Divina Vida romance Capítulo 6

Espero incrédula mientras Marie sigue durmiendo, presto oídos al piso inferior pero nada se escucha, me siento eufórica, nerviosa ¿Jeanne Nizzari piensa en mí? Camino de un lado para otro intentando resistirme a toda sensación que provoca en mi la idea de que Jeanne tal vez si sienta lo mismo por mi, con solo pensar en esa posibilidad... Siento un ruido abajo y me quedo quieta, son algunos pasos que avanzan por las escaleras y me paralizo, Jeanne sube y se encuentra con mis ojos tímidos, sigue pareciendo molesta por algo y evitándome entra en su oficina y caigo en la cuenta que sigue siendo mi jefa, que mis ideas infundadas deben parar y que quizás estoy exagerando.

Marie por fin despierta y me dedico arduamente en servirle un desayuno nutritivo, hago todo lo posible para distraer mi mente pero no lo consigo, Jeanne no ha salido en toda la mañana de su oficina y me tiene perdida. Marie y yo jugamos como siempre, al término de la tarde le ayudo a dibujar mientras ambas estamos acostadas en la gran alfombra del salón principal, cada diez minutos exactos miro hacia la escalera con la esperanza de que Jeanne baje por ella y siga todo normal como siempre, pero mi turno casi acaba y estoy segura de que seguirá allí hasta el anochecer, sin meditarlo comienzo a cocinar una cena liviana para Jeanne, me toma más de una hora hacerla pero no me importa.

Comienza una nueva semana, decido volver a vestirme con una falda gris y una blusa a juego, me hago una coleta en mi cabello y salgo de casa con el nerviosismo que siempre me acoge cuando voy camino a la mansión. Llego antes de la hora acostumbrada y me siento extraña de no ver a Jeanne por ninguna parte, subo por las escaleras hacia el cuarto de Marie y no veo a la dueña de mis pensamientos por ningún lado. Le pregunto a la guardia y me dice que la señora ha salido más temprano de costumbre y que ha dicho que vuelve tarde. Me sobrepongo lo más rápido que puedo a la noticia y paso un día con Marie tranquilo, comemos y vemos televisión la mayor parte del día, tengo la seguridad de que si no fuese por Marie y sus distracciones ya estaría encerrada pensando en todo.

Así pasan dos semanas en las que Jeanne se va casi de madrugada y cuando llega evita mi presencia, me ignora siempre y sus ojos nunca dan con los míos, quiero pensar que no me hiere su actitud pero cada día un pequeño hueco se va abriendo dentro de mi, al final tenía la razón, ella no siente lo mismo por mi. Con algunos ahorros que he conseguido me compro algunos vestidos y ropa interior fina, mi situación económica por fin está estable y puedo darme ciertos lujos, pinto las paredes de la casa de azul rey e innovo con nuevos muebles mi pequeña sala de estar. Mi subconsciente me dice que solo lo hago para no pensar en cierta mujer rubia que pasa de mi presencia, y quizás tenga razón.

Comienzo otra semana en la mansión esta vez con más ánimos, si Jeanne quiere ignorarme entonces también lo haré yo, debo eliminar estos sentimientos que sumergen de mi interior antes de terminar más lastimada de lo que estoy. Llego a la mansión con uno de mis nuevos vestidos y lo primero que veo me deja petrificada, cuando entro a la cocina por una vaso de agua allí está Lizzy con una camisa grande que asumo que es de Jeanne y solo unas bragas puestas. Cuando nota mi presencia me sonríe de oreja a oreja.

-Buenos días Emma-dice cortés pero yo solo puedo responder con un asentimiento de cabeza. Significa que ella ha dormido aquí y ha tenido sexo...Con solo imaginarlo me da una punzada en el estómago y huyo lo más pronto que puedo de la cocina, pero cuando atravieso la puerta choco con el cuerpo de Jeanne y esta me queda mirando de una forma extraña, le doy un evasivo saludo de buenos días sin mirarla y camino a pasos rápidos hasta la habitación de Marie que continua dormida. Intento normalizar mi respiración pero me siento demasiado mal como para hacerlo. Se derrumban todas mis ilusiones, los que creía solo era un engaño de mi mente, Jeanne tiene novia, o lo que sea que es Lizzy, no siente nada por mi...

Escucho dos golpes en la puerta y me levanto a abrir, es Jeanne. Parece seria y me sorprende que ahora sus ojos me busquen.

-Emma ¿Podrías acompañarme a mi oficina?

