Amor desgarrado romance Capítulo 46

Un rato después, se paró un carro deportivo Aston Martin rojo frente al estudio.

Bajó una mujer hermosa.

¡Jimena!

Me quedé helada y miré este estudio de ropa detrás.

De repente recordé lo que dijo Jimena antes, que su deseo era tener una marca propia de ropa…

Y me di cuenta de que la jefa de Bruno Tamayo debería ser ella.

Aún no hablé nada, Angélica adelantó unos pasos y saludó cordialmente a Jimena.

Me llegó la sensación de preocupación.

Jimena me vio, levantó su mano y sonrió, -Julieta, cuánto tiempo sin verte.-

Estaban llenos de astucia sus ojos. Sabía yo que este no sería un proyecto regular, y que si ella hizo algo con malicia, podría destruir AG Diseño que estaba inestable.

Adelanté un paso y le pregunté, -¿¡Jimena, qué quieres hacer!?-

Al verme así, Angélica me llevó al lado inmediatamente, y me regañó, -¡Julieta, quiero preguntar qué quieres hacer tú! Hacemos mucho esfuerzo para conseguir este trabajo, ¡quieres romperla otra vez!-

En ese momento ni pude decir nada.

Sólo pude quedarme atrás, observando a las dos, Angélica y Jimena, que conversaban cordialmente.

Y yo, hice bien mi deber de asistente.

Primero fui a medir la talla.

Cuando terminé y salí, vi a Bruno Tamayo y le pregunté, -¿Es Jimena tu jefe?-

Por lo que sabía yo, Jimena no tenía trabajo y cómo podía tener subordinado.

Además según la conversación, la comunicación y posteriormente la firma de contrato con Bruno Tamayo, pude asegurar de que era una persona con capacidad.

Una persona así, era imposible ser subordinado de Jimena.

Cuando yo estaba adivinando sin pensar, Bruno Tamayo giró su cabeza y contestó, -Mi jefe es el Presidente Hector de Grupo Gran Navarro.-

¡Hector!

¡Me quedé congelada!

Finalmente, ¿todo eso sería trampa realizada por Hector?

Llevé a Bruno Tamayo afuera y todo lo conté a Angélica.

Esa tarde, cuando yo estaba observando a los obreros que trabajaban, se detuvo un coche lujo ante la puerta.

Aunque no sabía quién era, salí para recibirle.

Quien bajó de coche era Jimena.

También estaba Hector.

Hector me miró con ceño y me preguntó con rostro inexpresivo, -¿Por qué estás aquí?-

Al verle hacerse el inocente, me sentí realmente interesante.

-Claro es porque tengo temor de que el presidente Hector haga alguno mal de nuevo, al fin y al cabo no puedo creer a los que no cumplieron lo que dijo.-

Terminé, me di una vuelta y entré en el estudio.

Tuve que cuidar bien todo y no le dejé ninguna oportunidad a Hector.

Pero, esperaba mucho tiempo dentro y no entró Hector.

Cuando salí, sólo quedaba Jimena afuera.

Jimena entró, me miró y dijo, -Hablé con Hector de que quería tener negocio propio, y dijo que me regalaría un estudio. No quería un lugar tan bueno, pero dijo él que me merecía lo mejor…-

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