Capítulo 40: ¿Quién dijo que me divorcié de ti?
Las palabras “un año y medio de prisión” hacía a todo el mundo sorprenderse.
- ¡No digas tonterías! -
De repente, me entró en el pánico.
Y no podía entender cómo la persona grande como Hector se rebajaba al nivel y vino a nuestra pequeña empresa.
Mientras me quedaba sin palabras, mis hombros se calentaron.
Inmediatamente después, escuché a Yonatán decir -Yo estoy conquistándola, el asunto de ese proyecto, ¿No estaba ya negociado? ¿Hay algo más para que Señor Hector venga hoy? -
Con un comentario despreocupado, la situación cambió.
Además, lo que estaba haciendo ahora, delante de sus colegas, si no me resistiera en ese momento, ¿se consideraría que había admitido la relación?
Pero si me resistiera entonces, Yonatán seguramente perdería la cara.
Me desgarré, vi a Hector que me acercaba y hablaba, -vengo a buscar a mi mujer -
¡Esas palabras, de repente me ponía asombrosa!
A mi alrededor, mis colegas empezaron a susurrar.
Sentía la mano de Yonatán en mi hombro aflojarse ligeramente, como si él también dudara.
- ¡De qué hablas, Hector, nos hemos divorciado! - Yo hablé primero.
- ¡Esto es la empresa AG Diseño! -
Pero Hector estaba claramente envalentonado. - ¿Divorciado? ¿Quién dice que estoy divorciado de ti? -
Me quedaba atónita.
Hector alargó la mano y me agarró de la muñeca, intentando arrancarme de los brazos de Yonatán.
Pero no me movía, le miró, -Hector, ¿cómo no vas a pedir el divorcio unilateral si nuestra relación ya está así? -
Pero me pellizqué con las uñas, me obligué a no gritar y, en cambio, arrojó tranquilamente esas cucarachas al suelo.
-Estás loca, son cucarachas. ¿Eres responsable de que si la empresa esté llena de cucarachas?-
Al verme arrojar cucarachas, una colega no estaba contenta.
La miré y le dije -Quien los haya puesto ahí, no es asunto mío -
De hecho, mis ojos ya estaban rojos. Terminé, cogí mi teléfono y salí.
Llegué a la puerta justo a tiempo para ver a Yonatán saliendo por la puerta del ascensor, con un aspecto un poco cansado.
Pero cuando me vio, inmediatamente puso una mirada animada y me atrajo y preguntó, - ¿Qué pasa? ¿Dijeron algo sobre ti? -
-No.- Sacudí la cabeza como si no hubiera pasado nada y pregunté, -¿Qué te ha dicho Hector?-
-Nada- Yonatán levantó la mano, tocó mi cabello corto y desordenado y dijo con voz suave -Hoy he dejado clara nuestra relación delante de mis subordinados, así que no me vas a negarme, ¿verdad? -
Sabía que estaba cambiando de tema.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor desgarrado