Isabel no solo promocionaba la amistad cercana con Celeste, pero sus opciones de promoción eran limitadas. Cualquier problema que involucrara a una de ellas, le resultaría perjudicial.
"¿No hay manera de calmar las aguas?" preguntó con voz profunda a Viviana. "¿La compañía no está al tanto de esto?"
"Celeste se ha ganado la antipatía de todos los actores en el set". Viviana respondió con preocupación.
"Si hubiera sido más discreta antes, quizás alguien la hubiera defendido... Pero ahora la actitud de la compañía no es muy optimista, parece que están considerando dejarla ir".
"¿Dejarla ir?" Isabel se quedó sorprendida y preguntó: "¡Pero si en estos últimos dos años Celeste ha conseguido los mejores papeles en Universal Entretenimiento! ¿Cómo van a abandonar a una actriz tan trabajadora y con tantos seguidores?"
"Isabel, las cosas ya no son como antes". Suspiró Viviana.
"Piénsalo, Celeste ya está llegando a una edad, tiene treinta y dos años, las oportunidades de papeles se reducen, y en unos años tal vez solo le ofrezcan roles de hermana mayor o madre. Mira a las jovencitas que están en su mejor momento en la empresa, todas rondan los veinticinco, ¡y están arrasando! El público es lo más voluble que hay".
Isabel se enfurecía más y más al escuchar: "Aun así, ¡voy a salvar a Celeste!"
"¿Estás loca? ¡Si defiendes a Celeste ahora, te van a crucificar! En internet la están destrozando por su mal carácter, si la apoyas, te van a meter en el mismo saco y también perderás seguidores. ¡Tú aún eres joven!"
"Valora bien la situación, lo que te digo tiene sentido. Hacer como que no escuchas es lo correcto ahora".
Isabel sabía que Viviana tenía razón, ¡pero no podía tragarse su orgullo!
Después de reflexionar un momento, respondió con firmeza: "Voy a hablar con Carlos".
Dicho esto, colgó el teléfono.
Inmediatamente llamó a Carlos, pero al cabo de unos segundos, oyó: "Lo sentimos, el usuario que usted llama no puede recibir llamadas en este momento..."
Isabel se quedó de piedra, ¿Carlos había colgado su llamada?
Intentó de nuevo, pero Carlos ya había apagado su teléfono.
Joaquín se giró y miró a Isabel.
La Sra. Peña tenía un genio horrible, había estado quejándose desde hacía rato.
Joaquín tampoco prefería estar con ella, si no fuera porque su bisabuelo estaba enfermo y su papá temía que se contagiaran, lo habían mandado a vivir allí, él no quería ni verla.
Los empleados de la casa tenían mejor carácter que la Sra. Peña.
"¿Qué miras?" Isabel preguntó con mal tono.
Ese niño tenía un carácter raro, igual que su mamá Estefanía cuando era pequeña, ¡solo de verlo le provocaba repulsión!
Joaquín frunció el ceño, agarró el control remoto que estaba al lado y apagó la tele.
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