CEO: Matrimonio arreglado romance Capítulo 13

Narra Liam.

 

Cuando acepte casarme con Katherine la tomé como un premio de consolación y una solución  para mí vida personal. No había podido verla de otra manera, mis pensamientos habían girado en torno a Jessica, en lo que había perdido. No pude superar ese golpe a mi orgullo,  luché contra una rabia casi incontrolable cuando pensaba en ella. Jessica no había resultado ser la mujer que yo creía que era, era un producto de mis fantasías, algo que había interpretado para hacer de mi posesión un triunfo aún mayor. En ese tiempo fui inmaduro,  disfrutaba de la envidia de otros hombres que la querían para ellos. Su compasión y frialdad tras mi humillación por su romance  solo habían alimentado mi furia y mi hambre de venganza.

Hoy me consideraba  una persona diferente. Mientras miraba a mi joven esposa caminando hacia mí, me di cuenta que ella  no era igual que la mujer que me había  roto el corazón y eso me hizo sentir aliviado. Katherine era diferente a todas las mujeres de Jefferson, tenía coraje, era muy decidida y sabía lo que quería, le gustaba romper las reglas y eso me encantaba más.

Cuando  finalmente el señor Wood  me entregó a su hija, en mí  palma, ella me miró a los ojos brevemente y luego rápidamente desvió la mirada, sus mejillas estaban enrojecieron.  Había optado por una pieza elegante y fluida que acentuaba su figura. Tuve problemas para apartar los ojos de ella cuando el sacerdote comenzó su discurso. Sollozos venían de los bancos, eran nuestras madres quienes estaban conmocionadas.

Después de que el sacerdote nos declaró marido y mujer, Katherine se puso nerviosa. Era el momento del beso, me acerqué a ella y la besé, fue uno perfecto al igual que el que nos habíamos dado en fiesta de compromiso. Durante estos meses tuve que contenerme de besarla de manera inadecuada porque sabía que conllevaría a otra cosa. No pude sacarla de mí menté durante este tiempo y ahora que era mía podía besarla cuando yo quisiera. No pude evitar imaginarme cómo sería nuestra vida sexual. Si bien amaba dominar y era una amante exigente, trataría de ser gentil y cuidadoso con ella.

Los aplausos aumentaron entre nuestros invitados y pronto todos estaban de pie, esperando vernos salir.Tomé la mano de mí esposa y la guie por el pasillo hasta entrada de  la iglesia, donde recibimos felicitaciones. Luego subimos al auto que nos llevaría al salón donde sería la recepción.

—¿Te gusta tu anillo de bodas?—le  pregunté, pasando mi pulgar sobre su dedo. Había elegido anillos que tenían un efecto sombrío, cambiando gradualmente de oro blanco a oro rosa. Mi anillo era simple, el oro blanco más prominente, pero el oro rosa dominaba el anillo de Katherine. Un lado estaba forrado con pequeños diamantes.

—Es hermoso. Nunca había visto una progresión de color como esa—respondió.

—Los elegí porque  simboliza nuestras diferentes personalidades—comente, la mia era fría y controlada y la de ella cálida y esperanzada. Ella me regaló una hermosa sonrisa. Cuando llegamos a la recepción la ayude a salir del auto. Poco después ingresamos, nos saludaron  otras personas más, luego nos dirigimos a nuestra mesa. Después de unos minutos, me puse de pie  y le extendí la mano  a Katherine para que la tomará, todos estaban esperando nuestro primer baile. Con una elegante sonrisa, me dejó ponerla de pie y llevarla a la pista de baile. Sus dedos se sentían un poco temblorosos, la sujete de la cintura y la acerqué a mí cuerpo y comenzamos a bailar—.Estas radiante, eres realmente hermosa—le dije al oído, ella simplemente me vio dulcemente, sus ojos se desviaron hacia mis labios, ahí supe que quería que la besara y eso hice precisamente, cada vez que probaba sus labios no quería despegarme de ellos, comenzaban ser un vicio.

Cuando la canción terminó nos separamos levemente, ahora debíamos bailar con otras personas como lo dictaba el protocolo, yo baile con mí suegra y ella con mí padre. Mis ojos siguieron a Katherine mientras bailaba con él.

—No puedes apartar los ojos de ella, ¿verdad?— preguntó mí suegra con una sonrisa de satisfacción mientras seguía mi mirada hacia su hija.

Ella tenía razón. Tuve problemas para apartar los ojos de ella. Mí ahora esposa era deslumbrante, y ahora era mía. No podía negar que la deseaba, era como si se hubiera activado un interruptor dentro de mí, especialmente ahora que tenía todo el derecho a reclamarla. Mis pensamientos se descarrilaron cuando mis ojos se posaron en mí hermana, ella estaba charlando  con Alexander, se había torcido el pie unos días antes  y andaba vendada, y para que pudiera caminar estaba usando un bastón. Alexander como el caballero que era la ayudaba en todo momento. Mí dulce ángel pronto se casaría, estaba feliz por ella, y orgulloso de su manera de seguir adelante. Ella tendría un buen esposo y eso daba tranquilidad.

En ese momento, me disculpé con mí suegra. Me dirigí hacía mí hermana.

—Tú y Katherine se veía  hermosos en la pista de baile—comentó ella. Mí cuñado me sonrió quedado de acuerdo con mí hermana.

En ese momento extendí mi mano hacia ella.

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