Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 226

Estefanía se quedó quieta observando cómo Carlos le ponía con habilidad un calcetín mientras le preguntaba en voz baja: "¿No ibas a salir de viaje?".

"Se pospuso". Carlos respondió con indiferencia.

Estefanía lo miró fijamente con una ligera ondulación en su mirada.

Si él no se iba, ella tampoco podía hacer mucho.

"¿Quieres que me vaya?". Carlos le ajustó el calcetín, la miró a los ojos y preguntó.

Hablando en serio, Estefanía no quería que se fuera.

Estar allí sin que nadie los molestara en realidad era bastante agradable.

"No quiero". Ella respondió en un susurro.

Carlos sintió una emoción sutil, bajó la mirada y capturó su labio aún hinchado entre los suyos para mordisquearlo suavemente y dijo: "Todavía tienes jugo de durazno, ¿acabas de comer algo y no te limpiaste la boca?".

Si ella quería que se quedara con ella, él se quedaría sin importar cuántos millones pudiera estar perdiendo en los negocios.

Estefanía negó con la cabeza.

Cuando Carlos se inclinó una vez más para besarla, ella de repente preguntó: "¿Usabas el mismo pretexto cuando besabas a Fabiola?".

Su tono era anormalmente tranquilo.

Carlos no pudo evitar fruncir el ceño y dijo: "¿Quién te dijo que yo tenía algo con Fabiola?".

"¿No es así?". Estefanía torció ligeramente la boca: "¿Estás seguro?".

Fabiola había enviado ese tipo de videos, pero Carlos negaba cualquier relación con ella. ¿Quién podría creerle? Ella no era una niña de tres años.

Carlos tuvo su primera experiencia sexual a los veintiséis años y fue con Estefanía en aquella noche.

Él se había contenido para esperar a que Estefanía creciera, a que fuera mayor de edad, a que comprendiera qué era el cariño, y había guardado esos sentimientos con cuidado temiendo asustar al tesoro que tanto había protegido.

Si Sofía no hubiera tenido problemas, él ya había planeado abrirse con su familia, pero después de la ceremonia de mayoría de edad de Estefanía, la empresa enfrentó dificultades y todos estaban inquietos. Entonces, Sofía comenzó a tener otras intenciones.

Todo lo que era de él habría sido de Estefanía, pero Sofía fue demasiado impaciente y había arruinado todos sus planes.

¿Cuánto tiempo había estado Estefanía fuera? Carlos había pasado todo ese tiempo sin tocar a otra mujer, ¿y ella dudaba de su fidelidad?

Él la miró fijamente entrecerrando ligeramente los ojos y un destello de ira cruzó por la profundidad de su mirada.

"¿Crees que me gusta Fabiola?", preguntó en voz baja.

"¿No es así?". Estefanía respondió con calma.

¿Cuánto tenía que gustarle para enviarle a Fabiola tantos regalos valiosos sin repetirse?

"¡Estefanía, escúchame bien!". Carlos se enfureció, la levantó en brazos para que se sentara frente a él y dijo con voz grave: "¡Sólo lo diré una vez!".

"Fui bueno con Fabiola sólo porque la veía como tu sustituta. ¿Qué valen esas cosas que le di? ¿Crees que me importan? ¡Sólo cuando ella sonríe se parece un poco a ti! Tú nunca actúas de manera adorable, pero ella sí, y cuando lo hace, siento que eres tú, ¡así que le di todo lo que me pedía!".

"¡Pequeña muda sin corazón! ¿Has pensado en cuánto te he cuidado todos estos años? ¡Lo que te di a ti, ella nunca lo podría recibir!".

¡Incluso sin que ella se lo pidiera, él abandonaría todo en cuanto la viera sólo con los ojos llorosos! ¡Daria lo que fuera por verla feliz! ¡Sólo faltaba que se arrancara el corazón y se lo diera!

Tenía grabado en su mente sus gustos, sus preferencias y todo lo relacionado sobre ella, no podía olvidarlo.

¡Incluso compraba alfajores y cosas de sabor agridulce sólo para dejarlos a la vista porque a ella le gustaba! Aunque él no los comía, ¡de sólo verlos se sentía feliz!

Estefanía lo miró fijamente y escuchó cada palabra que dijo, parecía estar enojado, pero también había un atisbo de resignación.

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