Amor obstinado romance Capítulo 57

—Para ellos, todo se trata de dinero. ¿Tanto importa? No puedo esperar para ver a Grupo Weller irse a la quiebra pronto. Cuando no teníamos tanto dinero, teníamos una vida mucho mejor. En el pasado, tu abuelo no era así, pero, ahora, todo es diferente.

Una mirada nostálgica se reflejó en los ojos de Elisa.

—Abuela…

—Por desgracia, incluso perdí a una nieta política perfecta. Estoy devastada…

—Abuela, soy tu verdadera nieta, ¿verdad? —respondió Elisa sonriendo.

—Sí, tienes razón. Ya no quiero que ellos sean mi familia.

La muchacha intentó animar a Julia antes de cortar.

Desde hacía bastante tiempo, había escuchado esas quejas de la anciana, sobre que el dinero había cambiado por completo el carácter de los Weller y que no deseaba que su familia fuera tan adinerada. «Después de esto…». Elisa parpadeó mientras pensaba en ello, pero, en ese momento, Guillermo se volteó para mirarla.

—Tengo ganas de comer el filete que preparas. ¿Puedes preparármelo para almorzar?

Ella volvió en sí de inmediato y lo miró; el hombre sonreía afectuosamente mientras miraba al frente.

—En realidad, ahora que Gabriel y yo estamos divorciados, ya logramos tu objetivo. También seguiré adelante con la demanda por ti. Sin embargo, ¿tienes otros motivos para acercarte a mí? —le preguntó sin poder contenerse.

Dado que el semáforo frente a ellos acababa de ponerse en rojo, él pisó el freno antes de cambiar la marcha. Luego, se volteó para mirarla.

—Acabo de decírtelo, en verdad siento algo por ti además de nuestra asociación. ¿Por qué no me crees?

Ella le esbozó una sonrisa.

—Eres una figura destacada, mientras que yo no soy nadie. ¿Cómo me atrevería a creerlo?

Él se quedó estupefacto después de escucharla.

—Solía pensar que eras elegante e inteligente, pero, después de conocerte mejor, ahora creo que tienes una personalidad bastante fuerte —le explicó mientras negaba con la cabeza, exasperado.

Ella tenía su propio orgullo que no permitía que nadie pasara por encima de ella. Por ese motivo, se divorció de inmediato sin pensarlo dos veces. Elisa se volteó para mirar con indiferencia al semáforo que acababa de ponerse en verde.

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