"¿Acaso has olvidado que hace dos años, gracias a Víctor Ibarra acabaste en mi cama?", dijo Benjamín con una mirada sombría. "Él hizo lo imposible para forzarme a casarme contigo, y ahora dices que quieres el divorcio, Elisa. ¿En serio crees en lo que estás diciendo? Hasta las rabietas tienen un límite, y la paciencia de los hombres también se agota cuando una mujer es demasiado caprichosa."
Hace dos años, efectivamente gracias a Víctor, ella acabó en la cama de Benjamín.
En aquel momento, la empresa de Víctor estaba atravesando algunos problemas.
Presintiendo que iba a ser encarcelado y temiendo que sus enemigos se vengaran con su hija, Víctor dejó a Elisa en manos de Benjamín, atrayendo a periodistas y a la familia Fierro para forzar a Benjamín a casarse con ella.
Víctor tenía en su poder secretos importantes del Grupo Futuro Victorioso y amenazó a Benjamín con divulgarlos si no protegía a su hija.
Así que ese matrimonio fue una estrategia de Víctor.
Benjamín guardaba rencor.
La primera noche de casados, la advirtió fríamente: "Elisa, fuiste un regalo de tu padre para mí. A partir de ahora, tienes que redimirte estando a mi lado y hacer todo lo que te diga, sin desobedecerme."
En aquel entonces, Elisa tenía 20 años y estaba en su segundo año de universidad.
Estaba asustada y asintió con los ojos llenos de lágrimas: "Entendido, señor."
"¡No me llames señor!", la reprendió Benjamín con frialdad.
"Lo siento, tendré más cuidado en el futuro."
Recordando el pasado, los ojos de Elisa se llenaron de tristeza.
No odiaba a su padre; sabía que él la había casado con Benjamín para protegerla.
Habían pasado dos años.
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