Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 60

No sé muy bien si han pasado minutos u horas, únicamente les veo acercarse a la mesa nuevamente, pero la mirada de Alejandro está perdida. Le noto agobiado y ¿triste?

—Sienna, lo siento. — me dice con un hilo de voz —espero que no te moleste si Lucas te lleva a tu casa, no me encuentro bien. — Se disculpa y deja dos billetes de cien sobre la mesa.

—No te preocupes, nos vemos mañana en la oficina. — Propongo, pero él no dice nada; tan solo asiente y se aleja.

Le observo cómo entra al restaurante para irse y cuando ya le veo lejos miro a Lucas, quien ahora está sentado frente a mí. —¿Qué fue lo que sucedió?— le pregunto totalmente confundida.

Tengo la sensación de que Lucas está igual o más confundido que yo. Pasa sus dedos por su cabello negro azabache e intenta encontrar las palabras adecuadas —sucede que Alejandro se ha enterado que su hijo murió junto a mi hermana en aquel accidente. Está devastado y lleno de preguntas al igual que yo, pero yo no puedo decirle que el primer sospechoso es su padre; quedaría al descubierto. — me explica de la manera más calmada que puede.

— Y¿si ese hijo no era suyo? Él me ha dicho que Lucía lo ha engañado con su padre — comento, pero en realidad por dentro estoy llena de miedos de que Lucas se tome mi cuestionamiento de manera negativa.

—Lo primero que me ha preguntado es cuanto tiempo de embarazo tenía Lucía, y cuando le dije que apenas tenía cuatro meses ha llorado como nunca he visto llorar a un hombre. Me explico que no tenía dudas de que ese niño fuese suyo... Intenté averiguar más, pero no he tenido éxito. — explica.

«Me siento mal por Alejandro, no debe ser fácil enterarse de algo así, pero lamentablemente no hay nada que se pueda hacer ya».

—Amor...— digo con algo de dudas y me mira con una tímida sonrisa.

—Me gusta cuando me llamas así — comenta y sé que está haciendo un gran esfuerzo por mantener la compostura y no echarse a llorar al revivir el dolor que ha significado perder a su hermana.

—¿Tú crees que Alejandro es una víctima más?— cuestiono.

El encoge sus hombros —no lo sé, no sé en quien deba confiar y en quien no… Y¿si tan sólo es una fachada para mantener su imagen frente a mí?— rebate y sé que tiene razón.

—Tendré que averiguarlo, ¿no? — propongo.