Amor precipitado con un hombre frío romance Capítulo 13

—Esa es la idea -respondió Guillermo, sofocando sus ganas para burlarse— Si tú me quitas obediente la ropa y me besas, entonces quizás pierda el interés en ti.

Una mirada ingeniosa atravesó los ojos de Susana por un segundo, pero asintió con la cabeza con seriedad:

-Vale, haré todo lo que dices.

Al final, Guillermo no pudo contenerse más y estalló a carcajadas. Moviendo la mano a los hombres que la sujetaban, les ordenó:

-¡Soltadla!

«¡Me gustaría ver lo tonta que esta mujer del campo puede llegar a ser!» pensó.

Obedeciendo su orden, los hombres la soltaron.

-¿No vas a intentar ningún truco, verdad? —le preguntó con una sonrisa mientras la observaba acercarse.

—Solo soy una contra tres. No importa los trucos que use, me es imposible escapar. —Sonriendo con sinceridad, se detuvo junto a él y dijo-: Este es nuestro trato, te quitaré la ropa y te daré un beso, a cambio, tú no me tocarás.

Cogiendo su mano, él le aclaró:

-Me besarás ahí abajo, no aquí arriba.

Aguantándose el asco, Susana dio un tirón de su mano y se tomó su tiempo para desabrochar los botones.

Uno, dos botones...

El perfil serio de la joven, encendió todo el cuerpo de Guillermo, pero solo podía soportarlo mientras él quería verla echándose en sus brazos. Sin embargo, ella era muy lenta e incluso le alisaba la camisa cada vez que le desabrochaba un botón.

Perdiendo la paciencia, estuvo a punto de lanzarla cuando sintió algo frío contra su pecho.

Bajando la cabeza, un rastro de ansiedad brilló en sus ojos: Susana estaba sujetando una navaja automática en las manos, señalando con la punta en su pecho.

—Deja que me presente. Soy una estudiante de medicina que se está especializando en cirugía cardiaca -empezó ella, su voz clara tenía un puntito extra de frialdad—, con la máxima puntuación en todas mis materias como garantía, ten por seguro que cuando la introduzca, tu corazón se partirá en dos.

Gotas de sudor se formaron en la frente de Guillermo porque ¡nunca le habían puesto la punta de un cuchillo delante en su vida!

¡Apretando los dientes, él quería pelear, pero se dio cuenta de que Susana le había hecho un nudo en la chaqueta sin que se diera cuenta! Esta vez, ni siquiera tenía la oportunidad de escapar y solo podía estar a merced de Susana.

-Susana -empezó, poniendo una sonrisa forzada mientras intentaba pedir clemencia-, a pesar de todo, soy el primo de Pablo. ¿Qué vas a contarle a la familia si me haces eso? Cálmate, ¿vale?

~Así que ahora te das cuenta de que soy tu prima política, ¿eh? —Sonriendo despreocupada y con suficiencia, ella prosiguió—: Así que ¿has pensado en lo que le dirás a la familia sobre lo que me has hecho antes?

La sangre se fue de su cara y tartamudeó:

-Yo...

-¿Crees que puedes hacerme lo que quieras porque no se necesita a Pablo en la familia Marcos? Puesto que está ciego y no puede asumir mucha autoridad, no hay nada que él pueda hacer, ¿verdad?

Bajando la cabeza y mirando la brillante navaja de plata de su pecho, asintió y murmuró:

-Sí...

Susana sintió que su corazón se iba al fondo de su estómago mientras recordaba al hombre en la silla de ruedas en el jardín la noche anterior, contemplando la luna y diciendo que no tenía parientes. La soledad de su voz le tocaba la fibra sensible cada vez que lo recordaba.

-Desde ahora, yo seré la que proteja a Pablo. -Respirando hondo, declaró—: Aunque soy una pequeña tonta y no vengo del mismo mundo que vosotros, tengo que decir que soy una excepcional estudiante de medicina. -Pretendiendo ser agresiva, movió la navaja de la mano con fuerza y añadió—: He aprendido la fuerza exacta para cortar tu corazón en dos y también la forma de cortarlo en tres trozos.

Guillermo empezó a temblar, porque veía la crueldad en sus ojos.

¡Nunca se le pasó por la imaginación que esa mujer que lo estaba desnudando inocente unos momentos antes, lo estuviera mirando ahora con esos ojos!

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