DOS HERMANAS, UN ALFA romance Capítulo 21

CAPITULO 20

Alexandra siente un nudo en su corazón, escuchar a Romeo decir que se quiere vengar de su padre le causa un terrible nudo, decide que es momento d enfrentarlo y que le diga la verdad.

—¿Porque dices eso de mi padre?— cuestiona mientras ella llega hasta donde el y le pide de manera cortes , con su tono suave y su gentileza a Darío que le dejé sola con su esposo.

Darío obedece.

— Mi amor, pensé que estabas hablando con Florencia — Romeo termina en medio de los nervios la copa de vino que tiene en su mano de un solo sorbo, la mirada de Aurora que busca respuestas es lo único que le causa una terrible presión.

— Lo hacia, me dejó claro que tú solo te estabas burlando de mí, y que solo me querias llevar a la cama para destruirme como lo hiciste con ella, pensé que estaba loca, pero ahora que te escucho hablar así de mi padre, quiero saber ¿Porque?— Aurora sube un poco el tono de su voz, está furiosa y no quiere desconfiar de el.

— Por favor, los dos no debemos una larga charla, no dejes que ideas se metan en tu cabeza — Romeo la toma de la mano sabe que debe explicarle, que debió hacerlo desde el primer momento al saber que ella era una Russo, pero prefirió el silencio y más cuando con el pasar de los días sus sentimientos hacia ella crecían.

— No hagas cosas buenas que parecen malas — Aurora se suelta de sus manos, esta enojada y en su rostro se puede ver su inconformidad mientras discuten en voz baja.

Victor sonríe, Florencia se acerca a su esposo mientras también observa la escena

— Espero que estés feliz, ya le arruinaste la noche, así que mínimo espero una joya en la mañana — Florencia bebe una trago de whisky mientras observa como Romeo intenta convencer a Aurora que nada pasa.

— Te lo mereces colega, compañera y socia, si el no la toca está noche, el triunfo es de los dos — Victor sonríe emocionado.

Los dos se despiden de la fiesta, y deciden ir a la cabaña, Aurora quiere empacar sus cosas, venír a su manada solo ha traído problemas a su pequeño paraíso de felicidad.

Pero Romeo desvía el camino le pide al chófer del carruaje dejarle a el manejar y le pide que se vaya, el mañana hablara con Víctor para que no lo regañe.

— No voy contigo a ningún lado, no va a pasar nada de lo que planeamos es claro que nuestra bella noche se estropeó — Aurora limpia una lágrima que sale de sus ojos, está llena de frustración al imaginar que su hermana tenía razón y el es un lobo lleno de secretos.

Nunca se sintió capaz de conquistar a un lobo con su belleza y su carente sensualidad, su hermana tenía razón ella no es lo que esperaban.

Romeo la toma de la cintura y la obliga a bajar del carruaje, la sube en su hombro mientras ella patalea, no quiere ir con el a ningún lugar que no sea la cabaña donde dormirán.

Cuando la baja, Aurora abre los ojos sorprendida, el lugar era hermoso, en medio de el bosque, Romeo construyó una tienda de campaña de velos blancos y rojos, parecía sacado de un cuento de hadas que se acompañaba con la naturaleza.

— No quiero tomarte, y menos si no quieres, pero si que en este lugar que prepare para los dos, escuches mi verdad, la que nos incluye — Romeo tomó la mano de Aurora.

Ella accedió.

Los dos entraron a aquella tienda y se sentaron en el suelo, que tiene velos y cojines para que sus pieles no rocen con el suelo.

—¿Que significa todo esto?— cuestiona ella mientras mira de lado lado, jamas imagino que el tuviera este toque romántico y bello que le demuestra.

— Eres el amor de mi vida, y la historia entre tu padre y mía es fuerte, pues él y el padre de Victor, Valerius, son los culpables no solo de la ruina de mi manada, si no de la muerte de mis padres — Romeo frunce el ceño.

Aurora niega con la cabeza

— No voy a escuchar esto, mi padre es un lobo justo y bueno, la manada lo respeta, no lo harían de ser el mounstro que me quieres dibujar en la cabeza — ella se levanta pero Romeo la toma de la mano.

Ella gira la cabeza y lo ve llorando, Aurora no puede creer que ese lobo fuerte este desconsolado.

— Solo escúchame, si después de eso te quieres ir e inclusive pedir la anulación, estoy dispuesto a darte todo — El necesita sacar ese dolor de su pecho y ella es la indicada para hacerlo.

Romeo la acuesta, lo primero que hace es quitarle el estorboso corpiño, no hay una imagen más excitante para el que los senos al descubierto de Aurora, tan redondos y suaves como las nubes del cielo, o por lo menos así deben sentirse de poder tocarlas.

Ella respira rápidamente, se siente más libre con su cuerpo, suspira nerviosa mientras Romeo repasa con su dedo índice las líneas de su piel, como si estuviera pintando con sus dedos el lienzo de su cuerpo.

Besa su cuello, en medio del frenesí no se da cuenta del moretón que dejó Victor en ese lugar y que ella intento cubrir con maquillaje.

Baja lentamente dejando una línea de saliva desde su cuello hasta sus muslos, abre las piernas de Aurora, su feminidad es delicada y suave, un deleite a sus ojos y a su boca.

Los gemidos de Aurora no se hacen esperar, mientras coloca la palma de su mano en su frente y cierra los ojos

— No pares — le suplica.

— Es solo el inicio — sonríe Romeo que sabe está noche los dos serán uno solo por siempre y acepta que ella es su luna destinada.

El chófer llega sin el carruaje lo que llama la atención de Victor.

—¿Dónde está el carruaje ?— le interroga.

— Su invitado me pidió el carruaje para dar un paseo con la señora Aurora — sonríe el Omega que recibe un empujón de Victor.

—¡¿Dónde los dejaste?!— le grita mientras la manada se queda en silencio sin entender el comportamiento de su Alfa .

— En ... En el bosque — dice nervioso el Omega.

Victor rompe con su mano la copa de vino que tenía, sabe lo que está pasando.

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