Ella apretó los labios con fuerza.
Allí vivían otras personas, y si alguien los escuchaba, o si Isabel y Joaquín los veían, sería el resultado que Estefanía no quería enfrentar.
No pudo evitar cerrar los ojos y, tras unos segundos, susurró: "¿Podemos ir a la habitación?".
De todos modos, no podía escaparse de eso.
"¡Abre los ojos, mírame!". Sin embargo, en el siguiente instante, él le dijo con voz grave.
Estefanía se quedó sin aire, abrió los ojos y miró a la persona que estaba frente a ella.
El aliento de él la golpeó de frente con un fuerte olor a alcohol.
Su pulgar presionó su labio inferior, y con los ojos inyectados en sangre, le preguntó con voz baja: "¿Ellos te tocaron aquí?".
"No...". Estefanía movió la cabeza con dificultad.
Carlos se inclinó y la besó con fuerza en los labios.
Soltó la mano que estaba sujetando su cuello y Estefanía por fin pudo respirar.
Los labios de Estefanía fueron sellados por él y casi se asfixió.
Estefanía inhaló aire frío de repente, pero como fue atrapada por él, no tenía escapatoria.
"¡Habla!". Carlos frunció el ceño y dijo con voz severa.
Al ver la furia en el rostro de Carlos, Estefanía sintió que su corazón se enfriaba.
Ya no podía distinguir cuál de sus palabras era verdadera y cuál falsa.
Cuando la vio abrazada del brazo de Eliseo y sonriendo dulcemente, ¡sólo él mismo sabía cuánto odio sintió y deseó arrancarle el brazo a Eliseo en el acto!
Ella podía estar cerca de cualquier otro hombre, ¡pero de él no!
Tomó una respiración profunda, pero el alcohol que tenía en su cuerpo lo afectó más y más y se le subió a la cabeza en un instante.
Estefanía pudo sentir los cambios en Carlos, no sabía qué había hecho para irritarlo, y como no podía controlarlo, comenzó a retraerse y a temblar involuntariamente.
Pero no quería rogar ni mostrar debilidad. Además, su súplica no serviría de nada frente a él.
Carlos la miró con los ojos enrojecidos, ella claramente estaba asustada, pero se estaba aguantando para no mostrarlo.
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