CAPITULO 13
Aquella revelación llegó al corazón de Victor, que nunca imagino ni sospecho de las emociones de Aurora.
— Estado confundida, Aurora siempre me quiso como un hermano, es una buena loba, y sus sentimientos son puros — El intenta justificar en medio de su incredulidad, lo que sucedía.
— No Victor, ella te ama, pero no puedo decir mucho más — Inés decidió guardar silencio, no quería que sus palabras se volvieran en la condena de su otra niña.
Florencia era rebelde, y algo arrogante, pero seguía siendo su sobrina y la promesa de cuidarla era tan importante como la que hizo de cuidar a Aurora.
—¿Porque mentiría Aurora? Si ella me amaba¿Porque irse con ese lobo?¿Romeo la manipuló?— Victor tenía en su cabeza muchas teorías, pero ninguna le daba claridad sobre este asunto.
Aurora pudo quedarse en su manada, rodeada de quienes fueron cercanos, nunca entenderá su decisión de irse a un lugar tan rústico como el que le ofrecía Luna Azul.
— Eso no te lo puedo decir yo, en algún momento Aurora tendrá que decirte lo que nació de su corazón, pero no olvides nunca que elegiste a Florencia por encima de Aurora y que es a ella a quien le debes respeto — Inés tomó las manos de Victor pero lo miró a los ojos con algo de frialdad, recordándole que no podría hacerle más daño a nadie.
—¿Porque me dices esto? Parece que me confirmarás que tarde o temprano, me arrepentíre de mi decisión, yo amo a Florencia — Victor mando saliva, pues sentía su garganta seca, nunca nadie le había hablado desde el corazón.
— La Pasión y el amor son dos sentimientos diferentes, uno es una llamarada que con el pasar de su mismo fuego se apaga, el otro es un pequeño fuego que calienta más que la llamarada y no se apaga ni con una gran ola de agua — Inés sabía que Victor estaba encaprichado con Florencia, que tarde o temprano despertaria y se daría cuenta que ella no era la Compañera de su vida.
Victor se quedó con ese gran hueco en su pecho, Aurora siempre estuvo ante sus ojos como una hermana, jamás la vería como algo más, pero estás palabras le dejaban un vacío en su pecho, una duda
Pasaron los días
Llegó el día del cumpleaños de Victor, este estaba nervioso con la llegada de Romeo, no sabía en qué actitud llegaría el Alfa enemigo, pero deseaba tener paz después de años de un conflicto que nunca logro comprender.
Preparo una pequeña cabaña para Romeo y Aurora cerca de la casa principal, quería estar al pendiente de ellos, para no esperar sorpresa de los lobos más radicales.
Florencia estaba nerviosa, se baño en la tina con fragancias exquisitas de flores, quería que Romeo cayera a sus pies solo con olerla, tenia miedo que su hermana logrará convencerlo de dejar de amarla, pero a la vez siempre por debajeo a Aurora, ella no era una rival digna.
Victor entro al baño, se quitó la ropa, quería compartir una ducha con su esposa, deseaba tocarla, Florencia era un elixir para sus labios.
— No puedo, tengo que preparar el banquete — Florencia abandono la tina de inmediato, algo que enojo a Victor que la jaló del brazo algo enojado.
— Eres mi esposa, desde hace días no cumple con tus deberes, te recuerdo que tú misión es cuidar de mi y darle un hijo a la manada que lo guie en el futuro — Victor gruño, se estaba cansado del rechazó de Florencia que le hacía ver más una obligación que deseo hacer el amor.
— Estoy ocupada, querías un gran banquete y es lo que te estoy dando, al fin y al cabo eres el Amo — Florencia se soltó de su agarre, no iba a permitir que el la tomara de esta manera, se había cansado de fingir, ella deseaba en sus brazos a Romeo no a Victor que estaba lejos de complacer sus más bajos deseos.
Florencia tomó un poco de aire, le dió un beso en la boca y le pidió que se calmara, ella hacia esto por el.
Victor tomó un baño rápido y se colocó la mejor ropa que tenía, Romeo llegaría en pocas horas, y quería seguir demostrando poder y respeto.
Romeo empacó maletas para ir con Aurora pero una desagradable Noelia llegó con las maletas de Isabel.
— ¿Que hace Isabel aquí?— Aurora estaba enojada, la presencia de esta loba le incomodaba.
— La concubina oficial debe ir con el Alfa a todas partes, es una regla y espero que Romeo no desee romperla, la manada no lo vería bien — Noelia sabía que para Aurora sería una humillación, pues en su manada, la existencia de la concubina era una maldición tras las espaldas de una esposa, un señalamiento de no cumplir con sus obligaciones.
Aurora le suplico a Romeo, no podía ir con Isabela, Darío insistió y decidieron ir con aquella loba.
— Lo siento tengo que llevarla — Romeo miró a Aurora frunciendo el ceño, se sentía arrepentido.
Romeo se sintió incómodo, Aurora tomó aire, solo tomo la mano de su esposo mientras presentaba a Darío e Isabela como una pareja de esposo y sus acompañantes.
— Nos gustaría descansar antes de la noche — pide ella con una sonrisa.
Victor y Florencia los guian hasta la cabaña, El se acerca un poco a ella, verla y lo que le dijo Ines han dejado muchas dudas en su pecho.
—¿Cómo te sientes al lado de Romeo? Se que no debió ser fácil estás semanas para ti — El se sentía culpable de tomar una mala decisión, de haberla mandado a la boca del lobo, quería entender la razón.
— Soy feliz, mucho más de lo que imagine — Aurora sonríe, es verdad, a pesar de lo difícil de sus sentimientos, Romeo la hace feliz.
Al llegar a la cabaña, Romeo quiere descansar, es un viaje largo y necesita estar vital para la primera cena de las tantas en las que tendrá que soportar a unos lobos que nunca le agradan.
— Voy a bañarme en la cascada, no sabes lo mucho que deseaba poder mojarme en esas aguas — Aurora le da un beso a su esposo, pero Romeo la jala del brazo.
—¿Porque hablabas tanto con Víctor?— Se siente celoso e inseguro al ver cómo la cara de Aurora se iluminaba al regresar a su hogar.
— Solo quiere saber cómo estoy, es ama a Florencia y creo que eres tú quién tiene muchas cosas que resolver en tu cabeza — ella le da un beso y va a aquella cascada.
Victor se intenta tranquilizar, Aurora no es como su hermana, y jamás lo engañaría.
Se quita la ropa, le encantaba bañarse desnuda y sentir en su piel, su cabello se moja, ella es una diosa ninfa, su belleza se ha escondido en medio de su mojigateria.
Victor que caminaba por el bosque para pensar en sus pasos como líder, se encuentra con la escena.
La belleza de Aurora penetra los irís de sus ojos, mientras siente como su masculinidad responde ante su belleza, sintiendo algo que nunca pensó sentir por ella.
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