Estefanía se volteó y también se quedó mirando ese diamante. Al mirarlo de cerca, el diamante era aún más encantador, brillaba con una luz plateada y parecía estar cubierto por una capa de niebla sutil que podía atrapar miradas.
"Diamante Golconda", comentó alguien que también se había parado a admirarlo.
Carlos levantó la mirada y vio a Estefanía embobada con el diamante. Por la manera en que lo miraba, debía de gustarle.
Faustino los acompañó a dar otra vuelta y echar un ojo a otros diamantes.
Estefanía aguantó hasta pasadas las cinco, pensaba que ya podrían irse de la exposición, y estaba a punto de despedirse de Faustino cuando él les dijo suavemente: "Ya les preparé la cena".
"El evento empezará a las seis y media en punto".
"¿Qué evento?". Estefanía se giró para mirar a Carlos.
Carlos agarró la mano a Estefanía, la guio hacia el salón privado que Faustino les había preparado y le susurró: "Habrá una subasta esta noche".
Entonces Estefanía entendió por qué Carlos la había llevado. Los diamantes sueltos se podían comprar y vender, pero algunos tenían un cartel que decía que no estaban en venta. Ella pensaba que Carlos sólo quería asistir al evento y ver la exposición.
Y había creído que los diamantes no disponibles para la venta sólo estaban allí para ser exhibidos, como aquel diamante Golconda que parecía ser una reliquia que venía de la realeza. ¡Nunca se imaginó que iban a ser subastados!
"¿Podemos irnos?", dijo ella después de pensar un poco y tiró suavemente de la manga de Carlos.
No quería que las cosas se salieran de control.
No era de extrañar que Faustino hubiera estado tan nervioso antes.
"¿Tú qué crees?". Carlos le acarició la cabeza y le devolvió la pregunta.
La mujer de Carlos merecía lo mejor del mundo.
...
Después de pensarlo unos segundos, le dijo al mayordomo: "Haz que Fabiola baje, necesito hablar con ella".
...
A las seis y cuarto, un Rolls-Royce se detuvo frente a la entrada del "Club de Élite".
Algunos invitados especiales sólo iban por la subasta de la noche y no habían asistido a la exposición de la tarde, por eso llegaron tarde.
Algunos medios sabían que habría personajes importantes llegando al final y se quedaron en la puerta esperando la oportunidad de tomar fotos.
En el siguiente segundo, una mujer con un elegante vestido negro sin tirantes salió del auto.
Fabiola no había aparecido frente a los medios en varios días, en ese momento lucía un peinado ondulado, maquillaje impecable y unos tacones negros con suela roja, caminó sin expresión alguna hacia la entrada del "Club de Élite".
No llevaba mucho maquillaje, pero el color de sus labios era tan llamativo que parecía llamas, se veía completamente diferente a como estaba el día que intentó suicidarse en el aeropuerto, era como si hubiera renacido en otra persona.
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