CEO: Matrimonio arreglado romance Capítulo 1

Narra Liam.

Tomé la carpeta observando cada nombre de la Lista Dorada: se llamaba así porque en la sociedad de Jefferson existía una tradición de matrimonios arreglados que se remontaba desde muchos años atrás, tradición que todos querían conservar para su conveniencia  financiera. Ahora yo tenía que elegir una de las mujeres que aparecía en dicho listado para que fuera mí esposa. Parecía como si estuviera en un restaurante pensando que plato escoger, esto era absurdo, pero todo en está ciudad  se manejaba de está manera, las apariencias, honor, la estabilidad, matrimonio e hijos eran lo más importante. Crecí en este lugar y ahora no podía darme el lujo de seguir siendo señalando como el hombre que su  prometida lo había dejado unos días antes de la boda para estar con otro hombre. Mí posición no me permitía estar en la boca de todos por una situación tan desagradable. Pero no todo era malo, era el CEO más deseado y ahora que estaba soltero de nuevo estaba en las miradas de las jóvenes mujeres que estaban listas para casarse. Mí deber era seguir el legado de mi familia y para ello necesita herederos y por lo tanto una esposa quien me los diera.

Hice una pausa, de mí elección para tomar un trago. Cerré los ojos y comencé a recordar  la manera que mí corazón se rompió cuando Jessica me confesó que estaba enamorada de alguien más.

—Por esa razón, no puedo casarme contigo—pronunció quitándose el anillo lentamente de su dedo para luego tomar mí mano y colocarlo sobre mí palma.

Las palabras de la que ahora era mí ex prometida resonaban en mi cabeza, mientras veía el anillo de compromiso que me había devuelto, traté de identificar mis emociones, una potente mezcla de furia y conmoción sentí en ese momento. Conocía a Jessica desde que estábamos estudiando en la secundaria, su belleza era deseada entre los hombres de nuestro círculo social, muchos querían poseerla. Cuando le propuse matrimonio (sin recurrir a la lista dorada) fue el mejor día de mí vida, era  la envidia de todos, finalmente la mujer más hermosa y deseada era mía. Todo parecía funcionar a mi favor. Era el CEO de corporaciones Brown, el más joven de todo el país tenía veinticinco años, estaba en la mejor época de mí vida. Muchos me consideraban  arrogante y orgulloso, pero no  todos sabían que esas cualidades me habían llevado a lograr mis objetivos. Sin embargo, todo se comenzó a derrumbarse cuando ella me dejó. No pude detenerla cuando  vi que salía por la puerta, mí orgullo y honor habían sido lastimado. Ese mismo día había  recibido una llamada del hospital, mí hermana Isabela, había tenido un accidente,  sufrió quemaduras  muy graves, su cuerpo estaría marcado de por vida. El mundo en que vivíamos no era amable con las mujeres, ellas no podían  tener  defectos físicos que fueran visibles, y si los tenían eran dejadas a un lado y consideradas indignas, condenándolas a una vida en las sombras ya sea como solteronas o atrapadas en un matrimonio con la primera escoria que las aceptará. Mi futuro meticulosamente planeado estaba en ruinas. Me había  quedado con el corazón roto y  con una hermana deprimida por su estado físico.

Abrí los ojos de nuevos al escuchar el timbre de  mí celular. Se trataba de  mí padre, respondí la llamada, él  insistió que eligiera pronto a mí futura esposa, necesitábamos  un vínculo con una de las tantas   familias con prestigio de la ciudad de Jefferson, habían unas cuantas que  reunían los requisitos de hijas solteras, pero todas tenían algo que manchaba su reputación, algunas bebían mucho haciendo escándalos en las frecuentes fiestas que se organizaban en la ciudad, otras salían  con hombres siendo captadas en situaciones poco favorables, dando una imagen no apta para una futura esposa y madre.

—Hijo, el señor Wood quiere reunirse contigo, al parecer su hija acaba de cumplir la mayoría de edad y quiere hacerte la petición de considerarla en la lista dorada —me informó mí padre, en dicha lista solo estaban inscritas las mujeres mayores de dieciocho años.

—De acuerdo padre dile que venga a verme a las tres de la tarde—respondí entre suspiro, no creía que haciendo esto tendría la candidata para ser mí esposa, pero no perdía nada con escucharlo.

***

Por tarde el señor Wood llegó a la empresa, Alejandra mí secretaria lo hizo pasar. En cuanto lo vi lo saludé.

—Toma asiento por favor—le pedí tomando mí lugar detrás del escritorio.

—Gracias por aceptar verme, se que eres un hombre muy ocupado—comenzó diciendo, Wood era un inversionista muy exitoso tenía una buena reputación.

—¿Quieres algo de tomar?—le pregunte cortésmente.

—No, así  estoy bien—respondió.

—De acuerdo, si no te importa háblame de tu hija, me enteré que recién cumplió la mayoría de edad—comente para apresurar la conversación.

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