Estefanía apenas había soltado un par de palabras cuando King alzó la vista y le lanzó una mirada tan penetrante que ella se quedó muda.
Después de un rato, King soltó un suspiro, con cuidado tomó el brazo derecho de ella, que estaba vendado, y dijo: "Espero que no te quede cicatriz, cuando regreses acuérdate de aplicarte la pomada mágica tres veces al día, en unos días debería cerrar".
Su Estefanía tenía que estar perfecta, sin una sola marca en su cuerpo.
"Vale". Estefanía, al ver que él hablaba más suave, se puso más descarada y respondió con una sonrisa, "No lo voy a olvidar".
Después, le dijo a King en voz baja: "¿Y si ya no te enojas, eh?"
No había vuelto para hacer que King se enfadara, y además, él todavía no estaba del totalmente recuperado, no podía soportar ese tipo de estrés.
King la miró fijamente por un momento y luego su mirada se suavizó: "Estefanía, cuando te dejé entrar a la organización, no era porque quisiera que hicieras sacrificios por ella, solo quería que pudieras protegerte mejor".
"Si esto vuelve a pasar, no te permitiré que vuelvas a entrar".
Estefanía entendía lo que King decía, pero a veces no podía controlarse y quería hacer algo para ayudarlo a él, para aligerarle la carga.
"Además..." King continuó en voz baja mientras le pellizcaba la mejilla, "Estaba pensando que, cuando te gradúes, me casaré contigo".
Estefanía había estado fuera tantos días y él no había dejado de preocuparse por ella ni un segundo.
No podía esperar más, tenía que darle a Estefanía una promesa firme antes de que ella se enredara con ese tipo.
En el momento que terminó de hablar, Estefanía levantó la vista hacia King, con una mirada llena de sorpresa, se quedó sin palabras.
¿Casarse con ella?
"Te doy tiempo para que lo pienses, cuando lo tengas claro, dímelo". King sonrió suavemente y le dijo en voz baja.
En el pasillo del hospital, afuera de la sala de emergencias, un hombre miraba fijamente a la pareja tan cariñosa en el interior, su mirada se volvía más fría segundo a segundo.
Detrás de él, el director del hospital y un grupo de personas estaban parados, sin saber qué hacer, confundidos sobre por qué Carlos se había detenido de repente.
El auto que tenía aparcado en el hospital era un Mercedes-Benz de la serie E, no era caro, de hecho, se podría decir que era bastante económico.
Así que Estefanía conducía un Mercedes por este hombre.
Carlos recordó claramente que la noche en que Joaquín tuvo fiebre, Estefanía le había dicho que incluso si se casaba con un hombre peor que Omar, al menos ese hombre le daría el título de esposa y un lugar igualitario.
Ella se veía tan poco a sí misma.
Todo era por este hombre de pocos recursos.
Su mirada se quedó fija en la foto de carnet de Javier en los documentos.
"Charla con otros hospitales, a partir de hoy, en toda la ciudad se corta su medicina," le dijo con una cara sombría al director del hospital.
Luego, se giró hacia Rafael que estaba a su lado y le dijo: "Ve a esta dirección y destroza su tienda".
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Dilema entre el Odio y el Amor