Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 83

Ella se quedó mirando fijamente a Rafael y ahí fue cuando cayó en cuenta que el que había metido mano en su celular había sido Carlos.

King había sido atropellado y estaba en el hospital; la rebelión de Escorpión también tenía que ver con un trato entre Carlos y la Compañía Enli. Él quería conseguir la información precisa sobre Fénix.

"Señor Carlos, ¡la hemos perdido!", le susurró Rafael a Carlos mientras caminaba de regreso a la sala de infusión en el primer piso del hospital, inyectándose medicamentos antiinflamatorios.

Carlos le echó un vistazo y no dijo nada.

"Pero el infiltrado que Enli tiene en Ángel Guardián está seguro. Hace una hora, Fénix se fue en el carro con esa placa de la sede de Ángel Guardián. Que Fénix haya venido para acá, es la prueba de que King está aquí", Rafael continuó en voz baja.

"Entonces que sigan vigilando el lugar", respondió Carlos con indiferencia.

La enfermera terminó de inyectarle el medicamento y Carlos retiró su brazo, presionó el algodón y se levantó para irse.

Cuanto más calmado estaba Carlos, más nervioso se ponía Rafael. Llevaban entre diez y veinte días en la cacería y el pato que tenían prácticamente en mano se les había volado.

¡Pero Fénix era realmente importante para ellos en ese momento!

"Señor Carlos, ¿y si me quedo aquí vigilando las veinticuatro horas? Aunque sean cautelosos, acabarán dejando pistas. ¡O sino podríamos investigar a fondo a todos los pacientes que llegaron entre los días veintitrés y veinticuatro!". Rafael reflexionó durante unos segundos, luego susurró mientras se ponía al día.

Carlos recibió su abrigo de manos de su guardaespaldas y le respondió suavemente: "Me acaban de llamar de casa, parece que Joaquín tuvo un problema".

Al ver que Carlos ya se había quitado la ropa de paciente, Rafael entendió que estaba preocupado por Joaquín y que tenía pensado regresar.

"Pero...", dudó Rafael.

"Vas a volver conmigo", dijo Carlos en un tono bajo mientras e vestía.

En la planta baja del hospital, en la sala de urgencias.

"¡Te dije que no te metieras en esto!", exclamó King, frunciendo el ceño mientras miraba a la enfermera vendando la herida de Estefanía en el brazo, donde había sido rozada por una bala.

No quería preocupar a King contándole lo suyo con Carlos.

Después de meditarlo, decidió responder con resignación: "Lo siento, no quería preocuparte. No volverá a pasar".

"¿Cómo que no volverá a pasar?", preguntó King, con el entrecejo fruncido.

Ella había roto sus reglas, y si hubiera sido otra persona, ya la habría castigado o despedido, pero era Estefanía.

Él realmente no sabía qué hacer con ella; si a Estefanía le faltara un solo cabello, se preocuparía durante horas, mucho más si estaba herida.

"No es nada...", dijo Estefanía al ver que en verdad lo había hecho enojar, con voz baja y un tono ligeramente caprichoso y coqueto.

King y ella se miraron fijamente por un momento, y él le respondió en voz baja: "Mañana te vas para el país, mejor escóndete un rato. En tu tierra controlan un montón lo de las armas, es más seguro".

"Pero tú..."

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