Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 56

Después de casi tres horas entre la cena y la sobremesa, Lucas cierra la puerta de entrada una vez que mi padre sale de la casa y me mira desde allí —no ha ido tan mal — comenta haciéndome reír.

—Para nada, es más han armado planes de boda y todo — me quejo cruzándome de brazos mientras apoyo mi espalda contra la columna que está detrás de mí.

Él camina hacia mi tal como si yo fuese su presa y se sonríe — ¿y eso te molesta?— pregunta divertido.

Inmediatamente niego —no, pero creí que mi padre nunca te perdonaría por aquello que sucedió... ya sabes, el día que intente suicidarme — me explico, cuando ya sus brazos rodean mi cintura y me pega a él.

—Tu padre y yo hemos conversado mucho de aquello luego que regresé aquí a Miami. No pude contarle todos los detalles, pero si le confesé que me he equivocado mucho contigo y que estaba completamente arrepentido por ello.Cuando me di la oportunidad de conocerle mejor, porque ya sabía que él no había sido quien le había hecho tanto daño a mi hermana, me di cuenta de lo mucho que significas para él y de cómo le importa que tú seas feliz. Él también se dio a la tarea de conocerme y, de alguna manera, le he dado a entender que tú te has convertido en lo más importante de mi vida; creo que por eso hoy estaba tan feliz — me explica.

Mis brazos ya están por encima de sus hombros y mis ojos clavados en los suyos —¿entonces podemos decir que te llevas de maravilla con tu suegro?— pregunto sugerente y sonríe.

—Ya lo has visto... hasta quiere que le demos un nieto — rebate y le miro entrecerrando los ojos.

—Sabes que no se puede ahora. Tenemos un plan — explico firme.

—Lo sé, pero nunca hemos hablado de ese tema...—

—Porque nuestro matrimonio al inicio no fue por amor, y luego... es que no podemos pensar en un futuro cuando aún no hemos resuelto el pasado — rebato y me escapo de entre sus brazos para ir hacia el jardín.

Realmente necesito tomar un poco de aire, no tenía pensando que habláramos de este asunto. Me agobia mucho el no poder hacer planes juntos por todo lo que nos rodea y mucho menos cuando él también lo sabe. Me siento en el cómodo sofá que hay bajo la parte cubierta del jardín y solamente me quedo en silencio observando la piscina perfectamente iluminada en esta noche estrellada.

—¿Por qué huyes?— me pregunta cuando viene hacia mí.