Los doctores estaban a contratiempo, los bebés ya no tenían líquido amniótico para seguro dentro de la madre, debían sacarlo a toda prisa, en un santiamén prepararon a July y comenzaron a sacar a las criaturas,
El primero en salir fue un varoncito, el bebé tenía los cabellos untados y los ojos miel como su padre, el niño lloró a todo pulmón a Juliana se lo mostraron rápidamente, tenían que seguir con la tarea de traerlos a todos al mundo, el segundo bebé también fue un varón, su llanto avisó a Juliana que ya había nacido su segundo hijo, cuando se lo mostraron y no pudo contener las lágrimas
— Señora Sbetovich, es hasta ahorita madre de dos varoncitos, conozcalo para que se lo lleven a limpiar — July, le dió unos besos de bienvenida a sus retoños y esperó tratando de mantener la calma a qué su tercer bebé naciera
Cuando sacaron al tercer bebé, esta era una mujercita, una nena que tenía los ojitos azules como su madre, Juliana la puedo tocar cuando la pusieron en su pecho
— Hola bebé, bienvenida al mundo, yo soy mamá — Juliana se sorbía la nariz, los mejores pediatras asistieron a los bebés Sbetovich, Lenitzer ya lo tenía todo dispuesto, solo lo mejor de lo mejor atendería a su familia
El CEO Alemán llegaba un poco retrasado por el tráfico, se peleó en el camino con varios conductores que si se apresuraban, le fue imposible llegar a tiempo, ansioso y preocupado llegó preguntando por su esposa y sus hijos
— Señor Sbetovich, los bebés ya nacieron, están en este momento siendo revisados, por favor vaya a la habitación privada que reservó a ellos los llevarán pronto para allá, debe haber alguien que los reciba, su esposa será llevada más tarde, antes la pasarán a recuperación para estar seguros de que todo va bien
Lenitzer fue a la habitación privada que reservó para Juliana, todo ese piso estaba pago, no quería a nadie merodeando, él era muy protector con su familia, tres enfermeras entraron con tres pequeños bultos envueltos en una frazada, ya estaban limpios y cambiados, listos para conocer a sus padres, ellos llevaban sus ojitos abiertos, detrás de las enfermeras tres camilleros llevaban tres cunitas para que los bebés durmieran, de hoy en más todo sería en números de tres
El hombre no era muy sociable, las enfermeras dejaron a los bebés y salieron junto con los camilleros, ellas irían a preparar las mamilas para cuándo tuvieran hambre, les estaban pagando excelentemente bien su guardia, debían ser muy profesionales y dar lo mejor de sí aunque no pudieron evitar pensar en lo increíblemente apuesto y elegante que era el padre de los bebés
Lenitzer, no sabía a cual de los tres chiquitines cargar, no había nada azul o rosa que los definiera como niños o niñas, comenzó a por uno y lo tomó en sus brazos
— Hola... soy papá, eres un bebé muy hermoso, mira que bellos ojos que tienes, son tan parecidos a los míos, tú te vas a parecer a tu padre ¿cierto? — el bebé hacía ruiditos adorables, Lenitzer se había enamorado de él, pero sería injusto si no cargará a sus demás hijos, así que fue por otro y dejó el que tenía en su cuna
— Hola pequeño, ¿es papá, recuerdas mi voz? soy el que te hablaba por las noches, el que te cantaba una canción de cuna para que durmieras y que mamá también durmiera — Lenitzer pudo apreciar que los ojos de ese bebé eran azules
— Heredaste los bellos ojos de tu madre, ella seguro va a estar feliz de que te le parezcas, menos mal que es así no me gustaría llevarme todo el crédito siendo que ella fue la que los llevó en su barriga por casi nueve meses y que los dió a luz — el hombre dió besos en la frente de su pequeño y fue a acostarlo para cargar al último
— Pero mira nada más, tienes mi color de ojos tu también, eres tan hermoso o hermosa, no sé todavía el sexo de mis propios hijos, ¿y si me fijo? Aahh.. mejor me espero a que se necesiten cambiar
Las enfermeras dejaron al padre los biberones, al poco rato de recibirlos comenzaron a llorar, tenían hambre y Lenitzer no sabía que hacer para alimentarlos a todos al mismo tiempo, afortunadamente Dimitri llegó a qué le firmara un documento importante y lo atrapó para que le ayudara
— ¿Pero qué demonios está pasando aquí? ¿por qué todo el mundo está llorando? ¡carajo, Lenitzer, tus bebés ya nacieron, son tres, es real!
— Claro que es real, toma uno para que le des la mamila, tienen hambre al mismo tiempo, joder, ¿cómo voy a hacer para atenderlos? solo tengo dos manos, necesito otras cuatro más
— Yo no sé nada de bebés, Lenitzer, y no pienso tener hijos nunca, mírate, pareces el lobo ese que sale en hotel Transilvania, lleno de hijos y sin saber que hacer con ellos, en serio que te excediste
— No me sermonees y carga a un trillizo para que le des la mamila, ni que fuera cosa de otro mundo, ¿ahora vas a decir que no tienes la habilidad para alimentar a un bebé? que inútil
Los abuelos cargaron a un bebé cada uno, el otro lo tenía su padre, Luciana fue quién quiso revisar el pañal de cada uno, se dió cuenta que estaban mojados y necesitaban un cambio, ella tomó al primero y lo descubrió
— ¡Julien, Lenitzer, el bebé es un niño!
— ¿Estás segura? — el CEO Torrenegro preguntó
— Claro, ven, compruébalo tu mismo — Julien avanzó hasta la cama, Lenitzer también lo siguió, efectivamente era un varoncito, Luciana se apresuró a cubrirlo y a vestirlo de nuevo
— Ahora a este que estoy cargando, vea por favor si es un niño o una nena — pidió Lenitzer
Juliana rió divertida, ella cambió al bebé de ojos miel y comprobaron que se trataba de un varón, habían tenido dos varones, Los CEO estaban que no cabían de la dicha, eso significaba herederos
— Cariño, revisa a este bebé que tengo en los brazos — pidió Julien, él se mantuvo junto con Lenitzer muy atento, así fue hasta qué Luciana quitó despacio el pañal
— ¡Santo dios! es una nena, es una niña, Julien, vengan a ver
— ¡No, no, confiamos en ti, querida, son dos niños y una niña, que excelentes noticias!
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