El cuerpo de Lucien era perfecto, su uno ochenta y tres imponía, el abdomen, brazos y piernas marcadas lo hacía tan irresistible a las mujeres, y su rostro apuesto adornado con esos verdes ojos oscuros, lo hacía parecer un dios griego andante sobre la tierra
— Mamá, no te enojas con papá, nos bañamos juntos y él no tiene ropa, debemos comprarle mucha ropa mañana, mientras tanto le prestaremos una de tus pijamas, espérame aquí, papá — el niño corrió a la habitación de su mamá, para buscarle algo a su padre
En la sala de estar, Angelina sentía las mejillas calientes, volver a ver semidesnudo a si ex marido después de tanto tiempo, era por decir lo menos impactante, Lucien Black, siempre tuvo el poder de nublarle los sentidos, ella estaba tan enamorada de cada parte de su atractivo cuerpo
Jan Pierre y Philips, también se quedaron sorprendidos de ver qué Lucien, se encontraba vestido solamente con una pequeña toalla atada a su cintura
— Nos estamos poniendo cómodos aquí, ¿cierto? — el asistente Jan Pierre, comentó, él no veía con buenos ojos al padre del niño, no después de todo lo que había hecho pasar a Angelina, en el pasado
Se vió llegar al niño, en sus manitas traía con él dos opciones de pijama, una era una camisón corto color negro de seda con algunos detalles muy femeninos, los asistentes se voltearon y tosieron un poco por la incomodidad de ver una prenda tan personal de Angelina
La otra era un conjunto ligero de pantalón y camisa, el niño había hecho lo mejor que pudo para llevarle algo que vistiera a su padre
— Papá, ¿cuál opción te gusta? mira, está se ve muy cómoda — dijo Lucien, levantando la prenda con su manita regordeta, le estaba ofreciendo el camisón de seda al gran y poderoso joven amo de la familia Black, era algo tan adorable de ver pero a la vez un poco ofensivo
— Si, creo que me quedaré con el pantalón, soy tímido y pudoroso — comentó Lucien
Los asistentes entrecerraron los ojos en su dirección, que de pudoroso tenía pasearse en toalla por la sala, ese Lucien Black, si que tenía sus propios métodos para hacerse notar
Cuando por fin se vistió, la pijama le quedaba demasiado pequeña, parecía que se le había encogido puesta, Philips, apenas pudo contener la risa que le causaba su amigo, Jan Pierre, solo rodó los ojos, era increíble como el poderoso empresario estaba haciendo lo que fuera por permanecer en el penthouse
Angelina, al mirarlo como es que su pijama apenas le había quedado, dijo lo que había querido decirle desde que llegaron al penthouse
— Lucien, no es necesario que pases estás vergüenzas, además debes irte a tu casa, todavía tengo que trabajar un poco y el pequeño Lucien debe recibir su clase de idiomas — Angelina, había investigado y le recomendaron que el niño aprendiera varios idiomas pero desde pequeño, el inglés y el español los dominaba, pero le faltaban otros que debido a que sería el heredero de la familia Di Monti, debía aprender
— ¡No! papá, no te vayas, no quiero que papá, se vaya... mamá, ¿por qué te portas tan mal? puedes dormir conmigo aquí en mi cama, quiero que papá me lea un cuento — el niño se puso mal, comenzó a llorar, se le notaba la desesperación, no quería volver a perder a su padre
Angelina, trato de consolarlo, de alguna manera le tenía que hacer entender que aunque Lucien Black, era su padre, ellos tres no vivirían juntos, la joven CEO, quiso cargar a su hijo, pero Lucien, la rechazó
— ¡No, mamá, es mala, quieres que papá, se vaya, que el pequeño Lucien, no tenga papá! — el niño corrió y se abrazó a una pierna de su padre, Angelina, Philips y Jan Pierre, estaban sin palabras
— Pequeño Lucien, papá, no se va a ir de aquí y si se va los llevará con él, ya no llores, vamos, te acompañaré a tomar tu clase de idiomas y después de cenar te leeré un cuento, te prometí que no iba a dejarte y lo voy a cumplir — el CEO, cargó a su hijo y le secó las lágrimas, el niño se acurrucó en sus brazos recargando su cabeza en el fuerte hombro de su padre
Lucien Black, levantó su penetrante mirada hacía Angelina, la joven madre no pudo leer con exactitud lo que había en ella, parecía haber reclamo, reproche y a la vez comprensión y paciencia
La mujer los vió perderse a padre e hijo por el pasillo, su hijo llevaba la mirada en la nada, parecía solo estar sintiendo el cálido abrazo de su padre, era eso lo que tanto quería, encontrar a su padre y que le diera su amor
Angelina, cayó sentada en uno de los sillones, su hijo no se la estaba poniendo nada fácil, ella y el padre ya estaban divorciados, no tenían que ver uno con el otro más, además para Angy, el matrimonio que tuvo con Lucien Black, había sido todo menos feliz, evidentemente no quería recordar el pasado, simplemente había aceptado que el padre de su hijo nunca sintió amor por ella
Philips, recibió un mensaje de su jefe
— Trae una maleta de ropa para mí, artículos personales también, me quedaré unos días con mi hijo aquí en el penthouse
— Quiero probar la pizza que le gusta a mi hijo, después le daré a probar las ensaladas que sueño comer yo — respondió el hombre
— El niño hizo una carita de rechazo, pero si no había más remedio, también probaría lo que su padre solía comer
Media hora después dos deliciosas pizzas familiares llegaron al edificio, el portero las subió amablemente, el pequeño Lucien, daba saltitos de alegría, cómo la mayoría de los niños amaba la pizza y las hamburguesas, lo que no sabía era que su padre en un futuro cercano iba a vigilar muy de cerca su alimentación para que comiera sanamente y solo de vez en cuando obtuviera un poco de comida chatarra
— ¿Qué te parece la pizza, papá? ¿verdad que está deliciosa? — preguntaba el pequeño Lucien mientras tomaba un poco de su burbujeante soda, a Lucien Black, casi se le paran los cabellos al ver a su pequeño comer y beber así
El CEO, tuvo que comer también de la pizza, en realidad estaba bastante buena, pero el hacía muchísimo tiempo que no probaba esos alimentos, fue como volver a ser un niño otra vez, el estricto empresario esa noche había batido récord en hacer cosas que jamás habría imaginado hacer
— Solo es un poco de pizza, Lucien, no es como que vayas a perder la figura con una rebanada o dos, mañana haces el doble de cardio y listo — comentó Angelina
— Me gustaría mejor comenzar a hacer cardio está misma noche, ¿tú que opinas Angelina? — el CEO, que siempre era muy propio y frío y que con Angelina, jamás bromeaba, había dicho esas palabras que se podían interpretar en más de una manera
Angelina, se ahogó con la soda, el pequeño Lucien, le dió unas palmaditas en la espalda
— Mamá, no comas tan aprisa, deja que papá, haga ejercicio por la noche si así lo quiere, ¿si? se buena, mamá
— Este niño es... insufrible y el padre un descarado — murmuró la bella CEO
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