Estefanía se ajustó la respiración en silencio.
El viejo se quedó callado un buen rato, soltó una risa y le preguntó a Estefanía: "¿Será que ya te gusta alguien? La otra vez me dijiste que tenías a alguien en mente, ¿no?"
En realidad, Estefanía simplemente había inventado eso, y cuando llegara el momento, pensaba en regresar con King de manera casual, o tal vez buscar a José, solo para que el anciano no tuviera arrepentimientos antes de morir.
"Ya casi," pensó para sí, y asintió mintiendo.
"Eso está bien". El viejo suspiró aliviado: "La verdad es que ya hice mi testamento. Hace unos días y le añadí la última cláusula; si te obligan a casarte con alguien que no te gusta, de mi herencia no van a ver ni un centavo".
Estefanía se quedó helada y miró al viejo por el retrovisor.
"Como sea, solo quiero que seas feliz el resto de tu vida..." dijo el viejo, cansado.
Estefanía lo vio quedarse dormido y no lo interrumpió.
El viejo siempre había sido muy mandón, queriendo hacerlo todo por sí mismo, por eso muchas cosas se le pasaban por alto.
Los años que Estefanía había estado fuera, era la época más ajetreada de la empresa y sabía que el viejo se sentía culpable por haberla descuidado.
En su corazón, Estefanía había guardado rencor por eso. Pero ahora que el viejo estaba enfermo, había dejado ir esos resentimientos.
Además, había revisado las cuentas de la familia López y había descubierto que el viejo siempre le había estado transfiriendo dinero, solo que nunca le llegaba a ella.
Después de la quimioterapia, Estefanía llevó al viejo de vuelta a casa.
Justo cuando pensaba tomarse un respiro, Rafael le mandó una invitación de video.
Estefanía lo pensó un momento; obviamente no sería Rafael quien la contactaría, tenía que ser Joaquín.
Aceptó la llamada y, como esperaba, la carita de Joaquín llenó la pantalla. Le preguntó con dulzura, "¿Qué pasa?"
"Señora..." Joaquín tenía una expresión de desconsuelo.
"Si no me acompañas, entonces no quiero participar," dijo con tristeza.
Estefanía sabía que Isabel siempre estaba ocupada y que Carlos estaba de viaje; probablemente ninguno de los dos estaba con Joaquín.
"¿La Sra. Peña no está?" preguntó tentativamente.
"La Sra. Peña no va a ir," contestó Joaquín, frunciendo el labio.
La verdad es que el pobre Joaquín daba lástima, ni siquiera podía encontrar a alguien que lo acompañara a un festival deportivo. Aunque Isabel tuviera el tiempo, Estefanía sospechaba que ella no iría; al fin y al cabo, cosas como tener hijos ya afectaban su futuro.
"Señora..." Joaquín, viendo que Estefanía no decía nada, bajó la mirada y la suplicó con voz débil.
Aunque Estefanía y Carlos tuvieran sus problemas y rencores que no podían desenredar, no se podía negar que en realidad le caía muy bien el travieso y encantador Joaquín. A pesar de que el chico era un terremoto, no era antipático.
"Bueno, vale". No pudo evitar suspirar y respondió resignada: "¿A qué hora empieza mañana?"
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