Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 87

Al día siguiente:

Se podría decir que dormir ha sido prácticamente una tarea imposible para ambos. Hemos estado dando vueltas en la cama toda la noche intentando conciliar el sueño, pero entre tantas noticias y el enfrentamiento con mi padre, ha sido casi imposible.

Me abrazo a mi almohada con la intención de intentar cerrar mis ojos para poder dormir un poco, pero sus brazos rodeándome y su rostro apoyado sobre mi abdomen me hacen sonreír — ¿qué haces? — le pregunto bajito.

—Te amo, ¿lo sabes? — me pregunta e inevitablemente debo mirarle.

—Claro que lo sé, yo también te amo — rebato y me acomodo mejor sobre la cama para quedar completamente boca arriba.

Él se acomoda mejor sobre mi abdomen y con sus dedos levanta delicadamente la parte superior de mi pijama para luego comenzar a dibujar círculos imaginarios con la punta de sus dedos. –Bella — me dice en un susurro haciendo que clave mi mirada en ese mar azul que tanto me puede.

—¿Qué? — pregunto ante su inminente silencio.

—No puedo dejar de pensar en que tu padre ha reaccionado de esa manera y ni siquiera ha sabido toda la verdad — comenta— no puedo dejar de sentirme culpable por lo que te hice. Pienso en que, posiblemente nuestros bebés puedan ser mujeres y mataría a quien cualquiera que les hiciera daño como yo te lo hice a ti — confiesa y sé muy bien que se refiere a aquel episodio.

—Mi amor — digo. enredo mis dedos en su cabello negro azabache e intento encontrar las palabras adecuadas para que podamos de una vez por todas zanjar aquel asunto –lo nuestro sin dudas ha comenzado de la peor manera. Nos hemos herido verbalmente y físicamente, eso lo sabemos muy bien, pero también hay que admitir que a pesar de todo aquello, nos amamos. —

—Pero eso no borra lo que te he hecho — me dice tan bajito que apenas puedo oírle.

—Tienes toda una vida para reemplazar aquel momento por miles de otros increíblemente hermosos — propongo.

—¿Tu realmente me has perdonado? — me pregunta con un hilo de voz.

Su pregunta es muy difícil de responder porque lo correcto sería decirle que no, que lo que me ha hecho es imperdonable y que realmente he cometido un error en iniciar nuevamente algo con él, pero la realidad es otra. En el corazón no se manda, y a pesar del odio que llegue a sentir en algún momento, también debo admitir que caí rendida a sus pies desde el primer instante que le vi en aquella fiesta.

—Parece que no — dice ante mi silencio, el cual es tan sólo una consecuencia de mis pensamientos.

—No respondas por mí. — le digo intentando no reírme de lo increíblemente intenso que puede resultar ser a veces.

—Tu silencio parece decir muchas más cosas que tu boca — comenta.

—Sólo pensaba — me defiendo.

—¿En qué? — me presiona.

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