Un día más entrando a este edificio donde debo fingir tal como lo hacen los espías en sus misiones. Saludo de manera amable a quienes ya se animan a decirme algo, aunque sea tan simple como "buenos días", y voy hacia el elevador. Las puerta está por cerrarse cuando una mano masculina interfieres y hace que se vuelva a abrir —Buenos días. — Me dice un hombre de cabello rubio, ojos verdes bastante alto y joven. Cabe destacar que su porte elegante y bien parecido le hacen parecer un gran ejecutivo de la empresa. Él presiona el mismo piso que yo y me mira.
—Buenos días. — respondo de manera cortés.
—Alejandro Sandoval. — me dice ofreciéndome su mano y me quedo en blanco.
«No puede ser...»
—Sienna Damianni — digo y estrecho su mano. No sé qué decirle, no me atrevo a preguntarle nada.
—¿La asistente ejecutiva de mi padre? — me pregunta haciendo que todas mis dudas se disipen.
Asiento —no sabía que el señor Sandoval tenía un hijo — digo con un hilo de voz.
—Somos tres. Mi hermana Alicia, mi hermano Mateo, y yo — me explica y tomo notas mentales de lo que me dice.
«Me pregunto si Lucas sabrá esta información ».
—Vaya, sí que es una sorpresa. — digo de la manera más neutral que puedo — ¿y cómo has sabido que yo era la asistente de tu padre? — me atrevo a preguntar.
Él sonríe, rasca su cabeza y me mira —mi padre me ha hablado de ti. — confiesa y presiento que mi plan comienza a funcionar.
—Espero que hayan sido cosas buenas — bromeo.
«Quizás Alejandro pueda ser otra pieza clave en todo esto».
—Sí, pero no ha mencionado lo bella que eres — sentencia.
«Sus palabras son una alarma para todos mis sentidos. Me da miedo que esto arruine todos mis planes».
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