CAPITULO 32
Florencia decidió apoyar a su padre en su plan, no podía perder todo lo que había intentado tener solamente por no poder quedar embarazada.
Armando tenía dentro de su cabeza un plan muy bien armado, pero necesitaba que el consejo aprobara el divorcio de Aurora y Romeo para poder tener libertad de elegir sobre ella.
Romeo llega completamente furioso a la manada, siente que la rabia que tiene en su pecho se acumula cada vez más, no puede creer todo lo que sucedió y mucho menos que de cierta manera Víctor le ganó la partida.
Darío le pide que confíe en el concejo y que ellos tomarán la mejor decisión, pero él no cree en ellos pues no quisieron creer en su palabra en el pasado.
— Voy a entrar a la manada Alba de luna y me robaré a Aurora, voy a buscarla que regrese la manada y que podamos hablar de lo que sucedió — Romeo siente dentro de su pecho que debido a todo lo que hizo va a perder a su compañera.
Darío le recuerda que es una mala idea, debe pensar primero que todo en Aurora y ella se está recuperando de lo que sucedió, moverla agresivamente podría causarle la pérdida de su bebé.
— Tienes que ser sincero contigo mismo, en esta manada a pesar de que queremos mucho a Aurora, no tenemos los medicamentos y lo necesario para que reciba un buen tratamiento — Darío es consciente que aún no ha podido superarse desde el incendio, que Armando sea encargado de cerrar cualquier tipo de vía en el que la manada pueda surgir.
Lo único que le queda en este momento a Romeo es tener paciencia, le pide a Darío que lo deje solo en su habitación y agarra varias botellas de vino de su despensa.
Mientras las toma una tras otra prácticamente de un sorbo, no deja de pensar en todo el daño que le hizo a Aurora.
A pesar de sentir que se equivocó, aún no se quita de la cabeza que ella sí le fue infiel con Víctor, parecía que todo encajaba también como si fuera un rompecabezas destinado a llevarlo a la miseria, que solo desea olvidarse de todo esto y poder vivir tranquilamente como lo había hecho con ella.
Noelia no puede perder esta oportunidad, las leyes son muy específicas y cuando un Alfa, destierra o queda viudo, puede tomar su concubina como primera opción para ser su esposa.
Lo único que deseo es que Isabela le dé ese heredero, la obsesión de Noelia por ser parte de la familia lobil, data desde hace mucho tiempo.
Noelia siempre pensó que ella era la elegida para ser la esposa de Luciano, inclusive estaba esperando a que llegara su cumpleaños, sus padres ya habían preparado una gran fiesta pues toda la manada suponía que en este día, Luciano pediría su mano en matrimonio.
Pero nada sucedió como ella lo espero, el día de su cumpleaños su querido Luciano, escapó con Angelique y se casó con ella, no solo arruinando su cumpleaños que era una fecha esperada, si no quitándole la posibilidad de sus manos de tener el título de reina.
Sus padres para poder callar los rumores de la manada, la casaron de inmediato con otro lobo, pero este murió tiempo después y solamente les dejo como recuerdo a su hija Isabela.
Recuerda que cuando la cargo En sus brazos, Le juro con lágrimas en los ojos, que ella sí cumpliría el sueño de ser la reina de la manada.
De inmediato le compró una ropa algo sensual a su hija, quería que al verla Romeo no se pudiera resistir, era un lobo pasional y con la correcta estimulación la tomaría, aquella mujer estaba obsesionada con esa idea.
Isabela se sentía incomoda, ahora sabía que esto que sentía por el no era amor, si no que solo eran los caprichos de su madre, obsesionada por convertirla en algo que ella no quería.
— No más mamá, no quiero entregarme a Romeo, el no me ama — dice con lágrimas en los ojos, no quiere ser rechazada por el Alfa.
Su madre le da una fuerte cachetada, siente rabia y una terrible decepción
— Para ser reina se deben hacer sacrificios, los sentimientos son algo que no debe existir en la busqueda del poder — Noelia la jala del cabello y camina con ella hasta la habitación de Romeo.
Ella abre la puerta mientras su madre sonríe y se va, espera con confianza que Isabela cumpla su objetivo.
Romeo está ebrio, se acerca a ella pensando que es Aurora — Volviste mi amor — los dos se van a la cama, Isabela deja que el bese su cuerpo.
Llora, no quiere hacerlo con el, Romeo ya no es esa ilusión del lobo perfecto que siempre imagino, ahora es un lobo que ha perdido la cabeza.
Isabela continúa con el juego, pero se siente incomoda y Romeo por el alcohol se desmaya sobre ella.
—¿Venirme dentro de ti?¿Puedo? Lo deseo mucho — Darío acelera, sabe que esta cerca y desea dejar su semilla en ella
Isabela asiente con la cabeza, escuchar los gemidos de Dario le ocasiona una sensación que nunca pensó, su cuerpo se eleva mientras ella suspira acelerada, piensa que va a morir pero una sonrisa se dibuja en su rostro.
Darío la besa y ella lanza un grito que queda atrapado en la garganta de el, acaba de tener su primer orgasmo.
Los dos caen rendidos en la cama, Darío no deja de tocar su piel, ella fue suya.
— Yo hablaré con Romeo, se que el entenderá, no es el mejor momento por lo que sucede con Aurora pero se que no se negara — Darío la besa.
—¿Hablar que?— cuestiona Isabela que aún respira agitada mientras muerde su labio, está feliz de vivir lo que acaba de sentir y que parece aún está metido en su pecho que palpita rápido.
— Lo nuestro, se que tu madre será un problema pero con el apoyo de Romeo no habrá problema — Darío quiere que ella sea su esposa, quiere estar con ella y vivir lo que ha nacido en su corazón.
—¿Estás loco? Yo no puedo estar contigo más que a escondidas, soy la concubina de Romeo y a pesar de todo soy más respetada que solo ser la esposa del Beta, mi madre nunca me lo perdonará — Isabela se viste rápidamente, sus piernas aún tiemblan pero debe recomponerse, lo que él acaba de decir es un desproposito.
Darío se enoja, frunce el ceño —¡¿Que es lo que te pasa?!— Exclama mientras la jala del brazo — ¿Solo te metiste a mi cama para burlarte de mi? Yo quiero algo serio contigo —.
Isabela niega con la cabeza, ve que la ropa está manchada de sangre y se la lleva, su madre le explicó está estrategia.
Se va de allí y le pide perdón a Darío.
Ella se desnuda y se acuesta al lado de Romeo dejando la ropa con sangre cerca de el, llora al saber que Darío nunca la perdonará.
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