(COMPLETO) ¿Enemigos o amantes? romance Capítulo 19

–¿Vamos a probarla? –me preguntó con una sonrisa divertida abriendo un poco el casco para ponérselo, o eso pensé que haría hasta que lo puso en mi cabeza asegurándose de haberlo puesto bien, se giró para ver la inscripción que había en la parte posterior del casco y expandió su sonrisa susurrando– De Nathan...– me costó un par de segundos comprender, por lo menos hasta que le mostré el otro casco que no tenía ninguna inscripción, le dije que usaría ese, ya que el casco que tenía puesto era para él, sin embargo, él insistió en que yo lo usara, no entendía hasta que me di cuenta de que creaba una imagen de yo ser suyo, por ello carcajeó cuando le dije que le pondría al otro casco "De Andrew" para que él lo usara y que le dijera al mundo que es mío cuando realmente no lo es.

Nathan se subió a la moto y la aceleró con la intención de escuchar el motor, sus ojos se iluminaron y su sonrisa era imposible de opacar, aunque claro que yo no se lo dejaría tan fácil, no cuando veía lo mucho que podía acelerar y lo arriesgado que era, sin embargo, me subí abrazándome a él con fuerza, Nathan movió lentamente la moto para hacerme sentir más cómodo, dimos un par de vueltas dentro del terreno de mi casa, creí que no era para tanto hasta que salimos y Nathan aceleró de golpe por la calle vacía que había tras salir de mi casa, no podía ver prácticamente nada, cada vez que nos acercábamos a un auto o a un muro ocultaba mi rostro en su espalda aferrándome más a él.

La verdad es que Nathan parecía saber lo que estaba haciendo, controlaba bastante bien las curvas cerradas que se atravesaban por nuestro camino que no sé a dónde nos llevaría, únicamente sé que vamos subiendo y doblando una colina donde más tarde la bajamos, pude ver enormes árboles a los lados de la carretera, me pareció hermoso ver cómo algunos tenían unas cuantas hojas que estaban poco a poco creciendo dando anuncio que pronto llegaría la primavera, ver los árboles y el camino ya no me causaba tanto miedo como antes, quizás porque no veía más autos a nuestro alrededor, eso me tranquilizaba mucho, o al menos lo hizo hasta que llegamos hasta un pequeño pueblo que jamás había visitado.

Nos detuvimos para comprar algo de comer antes de continuar, no sé a dónde vamos y ya llevamos media hora viajando hasta ese lugar ¿Dónde piensa llevarme? No podía dejar de preguntar aquello hasta que se detuvo en medio de la nada avanzando por un sendero de camino de tierra donde dábamos varios saltos por las abolladuras que había en el suelo, pero al avanzar un poco más llegamos hasta una casa de dos plantas con un cuidado jardín principal, yo no sé dónde estamos, pero seguí a Nathan casi de inmediato cuando se bajó de la moto, además se quitó el cascó observando la casa con una sonrisa, no parecía estar habitada por ello no me preocupé, además él tenía las llaves.

–¿Dónde estamos? –le pregunté.

–En medio de la nada...– me respondió abriendo la puerta.

Él se adentró por la casa viendo a los alrededores, yo miré por todos lados notando como la mayor cantidad de muebles estaban cubiertos por una sabana, caminé por el pasillo de la entrada queriendo recorrer el lugar mientras que él entraba al salón donde había una chimenea, yo llegué hasta la cocina que no era muy grande, pero tenía todo lo necesario como para cocinar y hasta para hornear un pastel, aunque eso no llamó mi atención, por la ventana pude ver un río de aguas cristalinas, quise salir a verlo, aunque abrir la puerta me llevó un poco de tiempo tras no saber cómo se abría. Me sentí muy tonto en el proceso...

Afuera había pasto por todos lados y enormes árboles que aún tenían hojas verdes, me parecía hermoso, pero me habría gustado traer un abrigo, ya que hacía mucho frío, cuando entré otra vez a la cabaña Nathan estaba encendiendo la chimenea, me senté en el suelo cerca de la chimenea sonriendo tras él mirarme con una sonrisa enorme, se ubicó a mi lado en la alfombra viendo el fuego quemar la madera, apoyé mi cabeza en su hombro y este buscó mis labios, hacía frío, pero con él abrazándome no necesitaba fuego, de todas formas gracias a sus besos mi cuerpo quemaba.

Nos quedaban cuatro horas para estar juntos, por ello las quería aprovechar con él y comenzamos a jugar, a charlar, incluso cenamos frente a la chimenea donde nos sentíamos a gusto, el tiempo no me importaba cuando sus labios atrapaban los míos de vez en cuando, Nathan se veía muy feliz.

–¿Por qué estamos aquí? Parece que nadie ha visitado este lugar.

–Mi padre lo compró hace poco, me dio las llaves para que viera si había algún problema ¿Y qué mejor que visitarlo contigo? –se acercó a mí recostándome en el suelo mientras besaba mi cuello.

–¿Sólo visitarlo? –abrió mis piernas y frotó su entrepierna en la mía por lo que suspiré.

–Claro que no...– abrió el cierre de mi pantalón para seguido meter su mano dentro– aunque...– subió mi polera para seguido acercar sus labios a mis pezones– si no quieres...– rozó sus dientes en uno de ellos– me detendré.

–Si quiero...– suspiré– pero ¿Qué hay de mi primo? Lo dejé de la nada, no puedo dejarlo solo tanto tiempo en mi casa– me miró a los ojos.

–Tienes razón, pero...– atrapó mis labios un par de segundos– si te llevo no podré estar a solas contigo.

–Nathan, con respecto a lo de antes...– fui diciendo– ¿Hablabas en serio?

–¿Sobre qué? ¿Qué me gustas? –asentí con la cabeza– claro que hablaba en serio ¿Por qué te sorprende? De todas formas, estoy aquí contigo–me sonrió a medida que acariciaba mi mejilla mientras conservábamos la posición anterior, sólo que ya no estábamos haciendo cosas indebidas.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) ¿Enemigos o amantes?