Amor desgarrado romance Capítulo 81

En ese momento, estaba increíblemente nerviosa, y mi mayor temor era que Candela me pidiera a la fuerza que retirara mi denuncia.

Había sido tan amable conmigo que si me lo pedía, sin duda me comprometería.

Candela asintió después de escucharme, cogió mi mano y dijo, -Julieta, siento tus agravios.-

Bajé la cabeza y no dije nada, esperando a que ella continuara.

Para mi sorpresa, Candela no me aconsejó que retirara la denuncia, sino que me dijo, -Lo que será, será. Jimena ha sido mimada por nosotros, es bueno que se vaya en este tiempo para aprender su lección. Pero Mauro va a cuidarla cuando entra, no pasará tan difícil.-

Esto sí lo sabía.

Las celdas de la prisión también se dividen en diferentes clases.

El tipo de personas que, como yo, no tenía a nadie a quien cuidar, y a quienes Jimena también les pidió que lo cuidara, era el que viviría en las peores celdas con Delfina Mina y los demás.

Cuando Jimena entraba, naturalmente viviría en una celda individual, con una televisión y un ordenador.

Se decía que cumplía una condena, pero en realidad era una libertad restringida.

Salí de la casa de Candela, y los nervios se relajaron un poco.

Aunque Hector no sería tan amable, yo había jurado que no importaba con qué me amenazara, no cedería.

Hector me contactó una semana antes del juicio.

En ese momento, ya había contratado a un abogado.

Las evidencias en este caso eran tan abrumadoras que no necesitaba un abogado para hacer mucho, sólo dependía de lo que el juez condenara y de la cantidad que sentenciara.

Hector me detuvo frente a mi casa.

Ese día fui una fábrica, y por la noche me quedé tarde en la empresa para hacer gráficos, volví a casa a las 11 a propósito.

Pero Hector me esperó hasta las once.

-Cancela el caso.-

Me vio y directamente dijo esas palabras.

-Ni hablar.- respondí con dos palabras, pensé un momento y dijo, -Imposible, a menos que me muera.-

Me imaginé que si yo decía eso, él tendría una clara idea de mi actitud, mi postura y mi determinación, ¿no?

Lo rodeé y entré al edificio, pero Hector me persiguió, tirando de mí hacia la escalera y me empujó contra la pared.

La cabeza del hombre se enterró en mi cuello, sus finos labios se apretaron contra mi oreja, dijo, -Retira la denuncia.-

Esta vez, su tono era notablemente más suave.

Incluso hubo alguna súplica.

Mi corazón se estrechó por un momento, pero supe que el tono, la emoción de amor, en ese momento no se debía a mí, sino a Jimena.

Cerré los ojos y apreté las manos en puños contra la pared, -Imposible, a menos que me muera.-

Era la misma respuesta.

-En realidad, ya lo sabía desde hace mucho tiempo, lo sé que la odias, estás enfadada y quieres vengarla de esta manera. Te entiendo totalmente, por eso nunca te he dicho nada, lo dejé a la policía para que investigara. Ahora ha estado encerrada en la comisaría durante un mes... aparte de eso si te parece que no es suficiente, puedo seguir devolviéndolo por ella.-

Lo que dijo al principio, aunque me molestaba, pero no dije nada.

¡Pero la última frase me enfureció completamente!

-¿Lo devuelves por ella? ¿Crees que puedes substituirla? ¿Qué eres para ella?-

Empujé violentamente a Hector de inmediato, y las luces se encendieron por el sonido.

Miré a Hector, mi corazón estaba roto.

Pareciendo me di cuenta de algo también, cuestioné, -Ya lo veo, has sido bueno conmigo por un tiempo, pensaba que realmente te gustaba a mí. Al revés, parecía que estaba pensando demasiado, sólo crees que estás devolviendo la deuda de Jimena, ¿verdad?-

-Julieta...-

-¡No me llames por mi nombre!- Rugí, -Acabas de decir que la odio, ¿crees que no te odio? Todo, al final, todo es tu culpa, es la culpa de la identidad de la Señora Navarro.-

Hice una pausa y continué, -Te digo, Hector. ¡No hay forma de que no te odie en mi vida!-

Después de decir eso, traté de pasar por el hombre y salir, pero fui agarrada por Hector.

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