Carlos había llevado a Estefanía a ver una exposición de diamantes, y Faustino tenía muy en claro cuál era la intención detrás de eso, no hacía falta ser adivino para darse cuenta.
Justo unos días antes, Hugo Aguilar había estado charlando con King sobre Estefanía, y Faustino estaba enterado porque había estado presente en la charla de ellos. Parecía que Estefanía ya estaba con Carlos.
Apenas habían dado unos pasos dentro del lugar cuando Carlos se fijó en un diamante champagne de una pureza impresionante. No era muy grande, pero a simple vista se notaba que no era algo ordinario.
Le echó un vistazo a Estefanía para ver si le gustaba, pero vio que ella acababa de desviar la mirada de algo que estaba en la distancia.
Al seguir la dirección de su mirada previa, Carlos vio a Faustino, el encargado del Club de Élite, acercándose a ellos. Al notar que Carlos lo miraba, Faustino sonrió y se acercó para saludar: "Sr. Mendoza, ha llegado".
Carlos miró otra vez a Estefanía, quien levantó la vista hacia Faustino con una expresión de confusión, y luego volvió a mirar a Carlos.
"¿Y ella es...?". Faustino preguntó con una curiosidad cortés.
Carlos pensó que estaba siendo paranoico. Era la primera vez que llevaba a Estefanía a un evento formal, así que era normal que la gente tuviera curiosidad.
"Mi esposa", dijo finalmente con firmeza.
"...". Estefanía parecía querer decir algo, pero con la situación como estaba, era mejor mantener la boca cerrada para no levantar sospechas de Carlos.
"La esposa del Sr. Mendoza es realmente distinguida", comentó Faustino con aprobación.
Era distinguida sin dudas. No se sabía qué pensaría Hugo al escuchar la presentación de Carlos.
Algunos de los medios de comunicación de alta gama que habían sido invitados ya fueron capturados por la presencia y la belleza de Estefanía, y justo cuando iban a tomarles fotos, los guardaespaldas intervinieron.
Carlos no había llevado a Estefanía para que se mostrara, sino para dejar en claro que tenía esposa.
Y Faustino... bueno, le molestó aún más. Carlos ya tenía casi treinta, y con ocho años de diferencia entre ellos, no le parecía bien.
Si Hugo se enteraba...
Faustino no pudo evitar suspirar internamente, siempre había pensado que King y Estefanía eran la pareja perfecta.
Sin detenerse, Carlos volvió a fijarse en un enorme diamante en forma de lágrima que relucía suavemente, pero con fuerza dentro de una vitrina, hacía que todos los demás diamantes palidecieran en comparación, como si ya no existieran.
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