CAPITULO 41
Romeo no estaba satisfecho con la idea, sabía que la presencia de Florencia y de Victor en sus vidas, solo traeria más problemas.
— Mi esposa no te puede ayudar, llévate a tu hijo — Romeo uso su tono de voz más imponente, no permitiría que se burlaran de su tragedia cuando ellos la habían provocado.
— Aurora, mi bebé puede morir de hambre, se que eres la indicada para ser la madre de leche de mi bebé — Florencia miró con algo de altanería a Romeo, era una manera de desafiar su autoridad en frente de todos.
— Estamos aquí en son de paz, espero que puedas entender Romeo que mi prioridad es mi familia — Las palabras de Victor eran una mentira, ver a Aurora le confirmó que no la había olvidado y detestaba saber que ella no era su compañera eterna.
— Lo haré, no tengo que pedirle permiso a nadie — Aurora accedió ser la nodriza del pequeño Lucius, su corazón sentía un calor que no podía explicar, era un sentimiento que la hacía sentirse unida al bebé, creyó que por la depresión de la perdida de ese bebé que no superaría tan fácilmente.
— Tu no vas a ir a Alba de luna, te lo prohibo — Romeo no podía dejar que ellos se la llevarán, sabía lo que acarrearía esto, que llenarán la cabeza de Aurora de ideas.
— No es necesario, se que por nuestro hijo, Victor me permitirá quedarme aquí por una temporada, espero que no rechaces el gesto de paz, y mucho menos que niegues un deseo de mi hermana — Florencia de inmediato tuvo una sonrisa malévola, estaría cerca de Romeo, era lo que había querido desde el primer momento.
— Ya me quitaste a mi hijo, me quitaste la dignidad y la vida, no me quites a mi familia — Las palabras de Aurora estaban cargadas de odio, de rabia hacia Romeo, lo veía como el culpable de su historia, quizás deseaba vengarse pero su amor por el aún era tan grande, que el odio dejaba de existir.
— Está bien, pero solo será hasta que el bebé esté fuerte — Romeo suspiro tomando aire por la nariz, no deseaba incomodar más a Aurora, y de cierta manera quería demostrarle que no era esa bestia.
— Teniendo en cuenta ese gesto de amabilidad, ya es muy tarde, ¿Me podrían dar posada por esta noche?— Victor quería encontrar el momento para hablar con Aurora.
— No, vete — Romeo gruño y sonó seco, el verdadero culpable era Victor pero Aurora parecía no querer oírlo.
Rogelio que se acercó en ese momento al escuchar la discusión, se acercó a su sobrino recordándole que debía ser hospitalario, era una de las tradiciones de Luna azul.
—¿Que opinas, Aurora? Eres la reina de la manada y está en ti ser hospitalaria¿No hay espacio en tu morada?— Victor retaba también a Romeo, lo miraba con arrogancia.
— En casa hay mucho espacio, ordenare que les preparen una cama a tus guardias y a ti — Aurora entro a la casa con el bebé de su hermana en los brazos, de inmediato ordeno a Noelia que organizará todo para recibir a los invitados.
— ¿Perdón?— Noelia frunce el ceño — Te recuerdo que soy la mamá de la loba que le dará un heredero a el Alfa, que si tuvo un vientre lleno de vitalidad —.
Aurora se levantó imponente, le entregó el bebé a una de las Omegas que esperaba sus instrucciones.
— Eres la mamá de una concubina y yo soy la reina de la manada, no me importa que Isabela tenga a el primer bebé de Romeo, mientras eso no suceda me debes obediencia, organiza todo o lárgate de mi casa — Los ojos de Aurora parecían una llamarada de fuego, ya no era la misma loba sumisa, que agachaba la cabeza.
Noelia se quedó con la boca abierta, no supo que decirle ni como callarla, solo se quedó en silencio y asintio con la cabeza.
Romeo estaba intranquilo con la presencia de sus enemigos en casa, la cena fue incomoda, los ojos de Victor parecían no irse de los de Aurora.
— Si esto es parte de tu plan para alejarme de mi esposa y de mi derecho de estar con ella, te juro que voy a defenderme con los dientes — Romeo gruño mientras le ofrecía un trago a su enemigo.
— Romeo, quien alejo a Aurora fuiste tú, no yo — sonrió Victor , noto desde su ingresos de los problemas de la pareja, no logro separar su matrimonio pero si a ellos y ese era un gran paso.
Tarde en la noche, Aurora camino por el jardín, después de la perdida de su bebé, no podía dormir con facilidad, le gustaba mirar a la luna, se había prometido no derramar una lágrima más, y desde ese día parecía que su corazón se había secado de lágrimas.
Romeo tenía una sonrisa relajada, miró a Victor con algo de altivez al sentirse el ganador.
— Ya la escuchaste, creo que lo mejor es que nos dejes en paz — Romeo le recordó lo alejado que estaba de la vida de Aurora.
—¿Sabes que sucedió hoy? yo supe que había perdido a Aurora cada vez que veía sus ojos, pues estando cerca de ti o solo diciendo tu nombre, habia un brillo, uno que nunca ví en nadie más, pero hoy note como ese brillo se apagaba, y ahí es donde yo tengo una oportunidad — Victor no dejaría que la pelea terminará.
Romeo no supo que decir, esa seguridad del amor de Aurora estaba apagandose, sabía que ella lo amaba pero tenía miedo que el odio fuese más fuerte.
Subió a la habitación de Aurora.
— Confíe en ti, se que no es mucho más de lo que te ofrecí antes, pero sabía que no te irías con el — Romeo la tomó de la cintura a la fuerza y la beso, esperaba que ese beso rompiera el hielo de su corazón.
Aurora por un segundo sintió que su pecho estaba muriendo de amor por el, que sus labios eran un elixir que le movía el pecho.
Lo empujó y le dió una cachetada.
— Sin mi bebé, tu confianza no me sirve de nada, no me cuídaste ni creíste cuando te necesite — Los ojos de Aurora volvían a esa tristeza.
Romeo se arrodilló —¿Que hago para que me perdones? Estoy dispuesto a morir de amor por ti, pídeme lo que quieras — el lobo sentía como su voz se quebraba.
— Dame mi libertad y anula el matrimonio, eso es lo mejor que puedes hacer por mi — Aurora lo miró a los ojos, quería terminar con todo.
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