Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 54

He intentado indagar por todos los medios medianamente posibles el nombre de la difunta esposa de Raúl, pero aún no lo consigo. Entre el almuerzo con los empresarios tailandeses, la cantidad de recados que he recibido de mi jefe; sumado a que en una semana es el aniversario de la empresa y me han pedido colaborar con todos los preparativos, apenas he podido investigar más a fondo.

Apago la computadora, organizo los papeles de mi escritorio y busco mi bolso para irme a casa. Hoy la cena será interesante, Lucas y yo le diremos a mi padre que estamos juntos nuevamente... sólo con pensarlo me pongo nerviosa.

Estoy saliendo de mi oficina para ir al ascensor cuando prácticamente choco con Alejandro —disculpa — digo y doy dos pasos hacia atrás —¿Te he lastimado? — pregunto algo avergonzada por ni siquiera haberme dado cuenta de que estaba allí.

—Estoy bien, tranquila. Justo iba a verte — me dice con una enorme sonrisa tatuada en su rostro, la cual no comprendo.

—¿A mí? ¿Para qué? ¿Me he olvidado de hacer algo? — pregunto haciéndome la preocupada por mi trabajo, lo cual es prácticamente mentira.

—No, eres muy eficaz con tu trabajo, sólo te iba a buscar para invitarte unas copas, ¿qué dices? — pregunta con gran interés y sé que es una oportunidad increíble para intentar sacarle información, pero Lucas no me perdonará si le dejo abandonado en la cena con mi padre.

Simulo una gran sonrisa pretendiendo estar interesada por la oferta —hoy tengo un compromiso familiar, ¿qué te parece mañana después del trabajo? — propongo y es que realmente necesito intentar sacarle toda la información que pueda.

—Me parece perfecto, nos vemos mañana entonces. — responde y simplemente asiento.

—Nos vemos. — Sentencio y continúo con mi camino sin dejar de pensar en qué cuál será la reacción de Lucas al enterarse de la existencia de Alejandro.

«Sólo espero que pueda entenderlo».

[...]

—¡Bella! Hasta que vuelvo a verte amor — me dice con ese acento que tanto me gusta apenas entro a la casa.

—Se me ha hecho eterno el día sin ti. — le dejo saber acercándome a él y de inmediato llevo mis manos a cada lado de su sensual rostro para mirarle a los ojos y luego besarlo como tanto he deseado hacerlo.

Sonríe sobre mis labios a la vez que va enredando sus brazos a mi cintura —me ha pasado igual. Siento que nos hace falta irnos lejos solos los dos y tener aquella luna de miel que nunca tuvimos. — comenta y vuelve a besarme con urgencia.

—Guapo...— intento decir entre besos, pero me es muy difícil continuar si él me sigue besando así.

—Dime...— dice apoyando su frente contra la mía.

Tengo sus ojos clavados en los míos y no puedo parar de sonreír como una tonta —enfoquémonos en el ahora. — digo y tomo aire —mi padre llegará en cualquier momento— consigo decir haciendo que ambos riamos de nuestra complicidad.

—Debemos hablar con él antes de que nos encuentre infraganti. — bromea.

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