo soy la única espectadora, ¿verdad?-
Ella hizo muy tranquila todas las preguntas desde el principio hasta el final, su tono de hablar fue suave y lento, como si no hubiera ira o angustia en absoluto. No obstante, algunos detalles como las tres “verdades” seguidas que había cuestionado, reflejaron sus fluctuaciones internas.
Simplemente, no era muy buena para mostrar tanta emoción. Ya no era tan rebelde y competitiva como había sido en la adolescencia. En aquel entonces, cuando se quería dar rienda suelta a su corazón, sus opiniones y sus sentimientos, no podía esperar para que todo el mundo lo supiera de inmediato.
No, ella ya pasó de esa edad.
Ya no era tan fácil estar incontrolablemente emocionada.
-Denis, solo espero que puedas quedarte a mi lado como antes.- Joaquín miró nerviosamente a Denis.
-No quise mentirte. ¿Puedes perdonarme?-
Los labios de la mujer se movieron levemente y levantó una pequeña sonrisa, -Estoy muy liada, ¿puedo pensarlo en silencio antes de darte una respuesta?-
La forma en que manejó el asunto resultó ser muy pacífica.
Joaquín miró fijamente a Denis, su mirada era profunda y llena de nervios. Brilló una tenue luz en sus ojos, y este bajó la mirada y cedió apropiadamente ante ella, -Vale, te espero.-
Denis frunció los labios y sonrió, -Está bien.-
Levantó la cabeza, le echó una mirada y sonrió levemente al hombre de enfrente.
Se dio la vuelta y se fue.
Todos aquellos que sabían la verdad esperaban una tormenta terrible.
Sin embargo, la tormenta no llegó nunca, sino fue un día tranquilo y soleado.
Los ojos de Mario se llenaron de ira y angustia, -Denis, ¿y te vas así?-
La mujer dijo, -¿Qué honor tengo para que el señor Mario me haya planeado todo esto? ¿Y no me digas que haces todo esto solo para burlarse de mí?-
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