Amor desgarrado romance Capítulo 79

Después de que Álvaro se fue, fui a la habitación de Héctor, que vivía en la habitación de enfermedad de nivel supremo de este hospital, y solo una habitación se ocupaba más de 100 metros cuadrados.

Cuando entré, vi a Héctor acostado en la cama mientras Bruno, su asistente le informaba sobre trabajo.

Solo esperé en silencio afuera.

Después de un rato, Bruno salió y me vio poco raro.

Entré, caminé hasta la cama de Héctor, una parte de la bata de hospital del hombre se filtró y se veía una gasa blanca, con gotas colgando a un lado.

-Lo siento. - Me senté.

-Si estás bien, todo estará bien. -

Héctor extendió la mano a mí y me estrechó de la mano.

Aunque la puñalada no dañó los órganos internos, también derramó mucha sangre. El hospital declaró que Héctor tendría que ser admitido en el hospital durante al menos una semana antes de que pudiera irse a casa y descansar.

Había pedido las vacaciones a la cafetería donde me trabajaba para cuidar bien a Héctor.

Hay dos razones, una era que se dañaba por mí, la otra razón era que esta vez quería que Jimena entrara a la cárcel y pasara lo que me pasó por su misma.

Hasta ese momento, solo esperaba que Héctor no me culpara.

Aunque me trataba muy bien, siempre existía una ansiedad invisible en a corazón.

Durante este periodo, estaba contactando con la policía, Álvaro que me contestaba unos avances últimos continuamente. Para mi sorpresa, la llamada que me escuché era de la hija de Fulvia.

Era la hija a quien Fulvia cuando aún entraba en la cárcel dio la luz con un hombre, el padre de la hija no querría esta hija, por eso Fulvia la cuidaba.

Como Fulvia todavía tenía ganas de cuidar su hija, dijo todo lo que planificó.

Fulvia fue encarcelada bajo el arreglo de Jimena. En ese momento, no tenía dinero para criar a su hija, así que cuando Jimena la encontró, prometió pagarla y Fulvia aceptó por su hija.

Y esta vez, Jimena le dio a Fulvia una tentación aún mayor, le daría una identidad clara con la que Fulvia podía comenzar de nuevo a otro lugar.

Era una gran tentación para Fulvia.

En este rato, Jimena estaba baja de vigilancia secreta, y cuando todas las pruebas fueran concluyentes, podrá detenerla.

Agradeció a él muchas veces, pero en el suficiente, expresaba como no sabía nada.

Y en el día de regresar a casa Héctor, recibí la llama de la empresa de decoración donde me entrevisté esa vez, me dijo que me había admitido y podía a trabajar en su empresa desde el lunes siguiente.

Estaba muy alegre, e informé a Héctor al pronto de regresar a casa.

Aunque Héctor se me preocupaba un poco, no dijo más.

Esa noche, temía ir a tocar su herida y no querría dormir con él en el dormitorio principal, Pero Héctor no me permitió a salir y me obligó a acompañarlo.

Estaba en sus brazos esa noche y le pregunté -Héctor, si puedes elegir entre Jimena y yo, ¿a quién eliges? -

.-..-

El hombre guardó silencio, sin respuesta.

Pero esto me entristecía aún más.

Bajé los ojos, no miré a los ojos del hombre y continué preguntándole -Si solo puedes elegir una, con ella sin mí o conmigo sin ella, debes elegir, ¿a quién eliges? -

Todavía estaba el silencio en el aire.

El hombre puso la palma sobre mi cabello corto y lo acarició suavemente, después de un rato dijo -Vamos a dormir. -

Efectivamente, no pudo responder.

No podía abandonar a Jimena.

Dijo que era imposible no había Jimena en su vida.

No sabía por qué era tan tonta todavía tratando de asegurar algo.

Cerré los ojos y me acurruqué en los brazos del hombre, pero no podía dormir.

Al día siguiente, Álvaro volvió a contactarme.

Me dijo que la policía básicamente había reunido todas las pruebas. Aunque el caso que me puso en la cárcel no probó que me hubieran hecho mal, la evidencia de que Jimena encontró a unas personas que abusaron de mí en la cárcel había sido concluyente.

Para ser tratada más amplia, Fulvia dio todas las órdenes, incluso algunas de los guardias de la prisión.

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