Creí que para este momento el ya habría salido de la habitación, pero al salir del baño semi vestida él me mira sentado desde el borde de la cama. Aún no se ha cambiado y sigue con ese bóxer que marca todos sus atributos puesto y con esa maldita sensual sonrisa de lado que posee.
—¿Crees que puedes hacer lo que has hecho e irte como si nada? — me pregunta serio y decido ignorar su comentario para entrar al enorme guardarropa y escoger algo de lo poco que he traído.
Dejo caer la toalla al suelo para quedarme tan solo en lencería de encaje color azul y a los pocos segundos escucho sus pasos entrar detrás de mí.
—Tendré que ir de compras. — comento como si nada estuviese pasando.
El silencio se rompe cuando su mano me sorprende en mi espalda. Recorre todo el centro con sus dedos y debo respirar profundo. —Ahora entiendo porque ese estúpido se ha enamorado de ti cuando no debía hacerlo. — comenta y vaya que me pone nerviosa —Eres bellísima. —
—No me toques. —exijo firme y me doy vuelta para verlo de frente. —Serás todo lo que tú quieras, pero yo decido quien me toca y quién no. — le advierto y puedo darme cuenta perfectamente de cómo su mirada lentamente me recorre.
—Serás tú quien me pida que te haga el amor.—expresa de manera prepotente y solo arqueo mis cejas incrédula de lo que escucho.
—No te creas tan irresistible. Yo no sé con qué mujeres has estado tú, pero quitando al imbécil que enviaste para engañarme; yo he estado con un hombre con todas las letras. — le aclaro y su mirada cambia por completo.
—¿Ese otro hombre con el que has estado? — me pregunta con dudas.
—Bastián. — respondo firme.
—¿Sebastián Abaci? — Pregunta tomándome por sorpresa.
Intento mantener la calma. —Supongo que ya lo has investigado y hasta has visto su foto, ¿acaso no es guapísimo? —le pregunto a modo de reto.
La verdad es que Sebas si era guapo... Si lo nuestro no ha funcionado fue porque tuvo que hacerse cargo de la empresa de su padre en Suiza.
—¡Me encanta la idea! Justamente la próxima semana debo ir a Roma a cerrar un contrato, pero luego puedo ir a Venecia y vernos, ¿te parece? —
—Seria genial, te pasaré la dirección por mensaje— explico.
—Es genial, te pasaré la dirección por mensaje— explico.
—De acuerdo, tenemos que contarnos muchas cosas. —
—Demasiadas, bueno Sebas te dejo ahora, pero nos vemos la próxima semana. — digo antes de terminar la llamada.
Dejo mi celular donde estaba y voy al maquillador para terminar de arreglarme mientras que el sale del baño. Es necesario llevar las riendas del juego, es urgente que él se debilite para así recuperar mi vida sin perjudicar a mi padre... definitivamente no podría soportar un año a su lado; no sin salir lastimada de toda esta telaraña que él ha tejido de manera tan estratégica para arruinar mi vida.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Atrapada en la Venganza de un Millonario