"Voy a tomar el avión de vuelta esta noche". Estefanía contestó con una voz que no admitía discusión.
Colgó la llamada y de inmediato le pidió a Margarita que le solicitara permiso a Felipe, de todas formas Felipe no tenía planeado filmar sus escenas por el momento y ella tenía que volver sí o sí.
Cuando Felipe se enteró de que Estefanía iba a dejar el set, terminó de rodar la escena en la que estaba y se apresuró a volver al hotel.
Pero para cuando llegó, Estefanía ya se había ido y su celular estaba apagado.
"¿Te dijo a dónde fue?", preguntó Felipe con urgencia a Margarita.
Margarita respondió con resignación: "Ni siquiera me dejó ayudarle a reservar el vuelo. Cuando fui a buscarte, ya se había marchado. Sólo dijo que alguien de su familia había tenido un problema y tenía que volver, pero no especificó cuántos días iba a faltar".
Felipe dio vueltas por el lugar ansiosamente y no supo qué hacer, luego sacó su celular y se quedó mirando el número de Carlos.
...
En la familia Mendoza.
"¿Por qué no ha venido Fabiola?". Eran más de las siete y Fabiola aún no había aparecido y nadie respondió las llamadas. El abuelo Mendoza llamó al estudio de Carlos y preguntó con seriedad.
"Está herida". Carlos respondió con indiferencia.
"¿Herida? ¿Por qué no me lo habías dicho antes?". El abuelo Mendoza frunció el ceño y preguntó con preocupación: "¿Es grave?".
"No es nada serio, ya fue al hospital a que la revisaran". Carlos respondió con indiferencia.
Mientras hablaba, echó un vistazo por la ventana.
"Deberías habérmelo informado antes. ¡Fabiola era la invitada y protagonista principal de esa noche!". Cuando el anciano notó que Carlos pareció ignorar sus palabras, golpeó la mesa con fuerza.
Carlos volteó su mirada hacia el abuelo Mendoza.
"Nunca dije que me casaría con ella. Crear esas ilusiones para la familia López no está bien, ¿no es así?", preguntó con suavidad.
"Vayan y díganles a los invitados que la fiesta pasará para otro momento, que por favor se vayan por ahora". Apenas Carlos salió, el abuelo Mendoza ordenó enojado: "¡Si Fabiola no viene, esta celebración de cumpleaños no tiene sentido!".
"Pero lo que dijo el Sr. Carlos tiene sentido, hoy es el cumpleaños del Sr. Joaquín, él...", el mayordomo intentó decir algo, pero se encontraba en una posición difícil.
"Algún día, Carlos tendrá hijos con Fabiola", dijo el abuelo Mendoza enfatizando cada palabra.
En el pasillo, Carlos escuchó los gritos del abuelo y torció la boca con sarcasmo.
Para la gente de la familia Mendoza, Joaquín siempre sería el hijo ilegítimo.
Pero de cualquier manera, Joaquín Mendoza era su hijo de sangre, la adoración que le daba a Joaquín era la razón por la cual el niño tenía tanto respaldo en la familia Mendoza.
En esta vida, no iba a tener otro hijo.
Los invitados se fueron dispersando de a poco y Carlos se quedó parado frente a la ventana de su estudio observando. Abajo, cerca de la puerta trasera, había una pequeña figura sentada en los escalones, tenía su barbilla apoyada en las manos y una mirada llena de esperanza hacia la dirección de la calle.
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