Asiento y la sigo hasta la siguiente habitación, cierra la puerta tras de mí y me quedo de pie en medio de la habitación evitando mirarla, pero sé que ella me observa atenta y se acerca a mi.

-Perdona que hayas visto a Lizzy así-comienza y yo la observo incrédula- lamento hacerte pasar una situación incómoda.

Intento concentrarme pero aún así me quedo sorprendida ¿Me pide disculpas por ver a su novia en bragas?

-Señora Jeanne, es su mansión y usted puede hacer lo que quiera, no es de mi incumbencia lo que hace con su novia o no-digo resentida y Jeanne alza su ceja.

-¿Qué te hace pensar que Lizzy es mi novia?-dice quedándose a menos de un metro de mi.

-Yo..no lo sé-respondo sincera y avergonzada.

-Lizzy no es mi novia-dice segura- es solo una buena amiga...

Me quedo en silencio y bajo mi cabeza asintiendo, solo quiero irme de aquí y de su maldita cercanía que hace que pierda el control, Jeanne me observa de pies a cabeza para luego detenerse en mis ojos, parece perdida en sus pensamientos y yo me estremezco por dentro.

-Debo ir por Marie -digo nerviosa y Jeanne asiente dejándome pasar por su lado. Jeanne se va hacia el trabajo mientras preparo el desayuno de Marie, parece triste y de inmediato me preocupo.

-¿Qué pasa pequeña?-digo sentándome a su lado y ella suspira.

-Tía Jeanne está rara-comienza a decir- ahora no sonríe como antes y se queda hasta tarde despierta...

-Debe estar ocupada con su trabajo pequeña-intento tranquilizarla pero Marie niega.

-Mi tía parece perdida...-finaliza y yo asiento calmándola. Y es verdad, cuando noto a Jeanne parece estar en otro mundo, durante la semana todos los días veo a Lizzy salir de la mansión cuando llego, y Jeanne cada uno de esos días me observa como si quisiera decirme algo, pero no lo hace y se limita a quedarse mirándome demasiado tiempo, se ha quedado en casa con la excusa de tener que organizar unos papeles pero la mayoría del tiempo comparte con Marie y conmigo, varias veces la he pillado observándome pero no desvía su mirada, solo parece profundizar más su observación y yo me quedo nerviosa.

El viernes Jeanne se queda en casa todo el día, su compañía silenciosa vuelve a hacerse costumbre para mí y jugamos con Marie por la casa, a pedido de ella. Pero a la llegada de la tarde Jeanne va a encerrarse a su oficina y no se mueve de allí hasta llegar la hora de irme. Me debato entre ir o no a despedirme y opto por la última, subo las escaleras y golpeo la puerta para ser de inmediato abierta por ella.

-Ya me voy señora Jeanne-digo a modo de despedida y Jeanne asiente de forma extraña, se tambalea hacia un lado y sé que algo no va bien-¿Se encuentra bien?-digo preocupada y acercándome.

-¿Te soy sincera?-dice elevando una ceja y yo asiento- no...

-Tienes razón-dice convencida- creo que me cuesta mantener el equilibrio...-se levanta y camina lento, le ayudo tomando su brazo y dejando que apoye su cuerpo en mi, es la primera vez que estoy tan cerca de ella y hago un milagro para que no se note mi nerviosismo, entramos a su habitación y la dejo en la puerta ante su atenta mirada.

-Es tarde Emma, no quiero que te pase nada, si quieres puedes quedarte a dormir en la mansión-dice preocupada y yo niego.

-Estaré bien-digo segura- nos vemos mañana señora Jeanne...

Pero ella toma mi mano antes de que camine y me observa con sus ojos pendientes de los míos.

-Por favor quédate-insiste- no podré dormir si andas sola por la noche, no me es ninguna molestia que te quedes...

La observo incrédula pero termino por aceptar, me indica cuál es mi habitación y me entrega una de sus pijamas.

-Es lo menos que puedo hacer luego de que me ayudaras...-sonrío y Jeanne me imita.

-Creo que eres una mujer hermosa Emma, por dentro y por fuera-suelta sin más y mis mejillas se tiñen de rojo-el hombre que esté a tu lado será muy afortunado...

-Mujer-aclaro-me gustan las mujeres-Jeanne abre sus ojos con sorpresa pero asiente, sé que mi sexualidad le era una misterio y ahora está resuelto.

-No lo sabía...-dice perdida en sus pensamientos- bueno, que pases una linda noche...

-Usted también señora Jeanne-digo sonriéndole y ella me corresponde. Entro a la habitación en que dormiré y me siento en la cama con una tonta sonrisa en mi rostro, será una larga noche...

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