Narra Liam.
Katherine yacía ante mí como una diosa, con las piernas separadas, lo que me permitía una hermosa vista de su bonito coño. Su clítoris estaba hinchado y rojo, desesperado por llamar la atención. Los labios de su vagina y sus nalgas brillaban con su lujuria por mí. Mierda, mi cuerpo gritó para hacerla realmente mía, para hundirme en esta hermosa mujer. En cambio, tracé la parte interna del muslo con mi dedo índice, avanzando lentamente hacía la parte exterior de los labios de su vagina. Había anhelado hacer esto durante meses. Ella apretó y su pequeña protuberancia pareció hincharse aún más. Gemí, mis ojos buscando los de ella. Katherine se sonrojó, pero no apartó la mirada.
—No puedo esperar para comer tu hermoso coño—le dije excitado.
Se mordió el labio, sus ojos destellaron con un hambre que se dirigió directamente a mi polla que estaba dura debajo de mí pantalón. Separé sus muslos aún más para darme un mejor acceso y una vista espléndida, lentamente lamí un rastro húmedo desde su alegre nalga hasta el pequeño valle entre sus labios vaginales y la parte interna del muslo. Saqué mi lengua y lamí su línea. Ella jadeó, su coño se apretó con necesidad.
—Liam—susurró—.Por favor—suplicó.
Joder, sonaba como si mi boca fuera su salvación, me comería su coño todos todos los días. Nuestras miradas se encontraron de nuevo, y una sensación de absoluta posesión me invadió al ver su rostro hermoso y necesitado. Tenía los labios entreabiertos, las mejillas enrojecidas y sus ojos pidiéndome más.
—¿Quieres que siga comiendo tu coño para lamerlo profundo y fuerte hasta que te corras en mi lengua?—le pregunté con lujuria, ella asintió con la cabeza Presioné el más mínimo beso en su clítoris hinchado. Una vez más, un apretón y una fuerte inhalación de aire. Sus dedos se enredaron en mi cabello, casi dolorosamente. Le di lamidas lentas y deliberados, rodeándola con la punta de la lengua, aplicando solo un susurro de presión. Fui recompensado con un gemido tembloroso. La acaricié con mis labios, explorando sus suaves pliegues con mi lengua, saboreándola. Me sumergí entre sus labios y le di una larga lamida a su clítoris, tomándome mi tiempo para que pudiera sentir cada terminación nerviosa en su hermoso coño. Pero necesitaba más. Joder, no estaba seguro de quién de nosotros necesitaba esto más. Mi boca se cerró alrededor de su clítoris y chupé, haciendo que se arqueara sobre la cama con un gemido. Extendí la mano, agarrando su pezón entre mis dedos y tirando con fuerza, ella empujó su coño contra mi cara casi desesperadamente, gritando. Me sumergí más y empujé mi lengua dentro de ella, disfrutando del fuerte agarre de sus paredes a mi alrededor mientras la follaba con mi lengua.
—¡Oh Dios!— susurró ella comenzando a temblar. Me aparté y besé su muslo, tomándome mi tiempo para descubrirla antes de concentrarme en su coño una vez más. Lamidos largos con la parte plana de mi lengua la acercaron de nuevo, pero mucho más lento que antes. Estaba tan excitada que el más mínimo toque de su clítoris la haría estallar como un petardo. Alterné entre empujones y movimientos de mi lengua hasta que todo su cuerpo se sacudió con temblores y sus dedos tiraron bruscamente de mi cuero cabelludo. Con un grito gutural, la espalda de Katherine se inclinó y se corrió. Observé su rostro lleno de lujuria, mi boca todavía enterrada en su coño, deleitándose con ella mientras se estremecía por su liberación. Ella se movió y trató de apartarme. Riendo, besé su hinchado coño y me arrastré por su cuerpo, saboreando la expresión de satisfacción en su rostro, mis ojos quedaron frente a los suyos y no pude evitar besarla.
Fui recompensado con una sonrisa exhausta.
—Si—respondió. Me deslicé fuera de ella con cuidado y me estiré a su lado. Ella se acurrucó sobre mí pecho. Eso se había sentido perfecto. Envolví mis brazos alrededor de ella, deseándola aún más cerca. Besé su sien, mis dedos acariciaron la suave piel de su brazo—.Fue perfecto—exclamó levantando su mirada hacia mí.
—Lo fue —añadí besándola de nuevo.
Me sentía completamente feliz, jamás pensé que ella sería la mujer que me hiciera sentir así. Daría todo de mí para hacerla feliz para que jamás se fuera de mí lado, esa era una promesa que estaba dispuesto a cumplir.
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