Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 252

Estefanía se quedó mirando a Carlos, y después de un rato, las lágrimas que había estado aguantando en sus ojos finalmente cayeron.

"Aun pienso que no vale la pena...", susurró entre sollozos.

Carlos se sintió algo impotente, la besó suavemente y la consoló en voz baja: "No hay precedentes de devolver un artículo subastado, ya es demasiado tarde para arrepentirse".

"¿Y si intentamos hablar con el dueño anterior, tampoco se puede?", preguntó Estefanía con lágrimas en los ojos.

"No se puede", respondió Carlos seriamente.

"No todo el mundo tiene la paciencia de razonar contigo como yo".

Carlos esperaba que Estefanía pudiera llevar ese diamante luciendo radiante y orgullosa en su boda. Si la familia López no le daba esa confianza, él, Carlos, se la daría.

Después de mucho trabajo, Carlos logró calmar a Estefanía y la llevó hacia la salida.

Hugo estaba parado en el balcón del segundo piso de su edificio y miró en silencio cómo se alejaban.

Estefanía sí que le gustaba Carlos.

Hugo nunca había visto a Estefanía mostrar el más mínimo signo de dependencia frente a ningún hombre, ni siquiera frente al King, siempre había sido independiente y nunca le había pedido nada a King.

Pero esa noche, al ver a Estefanía, sintió que ella era diferente.

Ese tipo de afecto de una mujer hacia un hombre no se podía ocultar.

Lo veía y le molestaba un poco, pero si a Estefanía le gustaba, no había nada que hacer.

"Ay...", suspiró profundamente y volvió a llamar a King para informarle sobre la subasta que iba a conmocionar al mundo al día siguiente.

...

En la profundidad de la noche, Carlos vio que Estefanía ya estaba dormida en la cama, así que se levantó en silencio para ponerse ropa.

Abajo, Aníbal estaba en el auto, informándole a Benedicto sobre los acontecimientos del día: "Sí, el Sr. Carlos sabe que Estefanía sólo quiere ese diamante de Golconda, y ella está ahora en el set...".

Se detuvo cuando percibió algo extraño, alguien se había parado frente al auto.

Colgó inmediatamente y cuando levantó la vista ya era demasiado tarde.

Carlos estaba parado afuera con una expresión inescrutable y una mirada fría, claramente ya estaba enterado de la conversación que Aníbal acababa de tener.

...

Cuando Estefanía despertó, ya estaba en la cama del set de grabación, al recordar los eventos de la noche anterior, todavía se sentía desconsolada.

Carlos se estaba vistiendo y al darse vuelta, vio a Estefanía sentándose en la cama y dijo tranquilamente: "Ya contacté al equipo de diseñadores más top del mundo para que diseñen los planos del anillo. Deberían enviarme el primer boceto en unos diez días".

"Un anillo con un diamante en forma de gota no se verá muy ancho en tu mano".

Estefanía lo miró, y después de un momento, asintió con la cabeza.

Carlos volvió a la cama, se inclinó y le dio un beso a Estefanía. "De esta ya no escaparás, no busques más excusas".

Estefanía ni siquiera había dicho que quería escapar, pero fue atrapada por ese enorme anillo de diamantes de 220 millones de dólares que le había dado Carlos.

"Me ausentaré por dos días, en unos días será tu cumpleaños. Esa mañana, mandaré a Rafael a buscarte y te llevará al ayuntamiento para que a las nueve esté todo listo".

Carlos ya había organizado todo su horario.

Ella había nacido un poco después de las nueve de la mañana, por eso él eligió esa hora.

Inicialmente, al ver el anillo de compromiso que Javier había metido en su bolso, en un impulso de pasión quiso llevarla de inmediato a casarse, pero se retrasó por todas esas complicaciones y recién recordó que se acercaba el cumpleaños de Estefanía.

"¿Estás de acuerdo en que Rafael vuelva?", preguntó Estefanía con una luz de sorpresa en sus ojos. Sus prioridades eran claramente distintas a las de él.

Carlos le acarició la cabeza y dijo suavemente: "En estos días está tramitando su retiro, en cuanto termine, claro que volverá".

"¿Y Aníbal?", volvió a preguntar Estefanía.

"¿Para qué preguntas tanto?". Carlos se abrochó los botones de la camisa sin prisa y le respondió.