Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 34

No he conseguido concentrarme en ninguna de las tres reuniones que he tenido esta mañana. Los balances, las proyecciones, y estrategias han sido conversaciones sin sentido para mí. Sólo podía pensar en la manera que nos hemos besado y he sentido mi piel quemándose al recordar sus fuertes manos recorriendo mis brazos, mi cuello, mis mejillas...

«¡Concéntrate, Sienna!» me grito a mí misma por dentro, pero es en vano. Mi mirada se cruza con la suya al otro lado de esta mesa de conferencia, y vuelvo a perderme en ese mar de emociones —eso es todo— dice Juan y da por terminada la reunión.

Respiro profundo, e intento disimular mientras me pongo de pie y salgo de la sala de reuniones. Debo concentrarme en mi plan, debo dar inicio a intentar entrar a trabajar en la empresa de Raúl Sandoval; pero mi tentativa de centrarme en todo aquello se ve cancelada cuando siento su mano sujetar mi brazo —Creo que tú y yo deberíamos conversar, ¿no? — me dice bajito e intento no sonreír.

Le miro y muero. Esos ojos azules tienen un poder increíble sobre mi —¿de verdad quieres conversar? — le pregunto y él sonríe.

Asiente y me mira de manera pícara —creo que es necesario. Lo que ha ocurrido hace unos momentos ha sido bastante fuerte, ¿no crees? — me pregunta.

«Creo que la palabra fuerte es poco. Yo sentí todo mi mundo temblar bajo el efecto de sus besos».

Me da mucha rabia admitirlo, pero a pesar de todos y cada uno de los errores que él ha cometido conmigo; estoy enamorada de él.

Pero ¿Cómo no estarlo? Le veo y me parece ver un actor de películas salido de la pantalla. Esos ojos te miran y parecen poder descubrir todos tus secretos. Esa barba sutil se le ve desquiciadamente sexy... Esa sonrisa, por favor; esa sonrisa puede conseguirlo todo en este mundo. Su cuerpo... a pesar de que su cuerpo ha sido capaz de lastimarme; sería una completa imbécil si no admito que este hombre es un adonis... Y ahora no sé, hay muchas cosas de su personalidad que también comienzan a gustarme demasiado...

—De acuerdo, ¿cuándo? — finalmente accedo y sonríe ampliamente.

—¿Puedo invitarte a almorzar, o ya tienes planes? — me pregunta y niego.

—No tengo planes. Dime donde quieres ir. — respondo y hay un halo de misterio en su rostro.

—Te sorprenderé, vamos. — me indica y toma mi mano para hacerme salir del edificio.

[...]

Has estado actuando muy extraño durante todo el camino. Apenas ha hablado, y yo ya no puedo descifrar qué es lo que se trae entre manos.

Finalmente, el estaciona el auto frente a un parque frente a la playa y yo no sé muy bien qué pretende con esto —¿te atreves a probar algo diferente? — me pregunta mirándome fijamente y le miro con dudas.

—¿Diferente? — pregunto confundida.

—Algo que no sea platillos preparados por grandes chefs— aclara y sonrió.

—Me has dicho que eras una mujer bastante sencilla— bromea —debo decirte que la mujer que es dueña de ese puesto es italiana, y hace la mejor comida de mar del mundo. Ten encantarán los calamares que ella hace— se explica y esta es una nueva faceta que comienzo a conocer de él.

—Creí que no conocías mucho de Miami— comento y sonríe levemente.

—Y no conozco— dice serio —es sólo que después de haberte conocido personalmente aquella primera noche, me sentí bastante abrumado y al día siguiente decidí ir a tomar aire... no sé cómo terminé en este parque y vi que su puesto tenía una bandera italiana, claramente decidí probar su comida y me ha encantado. Paola, la dueña del puesto notó mi agobio y comenzó a preguntarme qué me sucedía y bueno... le conté que estaba entre la espada y la pared. Charlamos por horas y me aconsejó que dejara el pasado atrás, pero obviamente en aquel momento no le hice caso. Quise venir contigo para dejarle saber que le he hecho caso finalmente, tarde, pero lo he hecho — me dice y de verdad que siento mi corazón latir con mucha fuerza.

—Eso es muy bonito— admito y me detengo en el camino.

—No, la bonita aquí eres tú... — me dice y acaricia mi rostro —No sabes cuánto siento todo lo malo que te he hecho pasar... Quisiera borrarlo, regresar a esa primera noche que te conocí y decirte lo que realmente deseaba decirte aquella noche — me dice dejándome sin aire.

—¿Y que era? — pregunto bajito.

— Lo que realmente quería decirte, es que eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida y que, hubiese sido un placer para mi si tu hubieses aceptado conocerme y quizás ser novios y quién sabe, en un futuro, formar una vida juntos. — me dice dejándome sin palabras. —Piénsalo y me respondes luego, ¿te parece? —me pregunta en un susurro y asiento.

«¿De verdad este Lucas es el mismo que yo he conocido? Cuantas cosas tan hermosas ha ocultado su odio».

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