Amor desgarrado romance Capítulo 42

Yo estaba muy asombrada.

En ese momento, el teléfono se sonó.

Baje la cabeza, mirando el nombre de Yonatán.

Ví al tiempo, era mediodía, si estaba en la empresa, me invitaba a almorzar en este momento.

Me levantó a la cabeza, pensó en el orfanato, no sabía cómo contestar al teléfono, así que silencié la llamada.

Hector no dijo nada.

Esperaba que el teléfono no volviera a sonar. Le pregunté, -¿qué quieres hacer?-

-No quiero hacer nada, pero el abuelo te echó de menos,- Hector dijo.

No creía en sus palabras en absoluto, refuté, -¡Cómo es posible! Acaso no dijiste al abuelo, accidentalmente que maté al hijo de Jimena,y quieres divorciar de mí?

Él la amaba tanto y creía que la había lastimado yo.

¿Cómo no aprovechó tan buena oportunidad?

¡No lo creía!

Pero, Hector miró y dijo, -el abuelo sabe que estudias en el extranjero, y acabas de regresar anteayer, por eso te recibirá esta noche.-

Sus palabras me hicieron asombrar unos medios minutos.

¿Qué era la significación de sus palabras?

En otras palabras, ¿Rayan Navarro no supo que yo había estado en la cárcel?

-¿Por qué?¡-lo miré y no supe qué iba a hacer!

Descubrí que no podía entenderlo más y más.

Hector levantó su mano y puso en mi mano con su palma, dijo, -como un empresario, lo más importante es cumplir las promesas, desde que te dejé ser mi esposa, no perderé la fe.-

Obviamente era pleno verano, pero cuando su mano me tocó, ¡me sentí fría y amarga!

Al punto de abrir la puerta del coche para dejar, pero oyó el hombre continuaba diciendo,-piensa, ¿necesito cuánto minutos para arruinar la pequeña empresa como AG Diseño?-

Por una palabra, cesé de abrir la puerta del coche.

De repente, me di cuenta de que Hector y Yonatán ellos no eran de la misma clase.

¿Cómo podían estar juntos y hablar?

Originalmente, la causa de que Hectorse transigió en ese día era por el fin de controlarme y devastar mi vida.

Sin embargo.

Agarró mi debilidad.

Incluso si no me importaba el orfanato, no podía no preocuparme por Yonatán.

Él ya era un forastero, ¡no podía arrastrarlo y arruinar todo lo que había trabajado tan duro!

Volví a sentar en mi asiento y decidí ,-yo voy-

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