Después de una noche de muy mal dormir, abro mis ojos sintiendo demasiado calor... Al intentar moverme a un lado de la cama entiendo perfectamente que es lo que sucede; él está durmiendo a mi lado. Siento ganas de empujarlo hasta que se caiga de la cama, pero la verdad es que se ve increíblemente guapo dormido.
Su cabello negro está bastante desordenado, pero de una manera muy sexy... Es la primera vez que me detengo a ver lo largas que son sus pestañas, y ni hablar de esa apenas crecida barba que le queda perfecta. Mi mirada recorre su cuerpo tan solo cubierto por el bóxer que lleva puesto y debo respirar profundo para intentar mantener la coherencia. Es tan perfecto... Espalda ancha y trabajada, la línea baja de su espalda está perfectamente marcada y hasta sus glúteos están tonificados, sus piernas trabajadas y masculinas me son difíciles de ignorar y solo puedo imaginarlo sin ropa para seguir descubriendo sus atributos.
Sienna, ese no es el plan. Me regaño a mí misma y aparto mi mirada de él al darme cuenta que abre los ojos. — disculpa, pero me estaba matando la espalda. — me dice y vuelvo a mirarlo mientras se da la vuelta dejándome ver la parte frontal de su cuerpo.
«Maldita sea... No puede ser tan perfecto...»
— Deberías conseguirte otro colchón y dormir en el suelo. — me limito a decir e intento levantarme de la cama, pero él me sujeta de la muñeca.
—No lo haré. Dormiré aquí en esta cama cuando yo guste. — dice firme y su mirada por alguna razón recorre mi cuerpo de manera intensa.
Me miro intentando comprender que es lo que sucede, hasta que noto como mi corto camisón se ha subido más de la cuenta apenas cubriéndome. —deja de mirarme así. —le exijo.
—Ahora entiendo porque ha Ramiro le ha costado tanto hacer su trabajo, él me ha advertido que eras peligrosamente hermosa. — comenta como si nada y no entiendo de que habla.
—¿Qué dices? — pregunto confundida.
—Digo que ese imbécil se enamoró de ti a la mitad de nuestro plan, pero que no podía romper nuestro trato. —explica como si nada.
—¿Qué? — pregunto con un hilo de voz y puedo sentir como las lágrimas comienzan a acumularse en mis ojos.
«No lo puedo creer... ¿Entonces lo de Ramiro no ha sido toda una falsa? ¿Ha habido algo de amor?»
Mi mente es un caso y no tengo fuerza para luchar en contra de la manera que él hace que yo vuelva a acostarme sobre la cama.
Una de sus manos comienza a acariciar mi pierna y sube lentamente por mi cuerpo hasta llegar a mi cuello y debo admitir que su roce me hace delirar...
Vuelve a bajar hasta llegar al tirante de mi camisón y cuando esta por quitármelo niego. —No... espera...— digo separándome de su boca.
—Yo no soy así. —digo firme y me zafo de su cuerpo para poder sentarme en el borde de la cama.
—¿Qué significa ese "yo no soy así”? —pregunta agitado y aunque este de espaldas a él, sé que esta arrodillado detrás de mí.
—Yo he estado con tan solo dos hombres en mi vida, y a los dos los he amado. Lo siento, no puedo estar contigo... Yo no te amo ni tu a mí. — expongo sin rodeos y me pongo de pie para ir al baño a ducharme.
Al cerrar la puerta me apoyo sobre ella y sonrió ampliamente mientras me miro al espejo enorme que hay frente a mí. —¿Quieres guerra Lucas? Pues la tendrás— me susurro a mí misma y trabo la puerta con llave para abrir la ducha, despojarme de mi ropa, y meterme bajo la cascada de agua caliente.
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