"Estefanía...", él le agarró la barbilla y frunció el ceño.
"¡Carlos!". Justo en ese momento, desde afuera de la puerta se oyó un grito lloroso: "Carlos, ¿estás ahí? ¡Si estás, por favor sal un momentito!".
"¡La gente de la Guardia Costera dice que tienen noticias de Ulises! ¡Carlos!".
Al escuchar el nombre de Ulises, tanto Estefanía como Carlos que estaban en el sofá se quedaron petrificados.
Carlos enseguida soltó a Estefanía y se levantó apurado para ponerse la ropa.
Estefanía agarró una manta que estaba cerca, se cubrió el cuerpo y se quedó mirando fijamente la espalda de Carlos y la dirección de la puerta.
Afuera estaba Isabel.
Estefanía acababa de pensar que Isabel estaba durmiendo arriba.
La criada Natalia también se despertó con el ruido de afuera, se levantó enseguida y se puso algo de ropa. Al ver a Carlos parado en la sala, se asustó y mientras encendía la luz, dijo: "Sr. Carlos, ¿dónde había ido? ¿Por qué no...?".
Se calló a mitad de frase cuando vio a Estefanía sentada en el sofá. Se intercambiaron una mirada y la conversación se cortó de golpe.
Estefanía se envolvió bien en la manta, le sonrió forzadamente y la llamó suavemente: "Natalia".
Natalia tardó un buen rato en reaccionar, y luego asintió llamándola "señorita".
"La gente de la Guardia Costera acaba de llamarme Carlos...", afuera, Isabel seguía hablando y llorando, sonaba bastante desesperada.
Mientras Carlos se abrochaba la camisa, miró a Estefanía con una expresión compleja.
Estefanía y Carlos cruzaron miradas, luego ella bajó la vista y desvió su mirada hacia otro lado.
"Llévala arriba a descansar", ya vestido, Carlos se tomó unos segundos antes de hablarle a Natalia en voz baja.
Estefanía no quería quedarse allí, ese no era un lugar adecuado para ella. En cuanto Carlos se fuera, ella también se iría.
"Por esta noche confórmate con la ropa del Sr. Carlos, mañana le pediré a Rafael que te traiga algo de tu ropa", continuó Natalia.
"Bueno", asintió Estefanía.
Estefanía todavía recordaba que en el día del incidente, de toda la familia Mendoza, sólo Natalia le había ofrecido una manta, la había abrazado, la había protegido y después de llevarla a su habitación le había dado un vaso de agua caliente.
La bondad de Natalia hacia ella era algo que nunca olvidaría en su vida.
"El agua para el baño ya está casi lista, me retiraré por ahora" dijo Natalia después de mirarla un poco más.
Cuando Estefanía escuchó que se iba a ir, pensó un momento y de repente la llamó: "Oye, Natalia. ¿Puedo preguntarte algo?".
Natalia no dijo nada, se volteó y luego se quedó mirando a Estefanía como dando el visto bueno.
"¿Alguien vino esta noche y le dijo algo a Carlos?". Estefanía hizo una pausa antes de preguntarle.
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