Después de ducharme y cambiarme, bajo la escalera para, por fin, poder atender al que ahora sé que es mi medio hermano. No hace falta más que dar dos pasos en el salón para darme cuenta de que mi prometido se comporta como un caballero y ha atendido a Alejandro de manera cordial.
—Buenos días. — digo mientras me acerco a ellos.
Las miradas de Lucas y de Alejandro se centran en mí y me sonríen de manera diferente. Por un lado, Lucas lo hace de esa manera tan especial que tiene y que baja mis defensas por completo, y por el otro lado, la sonrisa de Alejandro es un poco más forzada y es que supongo que aún no sabe muy bien cómo comportarse conmigo.
—¿Te sirvo el desayuno bella? — me pregunta mi prometido y asiento mientras me acerco al lado de Alejandro y él se pone de pie.
—Buenos días, siento haber venido tan temprano — se disculpa para luego saludarme con dos besos.
—No te preocupes, aunque admito que no te esperaba — confieso y realmente siento que debo decirle con total honestidad cómo me siento con él y no intentar simplemente endulzar la situación.
—Lo sé y la verdad es que yo tampoco pensaba venir, pero tampoco puedo irme de esta manera. — confiesa y sólo entrecierro mis ojos mientras le veo completamente confundida.
—¿Irte? — Cuestiono sin entender nada mientras nos sentamos cada uno en su puesto alrededor de la mesa donde ya hay dos tazas de café y tostadas.
—Me iré a vivir a New York — explica finalmente y esto sí que no me lo esperaba.
—¿Y eso? — Pregunto mientras Lucas se acerca a mí para traerme una taza, el azúcar, saquitos de té y limón.
La cara de Alejandro es una clara representación de un hombre que está agobiado y cansado –necesito alejarme de toda esta situación — me dice y respira profundo tal y como si estuviese intentando tranquilizarse.
Tengo miedo de que me diga que la confusión que tenía conmigo aún no se le ha pasado, no quiero pasar por una situación así y mucho menos con Lucas sentado cerca de mí, sería demasiado incómodo.
A pesar de mis miedos, me atrevo a mirarle a los ojos —¿De qué situación? — pregunto prácticamente con un hilo de voz.
—Alice y Mateo no me perdonan que su padre esté en la carcel por mi culpa, ellos me reclaman que como él no es mi padre biológico, a mí no me importaba nada. —
—Pero ¿acaso no les has dicho lo que él ha hecho? — le interrumpo y es que en verdad no puedo creer que sus hermanos le reclamen esto.
Asiente –claro que lo he hecho, pero no comprenden la situación. Creo que lo mejor es que ponga algo de distancia entre nosotros, al menos por un tiempo. — me explica.
—Por supuesto. — responde finalmente y sonrió.
—¡Que bien! ¿Y ya le has dicho a mi... nuestro papá? — pregunto y debo corregirme a la mitad de pregunta.
—Aun no, pero lo haré mañana — explica.
No sé si sea una buena idea o no, pero cruzo miradas con mi prometido como intentando saber si invitarle al almuerzo es o no una buena idea, pero él no da ninguna pista de lo que piensa, supongo que es mi decisión —hoy almorzaremos con él y con los padres de Lucas, ¿te apetece unirte a nosotros? — le pregunto finalmente sin conocer las consecuencias que esto pueda tener.
—Es que... no sé qué decir, después de todo Lucía era tu hermana — le dice a Lucas.
—A mis padres no les molestará verte, sino todo lo contrario, creo que ellos quisieran conocer también a el novio de su hija y el padre del bebé que ella esperaba — explica y vaya situación en la que lo he metido.
Cada vez que el nombre de Lucía se nombra en una conversación, todo parece cambiar. Alejandro ahora está más triste que antes, pero hace un gran esfuerzo por mantener la compostura –supongo que será bueno cerrar ese capítulo en mi vida antes de alejarme por un tiempo — explica y sé, que lo que nos espera en unas horas es muy difícil, pero también necesario, todos los involucrados sentados en una misma mesa diciéndonos verdades que no sabíamos.
« Solo espero que las heridas sanen algún día ».
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Atrapada en la Venganza de un Millonario