Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 55

La verdad, hacía ya un montón de tiempo que no se comía un pozole, y ese debía ser el primer plato que se comía desde que se había mudado al extranjero.

Nadie sabía qué le gustaba comer, así que ya se había acostumbrado a conformarse con lo que había.

"Comencemos con la misión", dijo mientras se comía su comida y al mismo tiempo que le enviaba un mensaje al mayordomo de King: "Prepárate".

Después de que Carlos terminó de bañar a Joaquín y de acostarlo, salió y se encontró con Estefanía tecleando a toda velocidad en su computadora con la pantalla de lado y la luz reflejando en su rostro.

Unos minutos después, Estefanía cerró el portátil y se dispuso a levantar los platos.

Él se quedó parado en la entrada observándola mientras ella se dirigía a la cocina.

Pasaron unos segundos y luego se acercó lentamente a la computadora de Estefanía, lo abrió y le echó un vistazo.

Conocía la contraseña de Estefanía, así que introdujo esa secuencia compleja de números y, efectivamente, la computadora se encendió.

Lo que apareció en la pantalla fue la página del juego que ella no había cerrado.

En la parte superior de la página había un mensaje titilando continuamente: "¡Felicidades a "Musas del Crepúsculo" por su pentakill!".

"¡La jefa es la más grande!", Se veía una serie de cumplidos abajo.

Seguía siendo aficionada de esos juegos de ordenador, y eso no había cambiado en años.

Antes de tener su propia computadora portátil, siempre le gustaba acurrucarse en la silla de su estudio y juguetear con su PC, no importaba cuántas veces cambiara él la contraseña, ella siempre encontraba la manera de hackearla.

Luego, Carlos se acostumbró y en casa se estableció una regla: nadie, excepto ella, podía entrar en su estudio.

Extendió la mano, presionó la tecla ESC y cerró la interfaz del juego. La pantalla principal del ordenador estaba limpia, sólo había unos cuantos accesos directos a juegos.

La miró un rato y luego volvió a abrirle el juego a ella.

Rafael había dicho que algo no andaba bien con Estefanía.

Y con el talento que tenía Estefanía en computación, Carlos no podía evitar sospechar de ella.

Pero su computadora estaba limpia, no había nada.

Cuando la contactaron desde Destinos Mágicos, ella no sabía que el dueño de Sueños Unidos era Carlos, y como ofrecieron mucho dinero, no dudó en aceptar.

Se arrepintió de haber tomado el trabajo en aquel entonces con tanta alegría.

Con los ojos cerrados y de espaldas al baño, escuchó a Carlos regresar a la habitación después de ducharse.

Ella se había acostado intencionalmente en el lado de la cama que estaba junto a la ventana, dejó a Joaquín en el medio y también la otra mitad de la cama libre para Carlos.

Pero si él quisiera dormir en el sofá, a ella no le importaría, la manta estaba en la cabecera de la cama.

Escuchó cómo desdobló la manta, se acostó al otro lado de la cama y apagó la luz.

Después de un rato, suspiró secretamente con alivio.

Justo cuando estaba a punto de quedarse dormida, sintió que la cama se movió ligeramente.

Carlos la rodeó por la cintura con su palma ardiente.

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